Está considerada una de las mujeres más bellas de nuestro país, aunque a un servidor le gusta más su mujer, y en las fotos en que la vemos embarazada se hace patente que los kilos que está ganando en su embarazo se están depositando todos en su barriga, porque se le ve igual de guapa que siempre, pero con barriguita.
Ella, sin embargo, parece que no piensa igual y es que, según se comenta estos días en la prensa, está acomplejada con los cambios y los kilos de su embarazo hasta el punto de no aceptar ningún trabajo nuevo (sólo los que tiene ya firmados por contrato) ni acudir a ningún evento público. Si será cierto o no, no lo sé, pero como no es imposible y como esto sucede también con otras mujeres embarazadas, que llegan a no aceptarse en ese nuevo estado, quiero hablar hoy de ellas, de las mujeres que no aceptan bien los cambios físicos.
¿Y qué hace un hombre hablando de la aceptación o no de los cambios físicos de una embarazada?
Por si os lo preguntáis, yo os respondo ya mismo. Hablo yo, hombre, de ello, precisamente por eso, porque soy hombre y porque, como tal, me preocupo menos del físico que la gran mayoría de mujeres. Los hombres, salvo algunas excepciones que pronto pasarán de moda, no andamos demasiado pendientes de nuestro físico, o si lo andamos no es tanto como la media de las mujeres. Somos más simples: un corte de pelo cuando toca, un afeitado de vez en cuando (más frecuente según el trabajo que tengas) y ejercicio si disfrutas haciéndolo, si no ni eso, y si acaso por salud. Ah, y si alguna vez nos decidimos a hacer un poco de dieta, será por eso de poder vernos los pies y también por salud, pero no tanto por lucir un abdomen dividido en seis porciones.
Pues lo comento yo por todo eso y porque nos cuesta entender un poco que haya mujeres que den tanta importancia a su físico. No es que nos desagrade, ni mucho menos, como digo Sara Carbonero está muy guapa, pero seguro que sería igual de guapa si no pusiera tanta atención a su físico y a ir siempre a la moda y con un cutis perfecto.
Víctimas de su imagen
Toda mujer sabe que cuando se queda embarazada el cuerpo va a cambiar. Es impepinable, es ley de vida, es lógico y además se ve cada día. El bebé crece dentro, la barriga aumenta de tamaño, ganas peso, retienes algo de líquido y por eso puedes ver a mujeres embarazadas con una cara más redondita, por los kilos y líquidos acumulados, y otras, como Sara y mi señora esposa, que de espaldas nadie diría que están embarazadas, porque los kilos van directos a la barriga.
Con esto quiero decir que el cuerpo puede cambiar un poco, o puede cambiar un mucho. Es normal, la mujer debe saber que es normal y la pareja debe saberlo también y debe demostrar que el amor que siente por ella no viene de su imagen (sino a ver qué harán las parejas cuando lleguen los cuarenta, los cincuenta y los sesenta... ¿Separarse porque ya no eres la misma con que me casé? Absurdo).
Sin embargo, por mucho que le digas a una mujer que "yo te quiero igual, incluso con estos kilos de más", la auto-imagen de una no siempre proviene de las opiniones de los demás, sino de la opinión que tiene de sí misma. Si siempre ha sido delgada, si siempre ha sido bella, si siempre se ha sentido así y si además vive de su imagen, siendo algo importante para ella, puede suceder eso, que cualquier cambio, incluso un embarazo, pueda afectar. Es uno de los síntomas de nuestra sociedad, uno de los síntomas de otorgar más importancia a las apariencias que a quién eres en realidad, uno de los síntomas de convertir a la mujer en objeto de deseo por su aspecto y uno de los síntomas de considerar bella a la mujer alta y delgada, y menos bella, o tirando a fea o mal hecha a la mujer más bajita y con más kilos.
Y después del embarazo, a perder kilos enseguida
Se comenta que personas cercanas a Sara le recomiendan que haga dieta. No sé qué dieta quieren que haga, si no hay más que ver que los kilos que lleva de más no son de grasa. Además, como hemos comentado aquí en Bebés y más, hacer dieta durante el embarazo es muy poco recomendable. Ella misma, con mucho sentido común, les ha respondido que no, que no va a ir a ningún gimnasio ni va a hacer ningún régimen por este motivo.
Ya tendrá tiempo después del embarazo de perder los pocos kilos que habrá ganado tan rápido como sienta necesario, en otro síntoma de que, como digo, el embarazo se siente, en cierto modo, como un momento de tránsito defectuoso en el que la mujer se afea y del que hay que huir rápidamente, olvidándolo a medida que se pierden los kilos. Recordad hace tres años, por ejemplo, cuando Corporación Dermoestética ofreció el "Pack madres" con el que ofrecían intervenciones quirúrgicas y dietas especiales para perder los kilos del embarazo con mejores precios. Alucinante.
Para qué serán los kilos de más
Entonces uno se para a pensar. Si en condiciones normales una mujer tiene un peso más o menos equilibrado con su altura (hace ejercicio moderado, lleva una dieta equilibrada y está emocionalmente estable), ¿por qué gana peso en el embarazo? Pues igual no es para nada o igual es para algo. Si tenemos en cuenta que cuidar de un hijo desgasta lo que no está escrito, pues igual resulta que es para eso. Tienes un bebé y te vas a tirar unas semanas, unos meses, unos años, detrás de él. Corriendo detrás suyo, tratando de llegar a todo, dando el pecho (que hace consumir unas 500 kcal por día) y, en definitiva, siendo madre. Los padres, mira, no cambiamos tanto cuando esperamos a un bebé, pero como somos más despreocupados ya andamos con algún kilo de más antes de ser padres y, como no amamantamos, tenemos un poco más de margen.
Así que Sara...
Así que Sara, repito, estás igual de guapa que siempre, pero eso seguro que ya te lo dice tu compañero. Y aunque hubieras ganado peso y hubieras cambiado más, es la maternidad que de una u otra manera deja huella. Un cuerpo que cambia porque en él se ha gestado un bebé no deja de ser, al menos para mí, un cuerpo bello, porque ahí ha habido vida, un bebé, el fruto del amor de dos personas. Eso debe pesar más que cualquier apariencia. Además, las personas no pueden medirse, ni podemos medirnos nosotros mismos por nuestros kilos o nuestra belleza. Que sí, que ayuda, que todos entramos en este juego, pero no podemos ser más felices o más infelices en función de nuestro aspecto, sobre todo porque es volátil, porque la juventud se pierde y la belleza cambia y se va alejando, con los años, de los cánones establecidos.
Disfruta de tu embarazo, disfruta del "Comer, amar, mamar" de Carlos González, que sé que estás leyendo, y piensa en todo lo que está por venir, que seguro que si lo vives con intensidad y dejas un poco de lado el querer estar siempre perfecta para personas que no saben valorar otras cosas que no sea un físico bonito, disfrutarás mucho.
Vía | Antena 3, La Razón, Terra Foto | Cuando nadie me ve (blog de Sara Carbonero) En Bebés y más | La dieta de la embarazada influye en la salud del bebé, Una dieta pobre en el embarazo podría afectar el desarrollo de los órganos del bebé, Consejos para recuperar la figura después del parto: Alimentación