Ha ocurrido en la ciudad canadiense de Ottawa, en el colegio l'enfant aux 4 Vents que posee una de las más estrictas normas sobre traer comida a clase que he visto jamás. Si traes comida te expulsan tres días y si esa comida contiene cacahuetes, entonces ya puedes ir buscándote otra escuela.
Todavía recuerdo en mis tiempos en que las normas de los colegios empezaban a cambiar y muchos profesores y padres protestaban porque ya no se podía expulsar a los alumnos de clase, o al menos no con la misma facilidad que en épocas anteriores, y así toda la clase tenía que soportar las gamberradas de unos pocos. Parece ser que en Canadá no tienen ese problema y una niña de dos años ha sido expulsada por introducir un sandwich en clase.
Los hechos
Una mañana como cualquier otra Faith Murray no quiso tomarse su sandwich del desayuno, así que su padre, al igual que hubiera hecho yo, al darse cuenta que no había tiempo para ponerse a convencer a la pequeña para que se tomara su desayuno la dejó que se lo llevara consigo durante el camino hasta el cole, con la esperanza de que se lo terminase antes de llegar.
El problema es que con las prisas, el papá no se dio cuenta que la niña había metido el sandwich en la mochila. No creo que Randy, que así se llama el padre de la niña, se imaginara nunca el lío que iba a montarse debido a su pequeño error y a que su hija se comportase como una buena niña ordenada. A mi no me hubiera pasado, pues el sandwich hubiera acabado en el asiento o en las alfombrillas del coche.
Nada más llegar a clase uno de los profesores descubrió el sandwich (me gustaría saber el sistema de detección de olores que tienen montado en esa escuela). "Nada más haber entrado uno de los profesores me la devolvió diciéndome que estaba expulsada, pensé que era una broma." comentó Randy a la cadena CBC News.
Los cuidadores del centro le dijeron que podía dejar a su otro hijo de 4 años en el centro pero que la pequeña Faith debía irse a casa. "¿Por qué iba yo a llevarme a uno de mis hijos y dejar al otro en clase?" Así que sin más se llevó a sus dos hijos a casa, "así al menos pasaremos un día juntos" comentó Randy.
El padre está tan ofendido por lo que él ve un error sin intención que podría haberse gestionado de otra forma igual de efectiva y más respetuosa con el error cometido, que ha sacado definitivamente a sus dos hijos del centro.
El director del centro, justifica estas medidas debido a que tienen varios niños con diferentes tipos de alergias alimenticias. "Los padres nos dejan a sus hijos con toda tranquilidad porque saben que existen y aplicamos esas medidas de protección", afirma Ducharme. Además existe un cartel de advertencia en la entrada del centro, el problema es que está en francés, idioma que Murray no conoce muy bien y por tanto no pudo entender qué ponía en el cartel.
Desde mi punto de vista me parece un reacción excesiva ante un hecho fortuito. Estamos de acuerdo en que un centro debe de extremar las precauciones y evitar, en la medida en que sea posible, reacciones alérgicas en los pequeños. Desconozco como es el funcionamiento interno del centro, pero basándome en los que conozco, ese sandwich podría permanecer dentro de la mochila al menos hasta el verano o hasta que su olor le delatara. Es más, en el caso de mi hijo pequeño aún encuentro los caramelos de cumpleaños meses más tarde de que se hayan celebrado.
Supongo que si tienen medidas así para los contrabandistas de comida casera, ¿qué otras medidas tendrán cuando llegue la hora de comer? ¿Llaman a la Policía Montada cuando llevas al niño con otitis (que por cierto no vendría mal que se hiciera aquí)? Todos sabemos que un ataque anafiláctico es muy peligroso, pero creo que bastaría con registrar las mochilas y dar un aviso a los padres. A parte de tener muy claro que todo el mundo haya leído y entendido los avisos.
¿Qué os parece la medida, excesiva o justificada?
Foto de | Lars Plougmann en Flickr Vía | cbc news