Un año después: el efecto de la pandemia en la salud de las madres
Ha transcurrido un año desde que la vida tal y como la conocíamos dejó de existir. El coronavirus llegó y nos envió a todos a casa, aislándonos del mundo para tratar de contener una pandemia que nadie nunca imaginó vivir y que nos arrebató mucho.
Hoy las cosas lucen un poco más tranquilas y hay menos incertidumbre. Poco a poco nos hemos ajustado a la nueva normalidad, lo que prueba una vez más que los seres humanos tenemos la capacidad de adaptarnos y sobrevivir.
Pero desde luego, este año ha dejado una gran huella en todos nosotros, y aunque nos ayudó a unirnos más como familias y valorar todo lo que tenemos, también causó estragos en la salud mental. En especial, la de las madres.
Los números no mienten
Siendo una madre que anteriormente ha padecido ansiedad y depresión, sé lo importante que es cuidar nuestra salud mental y conozco las cosas que pueden afectarle. En una situación como la que nos ha tocado vivir, es más importante que nunca atenderla y cuidarla.
Haciendo un recuento de los diversos estudios que se han hecho durante la pandemia en este tópico, encontramos que nosotras, las madres, somos uno de los segmentos de la población que más ha padecido su efecto.
Según los resultados de una encuesta publicada en julio del año pasado, el 86% de las madres se sentía triste, apática y desmotivada, y más cansadas que antes del confinamiento. Siete de cada 10 mujeres que participaron en esa encuesta describieron su cansancio como 'alto'.
En otro estudio realizado en octubre de 2020, las madres reportaron padecer niveles moderados a severos de insomnio y ansiedad a causa de la pandemia. En números, los casos de insomnio clínico en madres aumentaron al doble: de un 11% antes de la pandemia a un 23% durante ella.
En las noticias, destaca la cantidad de madres que han tenido que renunciar a sus trabajos porque no podían con todo. Y ni hablemos de las mujeres que tuvieron un hijo. Otro análisis publicado en junio del año pasado, mostró que los casos de depresión postparto casi se habían triplicado durante la pandemia.
Cómo influye esto en nuestra vida y maternidad
El cuidado de la salud mental es uno de los temas que más me apasiona, simplemente porque es uno de los pilares básicos para una vida plena y feliz. Pero cuando ésta se ve afectada, como lo ha sido en este último año, influye en nosotros y todo lo que nos rodea.
En el caso de las madres, la pandemia en general ha aumentado nuestros niveles de estrés y ansiedad. Tenemos temores para los que nadie nos preparó, que nos quitan el sueño por las noches y nos hacen sentir inseguras aún con todas las medidas para evitar el contagio.
También, podemos ver el efecto de la pandemia en nuestra paciencia. El confinamiento, los cambios de rutina, el balance entre vida laboral y familiar, la lista de precauciones que debemos seguir y todo lo demás que ha venido acompañando esta situación, nos hacen sentirnos desbordadas, y por lo tanto, menos pacientes que antes.
Si antes llorábamos a escondidas, durante la pandemia lo hemos hecho más. Nos preocupa todo lo que pueda pasar, no solo a nosotras sino a nuestros hijos, quienes nos necesitan más que nunca y lo han demostrado pidiéndonos mucho más que antes. Y solo por eso, el peso mental y psicológico de la pandemia es mayor en nosotras.
Todo eso, lo sumamos a la ya conocida carga mental que llevábamos antes de la pandemia. ¿Cómo no vamos a enloquecer? ¿Cómo evitar sentir que no estamos dando la talla? Quizás físicamente estamos bien, pero mentalmente estamos agotadas y eso influye en la relación con nuestra familia.
Qué nos deja todo esto
Creo que aunque hayamos compartido preocupaciones, miedos y dudas, la experiencia de cada madre es distinta. Sin embargo, también pienso que el hecho de haber vivido una pandemia juntas, nos ayudó a crecer similarmente en muchas cosas.
Estamos agotadas, no hay duda. Pero también hemos aprendido que somos mucho más fuertes de lo que creíamos. A pesar de todo, seguimos luchando cada día por nosotras y nuestros hijos. Aunque el mundo luzca oscuro, nos pintamos una sonrisa por y para ellos.
Y esto nos ha ayudado a crecer, a aprender, a soltar. Pero también, a ser más gentiles con nosotras mismas. A valorar y priorizar ese tiempo para nosotras, que ahora es más necesario que nunca, y entender que cuidar nuestra salud mental, también es cuidar de nuestros hijos.
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