Los a veces tan denostados deberes no tienen por qué ser aburridos ni contrarios al aprendizaje significativo. Recuerdo de pequeña que deseaba que llegaran las vacaciones, principalmente porque nos íbamos a la playa, claro, pero también había un aliciente que esperaba con ganas: los libros para las vacaciones.
No sé si es que mis libros del curso eran muy aburridos, pero esos cuadernos de actividades (recuerdo los de inglés y de lengua) me parecían casi mágicos, con sus juegos, sus colores, sus pegatinas, sus adivinanzas... Vamos, como deberían haber sido los libros de texto durante el curso (hoy en día miro los libros de mis hijas y se parecen bastante más a aquellos).
También es verdad que estoy hablando de las materias que más me gustaban, y probablemente si el cuaderno de vacaciones hubiera sido de matemáticas no lo recordaría con tanto cariño. Pero en concreto esas materias sí eran de mi agrado.
Nuestras hijas aún son pequeñas, y no vamos a comprar ningún cuaderno de actividades "escolares" (y no será porque no hay oferta, dentro de poco sacarán libros para niños de uno y dos años... y de eso hablaremos otro día).
Pero hace unos días, dentro de nuestra habitual parada en la sección de libros infantiles cuando vamos al centro comercial (casi siempre solo para mirar; os lo recomiendo), mis hijas eligieron unos cuadernos de juegos de entre los que se adecuaban a su edad.
Estos cuadernos proponen pintar, recortar, pegar, unir puntos, hacer trazos, identificar números o para los mayores repasar letras, palabras cruzadas y otros pasatiempos muy atractivos para los niños, con los que disfrutan de verdad. No son deberes para ellos, son juegos.
La mejor actividad es la que les gusta
Además, en otras ocasiones os hemos hablado de fichas educativas (para niños de tres, cuatro y cinco años), adaptadas a ellos, que son similares a las que hacen en el cole, las podemos imprimir desde casa y también les suelen gustar.
Eso sí, sean cuales sean los "deberes", deberían ser adecuados a sus gustos e intereses. Por eso es bueno que sean ellos los que elijan el tipo de ejercicio que quieren: si prefieren colorear, leer, recortar, números... Un libro que combine distintas habilidades será muy entretenido y le plantea retos a los niños. Lo que no puedan hacer este año, tal vez les interese más el año que viene.
Pero no podemos pretender que un niño de tres años que no tiene determinadas capacidades, que aún no ha desarrollado la motricidad fina lo suficiente, haga trazos finos o complicados. Tampoco es aconsejable dar tareas demasiado fáciles a los niños mayores: cada actividad a su tiempo.
También es importante que nosotros les ayudemos en esa tarea para que siga siendo divertida para ellos. Como es lógico, hay que acotar el tiempo dedicado a las actividades, no podemos pretender que pasen dos horas frente a un cuadernillo o unas fichas.
Hay que descansar y hacer otras actividades, manualidades, salir a pasear, ayudar en casa... Os recordamos todo lo que podemos hacer junto a los niños para que no se aburran estos días con tanto tiempo libre, ¡hay donde elegir!
Y, si el niño no quiere deberes, no pasa absolutamente nada porque va a seguir aprendiendo de su entorno, con nosotros, siempre que reciba los estímulos adecuados. No se puede obligar a un niño a hacer lo que no desea porque acabará aborreciéndolo. Y esto, por supuesto, es una máxima que también debería aplicarse en la escuela.
En definitiva, cada niño es diferente, algunos disfrutarán con los cuadernos de vacaciones, otros preferirán otras actividades, pero yo en principio no cerraría la puerta a este tipo de aprendizaje. Siempre combinándolo con la experiencia directa e interacción con el entorno, que es como más van a aprender, y como más van a divertirse.
Fotos | Eva Paris y Daquella manera en Flickr En Bebés y más | Actividades con música para niños, ¿Deberían prohibirse los deberes?, Mi maletín de actividades, mucho más que un libro (o los diez euros mejor invertidos últimamente)