Los bebés que toman leche artificial tienen más riesgo de padecer enfermedades del corazón en la edad adulta

Los bebés que toman leche artificial tienen más riesgo de padecer enfermedades del corazón en la edad adulta
5 comentarios

¿Que por qué me sigo enfadando cuando un pediatra le dice a una madre que le dé a su hijo leche artificial porque total, se crían igual? ¿Que por qué sigo sin entender que un médico le diga a una madre que no le da la medicación hasta que no destete a su hijo, que total, ya es demasiado mayor para tomar pecho? ¿Que por qué me molesta que les digan a las madres que a partir de cierta edad su leche ya no alimenta?

Pues porque son innumerables ya los estudios que no hacen más que demostrar que tenemos que luchar, todos los de la bata blanca, por ayudar a las madres a que amamanten cuanto más tiempo mejor. Y cuando digo ayudar no me refiero a decirles "da el pecho, que es lo mejor", y punto, sino saber ayudar cuando haya problemas con la lactancia, porque un nuevo estudio demuestra que los bebés que toman leche artificial tienen más riesgo de padecer enfermedades del corazón en la edad adulta.

Que no hablo de aquello de "si toman leche materna, cuando son niños se enferman menos", que también, pero que tiene como respuesta, a menudo, un "pues conozco a muchos que solo han tomado biberón y están como robles, y otros que con leche materna siempre están malos" (que puede suceder, pero que no es representativo de lo que sucede a nivel global, porque todos conocemos también niños de teta estupendos y niños de biberón siempre enfermos), que hablo ya de la edad adulta, de la adolescencia o más allá, de enfermedades que sufriremos sin saber que se deben, en gran parte, a que cuando fuimos pequeños se nos dio el pecho muy poco tiempo, o nada de nada.

Para el estudio del que hablo los investigadores analizaron una muestra de 6951 personas de 24 a 32 años de edad, buscando cuál era la relación del peso al nacer y la lactancia con la concentración de la proteína c reactiva.

Esta proteína se produce en el hígado y su nivel se eleva cuando hay inflamación en todo el cuerpo. Esa inflamación puede responder a alguna enfermedad inflamatoria como artritis reumatoide, lupus o vasculitis. A su vez, los valores de PCR se utilizan para conocer el riesgo de enfermedad cardiovascular ya que, cuanto más altos son, mayor es el riesgo.

El peso al nacer hace variar la PCR en la edad adulta

Lo primero que vieron es que el peso al nacer tiene que ver con los valores de PCR, al ver que la concentración de la proteína era más alta cuando el bebé pesaba 2,8 kg o menos. Dicho de otro modo, el riesgo de enfermedad cardiovascular es mayor cuando el bebé nace pesando menos de 2,8 kg.

Para cuantificarlo más, los investigadores aseguraron que por cada kilo de peso al nacer la concentración de PCR en la edad adulta era un 5% más baja.

A más tiempo tomando leche materna, menor concentración de PCR

A la hora de mirar cuánto tiempo habían tomado leche materna, y en comparación con los bebés que solo habían tomado leche artificial, los estudios mostraron que las concentraciones de PCR eran un 20,1% menor cuando los bebés habían tomado leche materna menos de tres meses, un 26,7% menor si habían sido amamantados entre tres y seis meses, un 29,6% menor entre seis y doce meses y un 29,8% más de doce meses. A menos tiempo lactando, mayor concentración de PCR y mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

A toda la sociedad: pongámonos las pilas

Así que hago un llamamiento (otro más) a toda la sociedad para que entre todos nos pongamos las pilas. Las madres, para que amamanten a sus hijos cuanto más tiempo mejor y para que, en caso de dudas o problemas, busquen ayuda en el pediatra, en la enfermera, la matrona o en los grupos de apoyo a la lactancia.

