Continuamos con la segunda parte de nuestra entrevista a la psicóloga Cristina Silvente. En la primera parte quisimos aclarar algunos conceptos sobre el conductismo en la crianza y sobre los tipos de apego que el comportamiento de los padres produce en los niños. Dadas las consecuencias que el apego mal establecido puede tener en la salud emocional de los hijos, vamos hoy a seguir profundizando en ellos y en la prevención.
¿Detectar los problemas de apego e incidir sobre ellos puede encarrilar la situación y prevenir consecuencias más graves en la edad adulta?
Siempre es posible reconducir una situación, sino los psicólogos y educadores no tendríamos nada que hacer.
A parte de los padres, otras figuras pueden establecer apegos seguros: los tíos, abuelos, la vecina, la maestra, el entrenador. Lo importante es que haya alguien por lo menos. Y ese alguien a veces puede aparecer más tarde en la vida. Siempre es posible establecer un nuevo apego seguro. En realidad eso es lo que muchas veces hacemos los psicólogos y psicoterapeutas en consulta. Somos o intentamos ser una figura de apego.
¿Qué problemas te presentan las personas suelen acudir a tu consulta?
Dificultades para afrontar una situación traumática, inseguridad, incapacidad para tomar decisiones o defender los propios derechos.
Me he encontrado muchos casos que, trabajando situaciones presentes que creaban inseguridad, culpa, miedo, han aparecido escenas de pequeñitos, incluso de bebés, llorando solos en sus cunitas con gran terror, de las cuales no habían sido conscientes hasta ese momento y que cuando lo han comentado con sus madres, éstas han corroborado que aquello sucedió tal como ellos revivieron en consulta.
¿Cómo puede una madre romper con las pautas de crianza que ha recibido?
Lo más importante es DARSE CUENTA. A partir de tener consciencia, se puede buscar ayuda y cambiar. Pero estos patrones están muy arraigados, es el mundo en el que crecimos y a veces esos patrones pueden aparecer sin poderlos controlar desde la razón y necesitan un poco de paciencia y tesón para trabajarlos.
¿Confiamos en nuestros hijos y en sus mensajes?
En general, se nos ha educado para ignorar el aspecto emocional de los bebés y niños. Parece que lo importante es que estén alimentados, cambiados, que no estén enfermos, y que el resto son intentos de dominarnos o manipularnos.
En realidad, la sociedad evita el dolor y el malestar, sobretodo emocional, no sabemos qué hacer con él, es mejor callarlo y esconderlo. Porque es lo que hemos aprendido desde los primeros días de vida.
¿Cual es la razón para dejar llorar a los niños?
Precisamente porque se minimiza el aspecto emocional, porque no se habla nunca de sus consecuencias, aunque haga años que la evidencia científica ha demostrado el efecto adverso de dejarlos llorar. Se les tiene miedo, a que nos controlen y se nos manipule, porque la información que se nos ha dado ha sido contradictoria.
Parece como si el amor y la atención hiciera personas malas y manipuladoras, cuando es todo lo contrario, no atenderlas es cuando las hace manipuladoras.
¿Causa traumas dejar llorar?
Sí. No estamos hablando de un momento en que estamos en el baño o en la cocina, estamos hablando de algo continuo y sistemático.
¿Y castigar o pegar un cachete?
Lo mismo, porque el mensaje es tú no vales, yo no te respeto, no eres respetable. Si quieres conseguir algo, lo tienes que hacer así.
¿Qué es un trauma de apego?
Así llamamos a cualquier herida o daño emocional entre el bebé y su figura de apego, ya sea por pérdida, o por no haberse establecido un apego seguro.
Es la base donde se forman muchos trastornos psicológicos, aunque no sólo sea el apego el determinante absoluto, es el terreno donde crece la planta.
¿El miedo a que a nuestro hijo le pase algo malo nos puede impedir dejarle crecer?
La expresión sería que el miedo le muestra que el mundo no es seguro, es crecer en un mundo que no es seguro, y que es necesario estar siempre en alerta para poder sobrevivir. Crecer, crecerá, pero con inseguridad, y esa inseguridad le haría no intentar, no aprender. Perderse oportunidades maravillosas.
