Sofocados. Ahogados. Así estaremos estos días en la mayor parte de España debido a la ola de calor que llega a nuestro país. Los niños son muy vulnerables a las altas temperaturas, por eso es importante tomar precauciones para evitar problemas como la deshidratación o un golpe de calor.
Os dejamos a continuación algunas recomendaciones a tener en cuenta estos días en que el sol y el calor aprieta con fuerza.
Ofrécele agua con frecuencia
Los bebés y niños, debido a que tienen un mayor porcentaje de agua en su cuerpo y un equilibrio más débil, se deshidratan más rápido que los adultos. De ahí la importancia del consumo de agua en los más pequeños. Es clave reponer con frecuencia al organismo el agua que van eliminando a través de la orina y el sudor.
No se debe esperar a que tengan sed, ni tampoco atiborrarlos, pero sí mantener siempre a su alcance una botella o cantimplora con agua fresca para que puedan hidratarse constantemente.
La cantidad de agua diaria que debe beber un niño es de entre 50-60 ml por cada kilo de peso, es decir medio litro de agua para un bebé de 10 kilos, por ejemplo. Hay que anticiparse a la sensación de sed. Los expertos recomiendan darles agua, zumos o lácteos cada dos horas.
En bebés menores de seis meses
Una de las dudas que surgen, sobre todo en verano, y que siempre explicamos es que no es necesario ofrecerle agua extra a los bebés que toman lactancia exclusiva, ya sea materna o artificial, antes de los seis meses de edad.
Si toma leche materna, basta con aumentar las tomas, es decir, dar el pecho con más frecuencia. Y si se alimenta con leche artificial, la cantidad de agua que ingiere en cada biberón preparado es suficiente para evitar la deshidratación.
Ponle gorras, sombreros, gafas....
Ante temperaturas altísimas, como estamos teniendo estos días, el mecanismo de termorregulación del organismo puede verse afectado y no actuar adecuadamente.
Por eso, todo lo que tengamos a mano para cubrir a nuestros hijos del sol será necesario, como por ejemplo gorras, sombreros, pañuelos o cualquier cosa que les proteja de los rayos de sol directos sobre la cabeza. No olvides el uso de gafas para proteger los ojos del bebé, puesto que son más sensibles que los de los adultos a la radiación ultravioleta.
Ponle las menores prendas posibles de tejidos ligeros y transpirables como el algodón o el lino y no le abrigues para dormir.
Refréscale la piel
Por lo general, antes de los seis meses no bañamos a un bebé en el mar o en la piscina, ya que su piel es muy sensible al salitre o a los químicos utilizados para el mantenimiento del agua. Pero es no quiere decir que no puedas refrescarle con un poco de agua del grifo.
Ponla primero en tu mano y pásale un poco de agua por los brazos, las piernas y especialmente, por la cabeza y la nuca, por donde los niños suelen sudar más. También puedes usar un vaporizador de agua.
Usa siempre protector solar
Antes de los seis meses es preferible no usarlo, debido a que su piel es muy delicada, salvo que sea especialmente formulado para la piel de los más pequeños. Sino, es mejor no exponer al bebé al sol.
En niños mayores, utiliza siempre una crema con factor de protección solar por encima de 20 SPF (según el más adecuado para su tipo de piel).
Debes aplicarlo por todo el cuerpo unos veinte minutos antes de la exposición al sol, también en esos sitios que solemos olvidar como orejas, empeines y nuca, y renovarlo cada dos horas.
Busca la sombra
Si vais a la piscina o a la playa, procurad tener una zona de sombra para cubrir al bebé con parasoles, sombrillas o lonas, también hay unas tiendas muy chulas.
Sino, buscad la sombra de un árbol o manteneos dentro de casa con el ventilador o el aire acondicionado encendido, procurando que no le dé el flujo directo al bebé.
Evita la exposición en las horas de más calor
Cuando el sol aprieta no hagáis hazañas. Nada de salir en bici a las cuatro de la tarde ni jugar al fútbol al mediodía. Si vais a hacer actividad física intensa, mejor a primera hora de la mañana o a última de la tarde.
Entre las 11 de la mañana y las 6 de la tarde evita exponer al bebé y a los niños a los rayos del sol directo. Cuando no es posible con niños más mayorcitos, no olvides los consejos que hemos dado más arriba.
Jamás lo dejes dentro del coche
En un coche cerrado, la temperatura aumenta de manera impresionante, tanto que podría llegar a freírse un huevo. Literalmente, se cuecen. Por tanto, no dejes jamás, ni aunque sea sólo por un minuto, a tu hijo dentro del coche bajo el rayo del sol.
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