Muchas embarazadas se ponen nerviosas pensando en el momento de romper aguas, por una parte, pueden pensar que a lo mejor no se dan cuenta o en caso contrario, formar un gran charco en el lugar donde se encuentre (esto no suele suceder). Por otro lado, romper aguas, implica que el bebé está a punto de nacer, el parto va a desarrollarse probablemente como mucho en 24 horas (si en este tiempo no se ha producido, se iniciará la inducción al parto), y por fin llega el momento tan deseado, va a nacer el bebé.
No hay que preocuparse por el momento de romper aguas, los síntomas son muy claros, comenzarás a perder líquido y puede ser de manera gradual o en grandes cantidades, pero se nota que no es una pérdida de orina, el olor es muy distinto, más dulzón. Cuando más cantidad de líquido sale, es al estar tumbada, pues al estar de pie, la cabeza del bebé bloquea la salida del cuello uterino. Al romper aguas, es muy importante observar el color del líquido expulsado, pues éste indica el estado en que se encuentra el bebé. Si el tono es algo sanguinolento y pajizo, puede indicar que se ha expulsado el tapón mucoso y es normal. Si su tonalidad es rosada o transparente, tampoco hay que preocuparse, en ambos casos puedes darte una ducha ligera antes de dirigirte a la clínica. Pero si el color es verdoso o negruzco, es muy probable que haya sufrimiento fetal, por lo que se debe ir al hospital de inmediato.
Una vez en la clínica, mediante una exploración vaginal comprobarán si estás de parto, si es así, en unas horas tendrás a tu hijo en brazos.
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