Las conclusiones del estudio más largo y antiguo de la historia sobre la felicidad ya salieron hace algunos años pero ahora acaban de exponerse en el libro "The Good Life: Lessons from the World's Longest Study on Happiness".
Los autores del libro son dos de sus investigadores principales, el psiquiatra y psicoanalista psiquiatra Rober Waldinger (que lidera el estudio) y Marc Schulz, doctor en Psicología Clínica y director asociado del estudio.
¿A qué conclusiones han llegado? ¿Existe una fórmula de la felicidad? La clave estaría en las relaciones personales.
El estudio más largo de la historia sobre la felicidad
El Estudio de Desarrollo de Adultos de Harvard (en inglés, The Harvard Study of Adult Development [HSAD]) comenzó en 1938, con 724 participantes: 268 estudiantes universitarios de Harvard College y 456 niños de 14 años que habían crecido en algunos de los barrios más desfavorecidos de Boston, Massachusetts.
A lo largo de sus vidas, los participantes se sometieron a escáneres cerebrales y análisis de sangre regulares y participaron en multitud de entrevistas, ya que los investigadores se propusieron encontrar respuestas a lo que hace que una vida sea feliz y significativa.
Más de ocho décadas después, el estudio se ha expandido para incluir tres generaciones y más de 1.300 descendientes directos de los participantes originales.
Las relaciones saludables: la clave de la felicidad
La conclusión más importante a la que llega el estudio es que las relaciones personales nos mantienen más felices y saludables a lo largo de nuestra vida. Hablamos de tener relaciones humanas de calidad, sólidas y profundas. La clave está en alimentar y nutrir esas relaciones sociales, en saber priorizarlas.
Robert Waldinger, quien dirige el estudio, aclara que cuando hablan de relaciones humanas no solo se refieren a las relaciones con tus amigos, tus familiares o tu pareja, sino también con tu comunidad o con los desconocidos con los que interactúas cada día.
Y añade que está científicamente probado que las personas que están más conectadas socialmente viven más y están más protegidas contra el estrés, la depresión y la degeneración neurocognitiva.
Por contra, la soledad tiene un efecto físico en nuestro cuerpo y en nuestra salud mental, como explicaremos más adelante.
Las tres claves para tener una vida feliz según la Universidad de Harvard
Entonces, ¿qué podemos hacer para ser felices? Waldinger propone incorporar en nuestra rutina diaria tres acciones que nos permiten conectar con esta felicidad o bienestar, en contra de la soledad:
1. Pasar más tiempo con las personas que con las pantallas
Si te preguntan cuánto tiempo inviertes en pasar tiempo de calidad con los amigos o la familia, ¿qué responderías? El estudio comprobó que no siempre ponemos nuestras relaciones en primer lugar.
Encontraron que el estadounidense "promedio" pasó, en 2018, 11 horas todos los días en actividades solitarias, como mirar la televisión y escuchar la radio. Y calcularon que, de promedio, pasaban, en 29 años, 4.851 días interactuando con los medios, y solo 58 días con un amigo.
Entonces, sabemos que para cultivar las relaciones personales es importante compartir momentos y tiempo, tener contacto, hacer una llamada a esa persona... En lugar de estar mirando la televisión.
2. Resolver las disputas familiares dejando atrás el rencor
El rencor nos une a las personas que nos han hecho daño; no nos permite soltar y sanar y, por lo tanto, es una emoción que genera malestar. Por ello un consejo que da el autor es dejar atrás el rencor, sobre todo con los familiares, con quienes es frecuente que tengamos disputas. Soltar el rencor y perdonar da paz.
3. Recuperar las amistades perdidas
Se trata de llamar a ese amigo que hace tiempo que no vemos. Escribir a esa amiga de la infancia. Preguntar, interesarnos...
Son pequeñas acciones que nos pueden llevar a descubrir que, aunque haya amigos que quedaron en el pasado, a veces podemos recuperar ciertas amistades. Y esta es otra clave para construir esa felicidad de la que hablan los autores del estudio.
La aptitud social: evaluar y cuidar nuestras relaciones
Estos tres puntos clave nos permiten desarrollar lo que los autores han acuñado como "aptitud social", que es el proceso de evaluar y tratar la salud de nuestras relaciones. Según Waldinger:
"La aptitud social es tan crucial como la buena forma física. Las relaciones descuidadas pueden atrofiarse, como los músculos. Nuestra vida social es un sistema vivo y necesita ejercicio".
La soledad tiene un impacto negativo
Por contra, la soledad tiene un efecto físico en el cuerpo. Puede hacer que las personas sean más sensibles al dolor, suprimir su sistema inmunológico, disminuir la función cerebral e interrumpir el sueño, lo que a su vez puede hacer que una persona que ya se siente sola se sienta aún más cansada e irritable. Y todo esto, por supuesto, afecta la salud mental.
Incluso, la investigación ha encontrado que, para los adultos mayores, la soledad es mucho más peligrosa que la obesidad. Sin embargo, conviene aclarar que la soledad escogida, el tiempo en soledad para uno mismo (muy nutritivo a nivel psicológico) es diferente a la soledad que se vive como una imposición (aquella que no se puede escoger, es decir, aquella no deseada).
¿Felicidad o bienestar?
En el podcast HBR ideacast dirigido por Curt Nichisch, se le preguntó a Robert Waldinger por el concepto de la felicidad de su estudio. Él explica que en realidad no hablan de la felicidad, sino del bienestar.
El bienestar es un constructo que expresa el sentir positivo y el pensar constructivo del ser humano acerca de sí mismo, que se define por su naturaleza subjetiva vivencial y que se relaciona estrechamente con aspectos particulares del funcionamiento físico, psíquico y social.
Waldinger explica que se han centrado en estudiar los grandes dominios de la vida humana: la prosperidad humana, la salud mental, la salud física, la vida laboral y las relaciones. Y aclara que su estudio trata sobre lo que ayuda a las personas a tener vidas prósperas y lo que, lamentablemente, "lleva a las personas a situaciones donde no florecen".
Tal vez aplicando las tres claves comentadas y fomentando la aptitud social, mediante un proceso de introspección que nos lleve a evaluar y cuidar (mediante la acción) nuestras relaciones, estaremos más cerca de conseguir ese estado de bienestar subjetivo.
Un estado que es personal, intermitente y efímero a veces, y que por ello hemos de aprender a valorar, cuando aparezca en las pequeñas cosas (y personas) del día a día.
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