El coronavirus ha puesto en jaque a medio mundo y España es uno de los países más afectados. Con el estado de alarma recién declarado en todo el país, el objetivo ahora mismo es frenar y avance, y los próximos días serán claves para tratar de "aplanar la curva" y contener la propagación del COVID-19.
Entre los adultos hay nerviosismo, incertidumbre y preocupación, y aunque los niños parecen ajenos a la tensa realidad que estamos viviendo, poco a poco van calando en ellos ciertos mensajes que acaban convirtiéndose en grandes lecciones.
La salud es lo primero
"¿Cómo es posible que se cierren los colegios si no hay vacaciones?", se preguntan los niños con extrañeza. Esta situación es totalmente nueva para ellos (y para los adultos también) y es posible que les cueste entender las implicaciones que tiene esta y otras medidas excepcionales que se están tomando en estos días.
Por eso, una de las lecciones más importantes que podemos transmitirles es que al final, lo único que realmente importa es garantizar el bienestar y protección de todos los ciudadanos, porque al final, la salud está por encima de cualquier otra cosa.
Lavarse las manos, aunque no las vean sucias
Aunque curiosamente, los más pequeños son quienes más concienciados están con la higiene y el lavado de manos, hasta ahora solo entendían esta medida cuando las manos estaban sucias (por ejemplo, después de ir al baño o al volver del parque), y no como una medida preventiva de salud.
En estos días están escuchando hasta la saciedad que el lavado de manos es fundamental para prevenir el contagio por coronavirus, y han llegado a interiorizar tanto esta premisa, que son varias las veces al día que se lavan las manitas a conciencia, sabiendo que con ello se pueden evitar contagios.
Pero cuando todo esto haya pasado, gracias al hábito que estos días están adquiriendo, también evitarán otras muchas enfermedades asociadas a una higiene incorrecta de manos.
Responsabilidad social: cuidarse y cuidar a los demás
Nos lo están pidiendo desde todas las instituciones: toca ser responsables y quedarnos en casa durante varios días, evitando las relaciones sociales y el contacto estrecho con otras personas. Sin duda se trata de una medida dura y difícil, pero requiere del compromiso de todos, y por supuesto también de los más pequeños.
Los niños están entendiendo que quedarse en casa estos días no solo sirve para cuidarse a sí mismos y protegerse de enfermar, sino también para evitar propagar el virus y que más personas sigan enfermando, con el consiguiente riesgo de colapso sanitario que ello implica.
Por eso, aunque no hay que alarmarlos, debemos hablar claramente con los niños sobre el coronavirus, y hacerles entender lo importante e imprescindible que es su colaboración en esta crisis. Porque en definitiva, se trata de un acto de responsabilidad social que puede marcar la diferencia.
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