Todos buscamos educar a nuestros hijos con la mente libre de estereotipos. Queremos que aprendan a ver más allá, a no quedarse en la superficie y a tener su propio criterio. Pero no basta con educar a través de la palabra, pues tanto el ejemplo que les demos como la implicación de toda la sociedad, son imprescindibles para lograrlo.
Y así nos lo muestra un vídeo que a continuación os compartimos. El vídeo forma parte del curso de ‘Resolución de conflictos’, del proyecto de educación "Aprendemos juntos", de BBVA. Está protagonizado por un grupo de adolescentes que conversa sobre los prejuicios raciales y culturales de la sociedad actual, y sus conclusiones nos invitan a hacer un ejercicio de reflexión.
Tal y como podemos ver en el vídeo, se reune a un grupo de adolescentes para hacer un experimento social de creatividad, guiados por el profesor Juan de Vicente Abad, experto en resolución de conflictos, interculturalidad y mediación escolar.
Para hacer la dinámica se divide al grupo en dos partes, y se trabaja con cada una de ellas de manera independiente. El ejercicio consiste en ir creando una historia entre todos, nacida de la improvisación y la imaginación de los participantes.
El primer grupo inventa la historia de Álex, y deciden que se trata de un adolescente que queda con su mejor amigo en el parque para contarle un problema que, finalmente, acaba compartiendo con sus padres, quienes le escuchan y apoyan.
El segundo grupo inventa la historia de Mohamed, y deciden que se trata de un adolescente problemático que discute a menudo con los profesores, que no atiende en clase y que acaba internado en un centro de menores.
Al término del ejercicio, el experto reflexiona con los chicos sobre las historias que han surgido fruto de su imaginación, y les pregunta si creen que el nombre de los personajes de su relato ha condicionado las circunstancias que viven.
Es entonces cuando los adolescentes allí reunidos se dan cuenta del impacto de los estereotipos sociales y de la importancia de cambiarlos: "todos somos sociedad", afirma uno de los chicos, y como tal debemos trabajar conjuntamente por un mundo mejor.
Los prejuicios raciales se aprenden
Una de las cosas más hermosas que debemos admirar de los niños es su pureza e integridad. Ellos no nacen odiando a nadie, no tienen prejuicios de ningún tipo, ni vienen dispuestos a rechazar a otros por ser como son.
En lo que respecta a la raza, sabemos que los niños no nacen siendo racistas, pero por desgracia es algo que poco a poco van aprendiendo de la sociedad: de lo que ven, de las conversaciones que escuchan, o de lo que observan con nuestro ejemplo, sin que muchas veces los padres seamos conscientes de nuestros propios prejuicios.
Por eso es tan importante que los padres pongamos los cinco sentidos a la hora de educar, y lo hagamos siempre desde el ejemplo y la tolerancia, mostrando a nuestros hijos que todos somos iguales sin importar nuestro sexo, condición social, raza o religión.
Por ello, debemos tomar conciencia de nuestras actuaciones y enseñarles que, aunque hay conductas que están especialmente admitidas y extendidas en la sociedad, no son moralmente aceptables, por lo que entre todos debemos corregirlas .