Es verano de este lado del planeta y todavía falta un mes para que comiencen las clases. Durante las vacaciones mis hijas asisten por las mañanas a una colonia, un proyecto educativo de recreación y tiempo libre. Esta semana, como culminación del propósito mensual, están de campamento con noche incluída.
Los campamentos son estancias de varios días que los niños pasan en grupo con monitores/educadores especializados. En los campamentos, el contacto del niño con la Naturaleza es total. Los períodos de convivencia con otros niños tienen muchos aspectos positivos:
Los niños están fuera de casa durante algunos días. Esto es bueno para los pequeños pues fomenta en ellos la autonomía y el compartir con amigos y otros adultos referentes.
Están en contacto con la Naturaleza, cosa que en muchos casos durante el ciclo lectivo es muy difícil.
Las acampadas enfrentan a los niños a situaciones distintas a las vividas a diario en sus casas. Esto es muy enriquecedor y los ayuda a madurar.
Al estar integrados a un grupo, mejoran sus habilidades sociales pues ponen en práctica todas las normas de convivencia que les vamos enseñando constantemente.
Participan activamente en los servicios y en la intendencia. Eso les hace más responsables.
Aún cuando las ventajas de participar en esta actividad son muchas, los padres debemos tener en cuenta que no todos los campamentos para niños reúnen los requisitos de calidad necesarios para que todo funcione de manera adecuada. Es necesario conocer a los organizadores y hacerse con referencias antes de inscribir a nuestros hijos. Para ello, es recomendable participar de las reuniones previas, donde se explican los objetivos de los programas que se proponen e incluso es conveniente tener alguna entrevista con los educadores a cargo de la actividad para saber si nuestro hijo está listo para participar de la acampada.
Más información | Preguntas frecuentes con respecto a los campamentos de verano