Yo he sido una madre miedosa durante años y lo achaco al trauma de un embarazo y un parto muy traumáticos, en los que pensaba que mi hijo podía morir. Me costó mucho ser consciente de esto y superarlo, entiendiéndolo como parte de mi vida y aprendiendo de ello. ¿Cómo darnos cuenta de que estamos transmitiendo nuestros miedos?
Observándonos a nosotros mismos, cómo reaccionamos cuando lloran o se enrabian nuestros hijos.
Observando también a nuestros hijos, cómo afrontan situaciones nuevas, si se les puede calmar, o cuesta, si necesitan constantemente nuestra presencia más allá de los 3-4 años, si son indiferentes al afecto positivo, o a nuestra presencia.
Aunque hay que mirarlo todo en su conjunto.
¿Es imprescindible la prevención, verdad Cristina?
Siempre. Por eso siempre insisto a las madres o a las embarazadas en que tengan información basada en la evidencia, que no es más que haber corroborado lo que sienten las madres. Aunque a veces es complicado porque estamos demasiado contaminados de prejuicios y mala información.
¿Qué consejos darías a una mujer para que pueda establecer un apego seguro con su hijo?
Que siga su instinto, que se escuche y atienda su sentir. Que si le sobrepasa el llanto o demanda de su bebé pida ayuda, a su entorno o a nivel profesional. Rodearse de otras madres o personas que le den apoyo y seguridad.
Que su bebé siempre tiene razones si llora y que lo atienda, que no se malcrían los bebés por cogerlos en brazos, se malcrían cuando no los coges.
¿Y para superar un parto traumático?
Buscar ayuda profesional. Los traumas no desaparecen por arte de magia. En terapia psicológica una mujer puede reencuadrar lo ocurrido, tenemos potentes herramientas para procesarlo, podemos conseguir encontrar paz, poder escuchar hablar de partos sin sentir un gran dolor en su pecho, poder llegar a ver su parto como parte de su vida, del cual aprendió y creció.
Poderse dejar de ver como la culpable, sino como una parte más de todas las circunstancias que se dieron, poder encarar otro embarazo y parto sin miedo, o poder ayudar a otras mujeres a encontrar su camino desde la paz y la sabiduría de quien tiene su interior en armonía.
¿Y en el caso de pérdidas gestacionales?
Las pérdidas gestacionales suelen ser un evento traumático en tanto en cuanto no está recibiendo el apoyo social necesario. Estamos viendo que aquellas parejas que tienen apoyo en el centro sanitario y en su entorno, que valida sus emociones, que los acompaña sin juzgarlos ni forzarlos, tienen un duelo más “dulce”, aunque duela mucho haber perdido un bebé antes de haberle dado la bienvenida. En muchos casos es necesario un acompañamiento cuidadoso, o bien de un grupo de ayuda mutua que haya hecho un recorrido previo de duelo, o bien por un profesional experto en duelo.
Algunas veces una pérdida puede afectar al vínculo con los siguientes hijos e hijas, por todo el miedo durante el embarazo, por la lealtad al que se fue, por el miedo a que le pase algo. La muerte nos deja sin sensación de seguridad, desarmados, y puede provocar un exceso de control e intrusión.
Actualmente existen libros dedicados al tema de las pèrdidas gestacionales, asociaciones y espacios especializados y profesionales expertos a los que recurrir. Tienen un abanico de posibilidades, yo se las mostraría para poder elegir una, varias, o todas.
Terminamos aqui, enormemente agradecida por el tiempo que nos ha dedicado, aunque, la verdad, seguiríamos hablando con Cristina de muchas cosas sobre las emociones de las madres y de los hijos. Debo decir que poder entrevistar y conocer mejor a personas como la psicóloga Cristina Silvente hacen de mi trabajo en Bebés y más algo maravilloso que me permite seguir creciendo y aprendiendo. Espero que para nuestros lectores suceda igual.
Más información | Página de Cristina Silvente En Bebés y más | El conductismo en la crianza no es Ciencia, "Las voces olvidadas", un nuevo libro sobre las pérdidas gestacionales, II Congreso Ob Stare