¿Qué puedo hacer si mi hijo tiene miedo a los extraños?
El miedo o temor es una emoción primaria que se deriva del rechazo natural al riesgo y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano. Es un estado natural de alerta ante algo que podría suponer un peligro y son totalmente naturales en los bebés y niños (en cualquier persona, en realidad, como muestra del instinto de supervivencia). A lo largo de la infancia aparecen muy diferentes miedos, y hoy nos centramos en uno muy particular: el miedo a los extraños.
Mientras que alrededor de los dos meses el bebé empieza a diferenciar rostros humanos y probablemente a sonreír, sin diferencias las caras, esto cambia un poco más adelante. Es sobre los seis meses cuando el bebé puede empezar a tener miedo a los extraños. A esta edad el pequeño ha madurado y diferencia claramente a los allegados de los que no lo son, también se conoce un poco más a sí mismo, es más consciente.
Entonces, el bebé se siente seguro cuando está en los brazos de mamá, o con papá y los hermanitos o personas muy conocidas para él, pero el resto de personas son extraños y no se siente a gusto con ellas, incluso se pone a llorar cuando se le acercan o lo demuestra con gritos, agitación, sudación, tensión muscular... No lo apreciamos, pero su ritmo cardiaco se acelera. Como vemos, no es nada agradable.
Este miedo también es posible que suceda cuando cambia algo en la apariencia de sus conocidos: cuando papá se quita las gafas, cuando mamá cambia el color de pelo, el hermanito se disfraza... Lo que sucede es que no los reconoce y para los bebés, si no ven a mamá o papá, es que no están. Por suerte, enseguida os reconocerá de nuevo y se irá acostumbrando a los cambios.
Qué hacer si mi bebé tiene miedo a los extraños
El bebé empieza a mostrar su personalidad, pero podemos ayudarle a superar esos miedos, sin forzarlos, pero teniendo en cuenta que tendrá que relacionarse con otras personas, adultos y niños. Estos son algunos consejos que podemos seguir los padres si el niño tiene miedo a los "desconocidos". Hablamos de personas cercanas, como familiares a los que no ve todos los días, aquellas personas que serán sus cuidadoras... y no de extraños literalmente:
No hemos de intervenir activamente en el rechazo sino calmar a nuestro bebé, abrazarlo y seguir conversando naturalmente con esa persona, que vea que tenemos confianza y estamos a gusto junto a ella. No lo pongas en sus brazos ni lo acerques para que le dé un beso...
No dejes solo al bebé con esas personas que le dan miedo. Al principio, los pequeños necesitan la presencia de mamá o papá como "garantía de seguridad" y solo de esta manera se acostumbrará a su presencia.
Procura que las personas desconocidas o que has visto que le dan miedo al bebé se acerquen lentamente a él, no le den ningún sobresalto recordemos que la aparición de "objetos inesperados" es uno de los miedos del bebé en este momento), no le hablen gritando (los ruidos fuertes también le asustan) y si puede ser, que se pongan a su altura, intentando que el bebé las vea como un igual.
Intenta que la iniciativa de contacto parta del bebé, que no le hablen o lo cojan esas personas "extrañas". Muchas veces, si la persona "desconocida" no le hace caso, no tardará en "acercarse" el pequeño para llamar su atención. Por eso, lo mejor es mostrar confianza con dicha persona pero dejando al margen al bebé, hasta que él dé el primer paso.
Cuando el bebé empiece a corresponder mostrando su interés, la persona extraña podrá corresponderle poco a poco y cada vez con un mayor acercamiento: sonriendo, hablándole, dándole algún juguete... y por último cogiéndolo en brazos o dándole un beso.
Cuando el bebé empiece a corresponder al desconocido, aprovecha para hablarle explicándole quién es, en una especie de presentación que se repetirá las veces que haga falta, en días sucesivos...
Sin prisas: dale tiempo a tu bebé. La verdadera confianza con una persona va a llegar al cabo del tiempo y gracias a un contacto frecuente. Es entonces cuando una persona deja de ser extraña y se convierte en alguien cercano con la que el niño se siente seguro.
Evidentemente, estos consejos son para aquellas personas con las que el bebé se va a tener que familiarizar, pues no se nos ocurría decirle a un extraño que quiere curiosear sobre cómo es el bebé que se acerque poco a poco, o mostrarnos amables con ellas si no los conocemos, etc. Pero es que tampoco haría falta que se acercaran estas personas, por lo tanto, lo mejor es proteger a nuestro bebé diciéndoles que tiene miedo a los extraños y no forzar una situación incómoda para el bebé y para nosotros.
En el caso de personas de nuestra confianza que tienen que tratar con él esporádicamente, como el pediatra, seguramente tocará pasar un mal rato en la consulta, pero esperamos no tener que volver demasiado a menudo y puede que en la próxima revisión el niño ya haya superado la etapa de miedo a los extraños (o no lo sienta con tanta intensidad).
La etapa del miedo a los extraños puede durar hasta que cumplen los dos años aproximadamente. En ocasiones es mucho antes, en la etapa del gateo, cuando empiezan a ampliar su autonomía, cuando los bebés empiezan a no tener miedo a los desconocidos, pero más habitual es que este cambio suceda alrededor del año y medio.
Es distinto el caso de niños extremadamente tímidos, cuando a pesar de que crecen tienen esta timidez, diferente al miedo. Si crees que tu hijo está sufriendo por esta timidez, acude a un especialista.
En definitiva, la etapa en la que los bebés tienen miedo a los extraños es totalmente normal, forma parte de la evolución del niño, y no hemos de preocuparnos sino ayudarles en lo que podamos a superar este miedo para que no lo sigan pasando mal.
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