Cómo saber si una mochila portabebé es ergonómica: siete características en las que debes fijarte
Portear a nuestro bebé desde que nace y continuar haciéndolo hasta que porteador y niño decidan, es una de las experiencias más bonitas de la maternidad. Además, el porteo tiene innumerables ventajas para el bebé, ya que le ayuda a calmarse al estar en contacto directo piel con piel, alivia los síntomas de reflujo y cólicos, o incluso previene la plagiocefalia y la displasia de cadera.
Pero para que el porteo sólo tenga beneficios positivos en el niño (y también en el porteador) es necesario que este sea respetuoso y ergonómico, algo que por desgracia no se consigue con todos los portabebés o mochilas que podemos encontrar en el mercado.
Hoy te contamos cómo puedes saber si estás, o no, ante un portabebés ergonómico, y cuáles son las características principales que debes tener en cuenta a la hora de adquirir una mochila que respete la fisionomía del bebé y del porteador.
Porque no sirve cualquier mochila, y el hecho de adquirirla en una gran superficie, verla anunciada en televisión o siendo utilizada por una celebritie no es garantía de un porteo ergonómico.
Lo más recomendable siempre es acudir a tiendas especializadas y dejarse asesorar por profesionales del porteo. Pero mientras, estas son las características que debes tener en cuenta a la hora de comprar una mochila ergonómica:
Las piernas deben ir en posición M o "ranita"
Dentro del útero materno los bebés están completamente encogidos y con sus piernas flexionadas, y cuando nacen mantienen la columna arqueada de forma natural durante mucho tiempo.
Esto es algo que podemos observar fácilmente cuando tomamos en brazos a un recién nacido o un bebé de pocas semanas, le ponemos boca abajo sobre nuestro pecho, o le situamos boca arriba en la cama.
Esta posición, que llamamos "ranita", no es posible con el uso de una mochila no ergonómica, pues en ellas el bebé va "colgado" sobre sus genitales y con las piernas estiradas, perjudicando el correcto desarrollo de su espalda y cadera.
Por tanto, y atendiendo de momento a este punto, una mochila ergonómica es aquella que:
- Nos permita colocar a nuestro bebé con las piernas separadas y sin estar forzadas,
- las rodillas flexionadas a la misma altura que el culito -o ligeramente más elevadas-,
- y que no le obligue a enderezar su espalda.
Pero ojo, porque las asesoras de porteo advierten que el hecho de que el bebé lleve las piernas en posición ranita no significa necesariamente que la mochila sea ergonómica, ya que muchas de ellas no tienen un puente suficientemente ancho como para permitir una correcta apertura de las piernas más allá de los primeros meses de vida. De manera que a medida que el bebé va creciendo, sus piernas se van estirando cada vez más hasta acabar literalmente "colgado".
En esta web de porteo nos aconsejan fijarnos en el puente de la mochila que separa las dos piernas: un puente ancho favorecerá la posición ranita, pero un puente estrecho de 10 o 15 cm no es suficiente para asegurarnos un porteo ergonómico.
La mochila debe adaptarse al bebé
El sorpote que necesita un bebé recién nacido no es el mismo que necesita un bebé de varios meses que ya se mantiene erguido, o incluso un niño de corta edad. Poco a poco, el bebé dejará de estar encorvado, perderá la forma de "C" característica de su espalda y su pelvis se abrirá propiciando una mayor apertura de piernas.
Es importante que la mochila respete la evolución natural del niño y no le obligue a adoptar posiciones para las que no está preparado. Algunas mochilas son evolutivas y van creciendo con el niño, pero otras están indicadas exclusivamente para un determinado periodo de tiempo.
Por eso, si queremos portear a nuestro hijo pero no tenemos experiencia con el uso de portabebés, lo más recomendable es consultar con una asesora especializada en porteo, ya que no todas las mochilas (aunque sean ergonómicas), son adecuadas para el recién nacido.
