Cuando el otro día presentábamos la preocupación de los pediatras japoneses por el uso prolongado de smartphones y tabletas, pensé ‘cuando las barbas de tu vecino veas cortar…’. Y es verdad que la tendencia a usar sin medida la tecnología (tan presente a nuestro alrededor), puede ocasionar niños más pasivos o un deterioro de las relaciones personales; aunque también es cierto que la adicción a Internet está perfectamente descrita (especialmente en lo tocante a la presencia en las Redes Sociales, o la incapacidad de dejar de ‘estar presente’ por unas horas en las conversaciones que se mantienen utilizando Whatsapp o Twitter, por ejemplo).
En definitiva vengo a decir que si se consigue alcanzar el equilibrio no tiene porque haber ningún problema, si los terminales, aplicaciones o plataformas se usan en el propio beneficio tampoco, sin embargo no siempre es así, y por eso es tan importante la supervisión de progenitores y llegado el caso profesores. Hoy quiero aportar datos preocupantes (si se me permite la expresión) sobre otro país asiático que destaca por la producción de tecnología avanzada, y por sus resultados en las pruebas educativas internacionales. ¿Lo habéis adivinado ya? Si claro, vamos a hablar sobre (el gigante) Corea del Sur, y sobre la inquietud de sus autoridades frente a la obsesión observada en los más jóvenes por el mundo digital. En ese país se realiza una encuesta nacional de periodicidad anual, y los últimos resultados fueron conocidos el verano pasado. La noticia fue difundida por algunos medios de información (recuerdo haberla visto en la televisión, y leída en algún periódico digital), aunque tengo la sensación de que no tuvo demasiado impacto.
La preocupación de gobernantes, padres y profesores no es injustificada porque un 20 por ciento de los jóvenes presentaban síntomas de ‘adicción’ como sentirse ansiosos o deprimidos cuando no tenían a mano el teléfono móvil, incapacidad por reducir el tiempo que se pasa sin el terminal en la mano; por otra parte se sienten más felices cuando están conectados permanentemente. Se ponía el foco sobre todo en los adolescentes, pero la iniciativa que os voy a contar incide también en alumnos de Educación Primaria, incluso en niños muy pequeños.
Con las cifras delante, en Corea del Sur se ha empezado a pensar en organizar cursos desde los colegios para prevenir la adicción a Internet, y campamentos vacacionales para ‘desintoxicar’ a los estudiantes que muestran claros signos de dependencia.
Seúl está considerada como la ciudad más conectada del planeta, aunque no me sorprendería en absoluto que una buena parte de sus habitantes se sientan muy solos, y ha habido una intencionalidad clara en aprovechar la tecnología digital para influir en el crecimiento de la ciudad, y del país; a la vez que la tecnología está muy presente en la Educación (y esto influye en los resultados académicos), tal y como vimos aquí.
En el tramo de edad que va desde los 12 a los 19 años, más del 80 % de los estudiantes surcoreanos eran dueños de un un smartphone en 2012, y un 40 % de ellos pasan más de tres horas al día pegados a su dispositivo para chatear, retwittear o enviar mensajería rápida. Eso sin contar con el tiempo que necesitaran para realizar un uso vinculado directamente al estudio, y la verdad es que me parece una cantidad de horas excesiva, especialmente si hablamos de niños de 12 a 14 o 15 años.
Además pensemos que en Corea del Sur pasan muchas horas en la escuela y después en academias de refuerzo o extraescolares (un total de 10 diarias), ¿me queréis decir que añadir después tres (o dos o cuatro) horas pegados al móvil será saludable?, creo que en general se podría afirmar que la tendencia puede llegar a ocasionar muchos problemas.
Kwon Jang - Hee es un ex profesor que lidera una iniciativa de lucha contra la dependencia digital, y visita desde hace ocho años las escuelas del país, para trasladar a los escolares los peligros de adoptar un estilo de vida en el que el tiempo destinado a la tecnología digital es excesivo. Una de sus colaboradoras (Kim Nam - Hee) no duda en emplear expresiones contundentes como ‘esclavos descerebrados’ en las presentaciones que se realizan en escuelas, y cuando se le pregunta no duda en recordar que el colegio Waldorf de Silicon Valley - frecuentado por hijos de trabajadores de importantes empresas en el mundo de Internet - tiene un enfoque menos tecnológico, e incluso se prohibe el uso de ordenadores en clase.
Es una ironía, pero ciertamente el cerebro está para utilizarlo, y si se atrofia por una utilización indiscriminada de la tecnología, puede perder parte de sus capacidades, y curiosamente algunas de ellas nos han llevado a crear las mismas herramientas tecnológicas que ahora nos rodean.
Acabo como lo hice en el post mencionado al principio, hablando de equilibrio, y de la ‘obligación’ de los padres de mostrar alternativas de ocio para los niños (eso aquí, porque en Corea el Sur no tienen demasiado tiempo para ello). Eso cuando son pequeños, porque cuando llegan a la adolescencia debe existir un empeño por impedir que se acuesten con el móvil encendido (por ejemplo).
Imagen | El Comercio Vía | Busines s Insider En Peques y Más | Los adolescentes corren el riesgo de tener comportamientos obsesivos con la tecnología en el futuro