No estaría nada mal que en las clases de preparación al parto dieran una materia llamada “partos de emergencia” para saber cómo se debe reaccionar ante los nacimientos inminentes sin ayuda de atención sanitaria.
Inmaculada y José Luis no habían tomado clases, pero resolvieron perfectamente la situación que se les presentó cuando ella comenzó a sentir dolores en su casa y ya no hubo tiempo de llegar al hospital.
Él, albañil, llamó a emergencias, donde le pasaron con una matrona que a través del teléfono móvil con manos libres iba dictándoles qué debían hacer para sacar del vientre de la madre a su primera hija.
En este caso el parto domiciliario ha sido por necesidad más que por elección, pero aunque han tenido la suerte de que fue un parto fácil y siempre es mejor la asistencia de una matrona especializada, el hecho demuestra que es posible hacer nacer a un hijo sin intervención médica.
Muchos padres no se atreverían, pero creo que si por casualidad se llegara a dar la situación, es como un acto instintivo, uno pone todo el corazón y adelante.
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