Pegadito a ti, a la altura de tus besos
Otra de las principales características que debe tener una mochila ergonómica es el contacto piel con piel entre porteador y bebé, sin nada que impida o dificulte mirar a tu hijo a los ojos cuando porteas delante, acariciarle o besarle simplemente con inclinar tu cabeza.
Además, la cabeza del bebé nunca debe quedar por encima de nuestra barbilla, ya que esto interfiere en nuestro ángulo de visión y podría provocarnos caídas al caminar, ni tampoco por debajo del pecho. Si porteamos a la espalda, el bebé debe quedar lo más arriba posible para tener un mejor control.
Así pues, si la cabeza de nuestro bebé nos queda tan baja que nos impide besarle agachando nuestra barbilla, o bien la mochila que llevamos no es ergonómica, o sí lo es pero no está correctamente ajustada.
Tejido suave y flexible
Los portabebés y mochilas ergonómicas deben adaptarse al bebé como si de un guante se tratara, sin contrafuertes, cremalleras, broches o estructuras rígidas que toquen su cuerpo y puedan incomodarle o dificultar su posición natural.
Respetan la fisionomía del porteador
Pero además de suavidad y flexibilidad para el bebé, la mochila ergonómica debe ser respetuosa con el porteador y no llevar broches, soportes o correas que se claven en la espalda, hombros o zona lumbar.
Igualmente, el porteador debe poder ponerse y quitarse la mochila sin ayuda en un sencillo gesto, así como ajustar los tirantes y correas con independencia de su fisionomía y altura. Y es que es frecuente que las mochilas no ergonómicas no se adapten al cuerpo del porteador, impidiendo un correcto y cómodo ajuste.
Por otro lado, el peso del bebé debe quedar repartido de forma más o menos equitativa entre hombros, espalda y caderas, ya que cuanto más y mejor se reparta el peso más cómodo y placentero será el porteo.
Sujección de la cabeza
Pero además de permitir al bebé mantener la forma de "C" de su espalda gracias a su tejido suave y flexible, la mochila ergonómica también debe sujetar su cabeza, prestando un soporte envolvente cuando sea necesario (esto es, en los casos en los que aún no mantiene la cabecita, o se queda dormido y necesita sujección).
No permiten colocar al bebé de frente
Una mochila ergonómica jamás debería dar la opción de colocar al bebé de cara al mundo. Esta es quizá la premisa que nos puede hacer reconocer de forma rápida y fácil si estamos ante un portabebé ergonómico o no.
Además, el bebé pierde el contacto visual con su figura de apego (no nos ve, no sabe que estamos), no tiene el debido soporte en su cabeza, se sobreestimula y no encuentra refugio si tiene miedo, ansiedad o simplemente quiere dormir.
Por ello, con independecia de la edad del niño y de la forma en que decidamos portear (delante, a la espalda o a la cadera), un portabebés ergonómico no debe permitir colocar a nuestro hijo mirando hacia el frente.
Y de nuevo, los expertos en porteo ergonómico alertan de algunas mochilas que se venden como "ergonómicas" sin serlo, pero que pueden confundir al comprador. Este tipo de mochilas muestran imágenes de porteo con bebés pequeñitos mirando hacia dentro, pero cuando el niño es algo mayor permiten la opción de colocarle mirando hacia afuera.
Así pues, olvidemos los consejos de la gente que nos inste a colocar a nuestro hijo de frente "para que no se aburra" o "vea el mundo". Con una mochila ergonómica nuestro hijo será porteado de forma respetuosa con su fisionomía y podrá ver el mundo igualmente por ambos lados.
Esperamos que estos consejos os resulten de utilidad a la hora de escoger una mochila portabebé ergonómica. Y recordad que en caso de dudas, nadie mejor que un experto en porteo para aconsejaros la mejor opción en vuestro caso.
Más información | Red Canguro
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