Cómo responder cuando otros hacen comentarios sobre el cuerpo de tus hijos

Cómo responder cuando otros hacen comentarios sobre el cuerpo de tus hijos
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Hace algunos días tocamos el tema sobre los comentarios que muchos escuchamos durante nuestra infancia y adolescencia, relacionados con la alimentación y el cuerpo, explicando por qué es importante que como padres evitemos decir ciertas frases que pudieran propiciar la aparición de desórdenes alimentarios en el futuro.

Pero, ¿qué pasa cuando lo hace alguien más? ¿qué hacemos cuando esos comentarios van dirigidos a nuestros hijos? ¿cómo debemos reaccionar? Te damos algunos consejos sobre cómo responder cuando otras personas hacen comentarios sobre el cuerpo de tus hijos.

Comentarios incómodos

Aunque hoy en día hemos avanzado mucho en cuanto a los estereotipos de belleza y las críticas hacia el cuerpo de la mujer respecto a su peso, hay una parte de la población sobre la cual algunas personas aún se sienten con el derecho de opinar sobre sus cuerpos: los niños.

Nunca falta el comentario señalando algo en particular de ellos, que si bien puede no ser malintencionado, no deja de ser molesto, como el típico "qué flaquita es" o "es rellenito, nada que ver con su hermana".

Aunque este tipo de comentarios puede venir de desconocidos o de personas con las que no tenemos una relación cercana, también es común que provenga de amistades o personas mayores, como los abuelos de nuestros hijos o nuestros tíos y familiares que pertenecen a una generación mayor a la nuestra.

La mayoría de los adultos que rompimos con la cultura de la dieta hemos aprendido a ignorar esa clase de comentarios, principalmente debido a que entendemos que es difícil transformar décadas de una mentalidad así y realmente no podemos evitar que otras personas los hagan.

Por ello, además de saber cómo responder a las personas que hacen esos comentarios, también debemos preparar a nuestros hijos para que no se vean afectados por ellos.

Habla con tus hijos

Una de las cosas más importantes que debemos hacer, es educar a nuestros hijos para que esa clase de comentarios no les afecten, pues es posible que alguna vez les toque escucharlos.

Habremos de hablarles de forma positiva sobre su cuerpo, reconociendo todo lo que hace por ellos y la importancia de cuidarlo y ser amable con él. Desde luego, es importante poner ejemplo en todo esto y hacerlo también nosotros mismos, evitando hablar del peso y teniendo conversaciones amables sobre nuestro cuerpo.

Por otro lado, si son suficientemente mayores para comprenderlo, incluso podemos explicarles de la diferencia generacional en cuanto a la forma de pensar, de modo que tampoco se tomen personal lo que dicen personas que ellos puedan querer, como sus abuelos.

Respuestas concisas y precisas

La segunda parte, es prepararnos para el inevitable momento en el que alguien pueda hacer un comentario sobre el cuerpo de nuestros hijos. Como lo hemos mencionado, intentar cambiar la mentalidad de las personas no es cosa sencilla y tratar de hacerlo podría ocasionar descontento o distanciamiento (y en lo personal, creo que no vale la pena llegar a esto cuando se trata de las personas que nos importan).

Naturalmente, si vemos que podemos hablar del tema y educarles acerca de la importancia de no hacer esa clase de comentarios, habremos de aprovechar el momento para hacerlo. Pero si preferimos evitar el conflicto o es una persona que difícilmente cambiará de parecer, estas son algunas frases que puedes usar como respuesta:

  • "¡Mejor no hablemos sobre el peso!". Dicho de forma ligera y casual, como al evitar hablar de política o religión - otros dos temas que pueden generar desacuerdos.
  • "No hablamos del cuerpo de los demás". Una respuesta breve y directa que cierra la conversación y que, como lo mencionamos hace tiempo cuando hablamos del embarazo o de la adolescencia, aplica para todas las personas y etapas de la vida.
  • "Yo pienso que se ve muy bien/luce genial". Esto podemos decirlo cuando hagan comentarios sobre el físico de los niños o en el caso de que alguien haga una observación innecesaria sobre lo que llevan puesto.

Las respuestas pueden variar o ser más extensas de acuerdo con lo que el momento requiera, pero he encontrado que utilizar frases cortas que redirigen la conversación es la mejor manera de frenar esos comentarios, y de paso enseñamos a nuestros hijos a poner límites de forma educada.

Otra alternativa, que es la que muchos adultos optamos por hacer y especialmente en el caso de encontrarnos con personas difíciles, es simplemente ignorar el comentario y pretender que no hemos oído nada, restándole importancia y continuando con la conversación - pero hablando posteriormente con nuestros hijos si vemos que el comentario les ha caído mal.

En relación a esto último y como consejo final, también es importante que después de haber pasado por algo así nos aseguremos de hablar con nuestros hijos, tanto para revisar que no se hayan visto afectados por esos comentarios, como para explicarles por qué algunas personas los hacen y las formas en las que pueden responder o reaccionar ante ellos si ocurriesen de nuevo.

Foto de portada | Madre e hija en Freepik

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