Si tenéis niños en edad escolar, habréis comprobado a fuerza de músculo que sus mochilas muchos días pesan demasiado, sobre todo en Primaria. Algunos de nosotros mismos tendríamos que visitar al médico por sobrecarga muscular, tirones o dolor de espalda después de llevarla durante unos cuantos días seguidos, así, sin calentar. A las libretas, estuches, libros, almuerzo... en ocasiones se suman las bolsas de Educación Física, la flauta... y no digamos si han de llevar también algún material para una extraescolar que realicen tras las clases en el mismo colegio.
Así es fácil que la mochila supere los cinco kilos. Sin embrago, un niño que pese 20 kilos no debería llevar una mochila que superara los 3 kilos. Ni con 30 kilos se debería llegar a los 5 de peso en la mochila escolar. Y la mayoría de nuestros niños aún no está en ese peso corporal, sin embargo sus mochilas no se ciñen esa recomendación.
Con este panorama y teniendo en cuenta que no se trata de casos aislados, no es de extrañar que los problemas de espalda sean cada vez más frecuentes en la población infantil y que entidades médicas como la Asociación Española de Pediatría adviertan de los peligros de cargar demasiado las mochilas escolares. También es habitual que los padres seamos quienes carguemos con las mochilas cuando podemos, con el consiguiente riesgo también para nuestra salud si tenemos más de un hijo.
Los pediatras recomiendan que el peso total de la mochila no exceda el 15% del peso del niño o niña y que preferiblemente se lleven mochilas a la espalda (sobre los dos hombros y con el peso bien repartido). Los carritos con ruedas pueden ir bien si el peso de la mochila es mucho y no se transita por un terreno irregular.
¿Qué se puede hacer para disminuir el peso de las mochilas del cole?
Para evitar la sobrecarga de las mochilas escolares, muchas editoriales ya imprimen sus libros de texto separados por trimestres, medida insuficiente (pero preferible a llevar tres en uno durante todo el curso).
Ojalá también se extendiera el uso de archivadores con fundas de plástico para ir poniendo el material del día a día en lugar de una libreta grande para cada asignatura.
Ojalá no se enviaran tantos deberes, para que los libros y libretas pudieran permanecer tan tranquilos en las aulas, sin necesidad de tanto trasiego.
También se podría disponer de taquillas seguras y accesibles para los alumnos, para guardar determinado material (para hacer gimnasia, música, plástica...).
En fin, que hay distintas maneras de aligerar las mochilas, se dice que querer es poder, pero habría que estar muy por la labor y suponen muchos cambios y en ocasiones una inversión en los colegios que en los tiempos que corren no parece muy factible. Pero sin duda nos ahorraríamos daños en músculos y articulaciones y muchos dolores de espalda, de cuello, de hombros... provocados por el sobrepeso en la mochila.
De momento, son medidas de las que no nos podemos beneficiar en casa, así que toca repartirse el peso de la mochila escolar como una buena familia y a cruzar los dedos para que algún día les digan que pueden dejar los libros allí. Los días de excursión, yo creo que parte del regocijo de los niños viene de no tener que cargar con tanto peso...
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