A lo mejor no es tan evidente, pero un juguete ruidoso además de crispar los nervios de cualquiera, puede llegar a ser tan peligroso como uno con puntas filosas.
Por eso, todo lo que contribuya a la tranquilidad de los padres y a la salud auditiva de nuestros hijos, bienvenido sea.
Los juguetes sonoros deben cumplir con la norma europea sobre la seguridad de los juguetes, que pretende reducir al máximo sus posibles riesgos para los oídos de los niños.
Se está llevando a cabo un proyecto, dentro del Plan de Competitividad del Juguete para mejorar el sonido de los juguetes, tanto de los que emiten ruidos, como sonidos o música.
Se ha realizado un estudio del que han participado 200 niños para analizar los niveles acústicos de los juguetes que hay en el mercado.
La intención es comprobar tanto la calidad del sonido como aspectos psicoacústicos y ver también cómo pueden ser mejorados introduciendo modificaciones como filtros acústicos o incluso realizar cambios de diseño.
Han dicho los responsables del proyecto que nunca se había hecho antes un estudio de este tipo, así es que padres e hijos agradecidos.
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