Los profesionales sanitarios, para que sepan qué hacer cuando lleguen las madres pidiéndonos ayuda. Los gobiernos, para que tengan en cuenta que la lactancia materna no solo es necesaria para la salud en los primeros años de vida, sino también para la edad adulta, como vemos, y se decida a ampliar las bajas maternales, generar políticas de conciliación y concienciar a la población y, al resto de la población, que se deje concienciar para apoyar a las madres a que amamanten donde quieran y necesiten, darles ánimo (las abuelas ya lo hacen) y sepa valorar que aunque con la leche artificial los bebés también engordan y crecen, sus cuerpecitos pueden tener carencias por no tomar leche materna, que aumentan el riesgo de padecer enfermedades en la edad adulta. Hala, tenemos trabajo.

Vía | Abstract del estudio en PubMed, Noticias24 En Bebés y más | Las fórmulas infantiles aumentan en un 6% el riesgo cardiovascular en niños y adolescentes, Los niños que toman leche artificial tienen un peor desarrollo cerebral que los que toman leche materna, Los niños que toman leche artificial tienen más riesgo de obstrucción del estómago

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Comentarios cerrados
    • interesante

      Haciendo un poco de abogado del diablo, hay que pensar que éstos estudios y estadísticas hay que tratarlos con mucho cuidado. Y ojo, soy el primero en defender la lactancia materna y decir que la leche artificial es puro negocio a costa de engañar durante años a la gente.

      Pero es que hay cosas que también hay que tener en cuenta: las madres que dan pecho a sus hijos suelen ser las que se preocupan más porque tengan una alimentación mejor, más sana y natural (o al revés: las que se preocupan por una alimentación más sana y natural suelen ser las que dan el pecho).

      Cuando no te preocupa darle a tu bebé leche en lata, tampoco te suele preocupar en darle a tu hijo comida en lata. Y ojo: cada madre es perfectamente libre de decidir alimentar a sus hijos con comida en lata, es sólo otra forma de alimentación.

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    • Avatar de marcostonhin Respondiendo a Toñín
      interesante

      Cierto, cierto... No lo he puesto, pero en el estudio compararon también la estadística con los hermanos, por evitar ese factor de confusión. Igualmente sucedía lo mismo, cuando un hermano había mamado menos, o nada, su PCR era mayor.

      ¡Buena reflexión!

    • Avatar de marcostonhin Respondiendo a Toñín

      Y eso es el gran problema en mi opinión: que en pleno siglo XXI lo natural es considerado como algo "progre" y que hacemos las más informadas y preocupadas por la salud de nuestros hijos, mientras que la leche en lata es más habitual en madres con menos recursos en general, a pesar de ser mucho más caro dar biberón que dar teta. ¡Cuánta labor queda por hacer todavía por parte de los profesionales médicos y los medios de comunicación! Y por eso noticias como éstas, aunque puede ser que ocurra lo que dices, Toñín, siempre deberían aparecer en los medios, para que más madres se animen a probar o continuar con la lactancia materna, y a pedir ayuda si lo necesitan.

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    • Avatar de iskandervv Respondiendo a iskandervv
      interesante

      Pero es que esto es un efecto rebote de lo que se hacía en nuestra generación y anteriores: la gente acomodada daba biberón, porque dar la teta era de gente pobre y sin recursos, de bajo nivel social... yo creo que se consideraba a la mujer que daba teta hasta poco fina. Me lo dice mi madre cantidad de veces.

      Y hemos pasado al otro extremo: ahora por motivos de "desconciliación" laboral y familiar y de otro tipo, hay que estar muy concienciada e informada para mantener la lactancia materna como una prioridad contra viento y marea, frente a todas las presiones externas (del entorno, los medios, la sociedad, el mundo laboral, y hasta algunos pediatras)

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    • Avatar de madrealacarga Respondiendo a madrealacarga

      Así es... esto es una serpiente que sube y baja. Cuando la cabeza de la serpiente bajó abajo (las mujeres de alta cuna daban biberón) la cola estaba arriba con leche materna. A medida que la serpiente avanzaba la cola empezó a bajar y los estratos sociales más desfavorecidos empezaron a copiar a aquellas madres de niños rubitos y de ojos azules.
      Llegó la época de la información y los nuevos estudios que decían que estábamos errados y la serpiente subió de nuevo. Ahora estamos ahí, la cabeza está arriba, pero la cola sigue abajo. Falta que avance un poco más.

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