La tos es un reflejo que forma parte de un mecanismo de defensa del aparato respiratorio: utilizándola, el cuerpo desea expulsar mocos o cuerpos extraños, limpiando así las vías respiratorias, y facilitando el paso del aire. Pero no pocos padres se preocupan cuando aparece, aunque en realidad no suele ser síntoma de afecciones graves.
Puede que a los padres nos venga bien conocer cuáles son los tipos de tos (quizás nos ocupemos de ello otro día), aunque todos hemos oído hablar de tos productiva (la que ayuda a arrancar mocos que están en cualquier lugar del aparato respiratorio situado entre el bronquio más pequeño y la nariz) o irritativa (no hay mocos). La tos a veces asusta (como la fiebre), pero no siempre está justificada la visita al médico. ¿Sabíais que tampoco está justificado administrar medicamentos? De hecho no se deben dar jarabes para la tos sin receta (ni sin consejo) médica a niños menores de seis años. Y aunque aquí hablábamos de la miel como alternativa terapéutica a la tos nocturna, este alimento tampoco es aconsejable para menores de un año, porque puede contener esporas capaces de convertirse en una neurotoxina que dañaría un intestino inmaduro.
La tos productiva se asocia a los resfriados, y el moco genera más tos que será más intensa y frecuente durante los primeros días, si bien irá disminuyendo en frecuencia e intensidad, esto ocurrirá aunque no se administren al enfermo antitusígenos. Por eso desde FAMIPED, se llama la atención sobre el hecho de que lo que a veces nos parece efecto de la medicación es sólo el paso de tiempo que mejora el cuadro.
Las toses irritativas son las menos frecuentes en los niños y en muchos casos se deben a problemas alérgicos (asma y rinitis alérgica) y a irritantes ambientales (sobre todo humo de tabaco y contaminación), y no se tratan con medicamentos contra la tos
Consejos para mejorar el estado del niño cuando tiene tos
Es muy importante que estén bien hidratados (agua o zumos); no debemos dejar que nadie fume en la casa, y se evitará el contacto con el humo de tabaco. Se pueden hacer vahos con agua caliente, pero teniendo mucho cuidado de que el niño no se queme (vale el vaho que desprende la ducha).
Para limpiar la nariz se puede utilizar agua templada con sal (10 gramos por litro), así se facilita que salgan los mocos que no hayan salido con la tos o estornudos; ¡nada de esprais o descongestivos!
En ocasiones se deberá llamar al médico
Cuando el niño tenga dificultades para respirar, o respira más rápido de lo que es usual en él.
Si tiene fiebre (y tose sin tener la nariz tapada o con goteo); también si tiene un poco de fiebre y es menor de tres meses.
Al observar labios, cara o lengua de color azulado u oscuro.
Atención a los ruidos: un sonido parecido al silbido cuando inhalan después de toser; estridor (sonido musical o grueso) al inhalar); silbidos al exhalar (salvo que se cuente con un plan de atención para el asma).
Bebés de tres meses o menos que hayan tosido durante algunas horas.
Niños deshidratados, débiles o irritables.
Escupen sangre.
En definitiva se trata de entender que la tos es una aliada, teniendo en en cuenta que no tiene ningún sentido querer eliminarla (en general), y que tampoco está demostrado que quien tose se encuentre mejor después de quitarla. En cualquier caso se debe tratar el origen y no el síntoma.
En este sentido, conviene estar informados de que no ha sido demostrada la eficacia de remedios naturales, y que la homeopatía no contiene sustancias activas careciendo por ello de eficacia. Y en cuanto a los antitusígenos, ya sabemos que la administración de codeína está sujeta a muchas restricciones, y que el uso de dextrometorfano u otros similares pueden ocasionar intoxicaciones. De hecho en los países en los que se ha prohibido la venta en farmacias (sin receta) de medicamentos contra la tos y los catarros, han disminuido las intoxicaciones por estos medicamentos, así como las visitas a urgencias y las complicaciones asociadas.
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