¿Ya ha llegado la hora de decir adiós al pañal? Si eres de los que piensan que el niño va a pasar directamente al inodoro, sin necesidad de orinal, aquí van algunas recomendaciones para hacer que todo vaya mejor.
Lo primero que tenemos que preguntarnos es si al niño le apetece sentarse en el váter o no. Porque si le da miedo o se niega a hacerlo, no conviene forzarle, y habrá que plantearse otras posibilidades. Por ello uno de los pequeños pasos para ir dejando el pañal era proponerle el juego de sentarse en la taza, como los mayores.
Si el pequeño es reticente a sentarse el el inodoro, habrá que plantearse el uso de un orinal, aunque ya hemos visto que es perfectamente posible no utilizarlo y personalmente lo considero un artilugio poco útil que alarga el proceso innecesariamente. Pero, para casos como los que comento, sí puede resultar de utilidad.
Si el niño se niega a sentarse en el inodoro, puede ser debido a que se siente incómodo. Un reductor de la taza del váter le puede ayudar a sentirse mejor, con más apoyo. Un pequeño taburete o alzador servirá también para darle mayor estabilidad y seguridad.
Sucede que muchas veces los pequeños, acostumbrados a hacer caca en cuclillas, apoyándose en sí mismos o en el suelo, al subir al inodoro se sienten "colgando", precisamente porque le cuelgan las piernas y parece que se van a colar en el desagüe.
Eso puede hacer que retenga las ganas de evacuar, a lo que se suma el hecho de que no pueden contraer adecuadamente la musculatura del abdomen, hace menos fuerza y no expulsa las heces. Si el niño estreñido nota la presión familiar por "el tema", más difícil le resultará la próxima vez...
Por ello, mucha calma, acompañamiento, comprensión, y la importancia justa al tema del pañal y el váter. Pronto querrán dejar de usar el reductor o el taburete, como los mayores. Con estas pequeñas ayudas evitaremos que tengan estreñimiento o que no quieran subir al inodoro. Y pronto (con paciencia) diremos adiós al pañal...
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