Hace más de un año os explicamos que la asociación El Parto es Nuestro iniciaba una campaña de información y sensibilización sobre la maniobra de Kristeller, esa técnica mediante la cual un profesional se sube a la barriga de la madre con la finalidad de ayudar a que el bebé se aproxime a la salida y nazca más rápidamente.
Esta maniobra está desconsejada porque no hay evidencia científica que demuestre que es útil para acortar la duración de los partos y porque se ha visto que pone en riesgo la integridad del perineo de la mujer, dejando más secuelas. A pesar de ello, la maniobra se ha seguido haciendo y el Parto es Nuestro, con la campaña "Stop Kristeller: cuestión de gravedad", acaba de publicar las conclusiones de los datos recogidos. A bote pronto sorprende saber que a la mayoría de mujeres se les hizo sin su consentimiento, pero como esto no es lo único que se extrae del informe, vamos a ver más a continuación.
"Stop Kristeller: cuestión de gravedad": los datos del informe
El Parto es Nuestro ha publicado el informe en el que llevan más de un año trabajando y que tiene como objetivo mostrar datos relativos a tan criticada maniobra que provienen de las madres que la han sufrido.
En Reino Unido está prohibida y la OMS, por la falta de evidencia científica, la desaconseja. Sin embargo, en España se sigue haciendo uso de ella y con la intención de sensibilizar a la población y a los profesionales, la asociación entrevistó a 373 mujeres. De todas las entrevistas extrajeron las siguientes conclusiones:
- El 93,5% de las entrevistadas no fue informada acerca de la maniobra de Kristeller antes de su realización. En lo que supone un doble error: llevar a cabo un acto violento y activo sin explicarlo a la madre, siendo una maniobra desaconsejada también en España por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
- Al 96,2% de las mujeres entrevistadas se le practicó sin consentimiento, de lo que se deduce que a un 3% se le informó, pero sin el consentimiento de la madre, se hizo igualmente.
- El 75,3% de las mujeres considera que la maniobra no fue positiva, y un 47,1% que no ayudó a acortar el parto. Obviamente hablamos de sensaciones de las madres, pero es que sus sensaciones concuerdan con la evidencia científica: no ayuda a acortar el parto y comporta riesgos para la madre y el bebé.
- Implica una importante carga de violencia física, puesto que en el 30% de los casos se ejerce presión de forma repetida, cuatro o más veces, con los brazos y todo el peso del cuerpo sobre la mujer, provocando dolor en el momento de la maniobra en el 55,9% de los casos.
- Aunque el 39,1% de las entrevistadas pidió que parasen, en el 90% de estos casos continuaron con la maniobra: creo que no hacen falta más comentarios.
- En el 70% de los casos fue necesario realizar otras intervenciones: ventosa (22,65%), fórceps (18,82%) y la realización de cesárea (6,76%).
- Al 61% de las mujeres se les realizó episiotomía: un 30% de ellas tuvo, además de esta, desgarro, siendo el 16% desgarros de primer grado, y un 7% desgarros de segundo y tercer grado.
- El 59,4% tuvo secuelas físicas: desgarros severos de segundo y tercer grado (40,31%); dolor costal (14,8%); hematomas (12,24%); fractura de costillas (4,59%); prolapso uterino (3,06%), y desprendimiento prematuro de la placenta (2,04%).
- El 31,2% de los casos necesitó tratamiento posterior.
- El 26,5% de los bebés tuvo secuelas: dificultad respiratoria (40%); fractura de clavícula (17,78%); hematomas (15,56%); desgarro muscular y trauma encefálico (6,7%); lesiones en órganos internos e hipoxia (4,4%), parálisis de Erb y fractura de húmero (2,2%).
- El 63,5% de las madres refiere secuelas emocionales y considera que fue una experiencia traumática para ellas, para su acompañante y para el bebé.
Cómo evitar la maniobra de Kristeller
La maniobra está desaconsejada, no hay evidencia de que ayude a nada y pone en riesgo, como parece extraerse de los datos, a la madre y al bebé. ¿Qué hacer entonces si el parto se estanca, si no sigue adelante? Pues echar un ojo a la mujer y extraer conclusiones. Para que un profesional se pueda subir en la barriga de una mujer, ésta tiene que estar tumbada. El primer error está aquí. La ley de la gravedad, cuando una mujer está tumbada, hace que el bebé caiga sobre su espalda y no sobre su cuello uterino, que es la dirección que debería tomar el bebé. Cuando se respeta los tiempos de la mujer, cuando se le deja libertad de movimientos, las mujeres suelen adoptar posiciones verticales. De esa manera, de pie, en cuclillas, o en posición de manos y rodillas (a cuatro patas, para que nos entendamos), la fuerza de la gravedad (a la que se hace mención en el título de la campaña en doble sentido) ayuda a que el bebé descienda a través del canal del parto.
Más información | Informe "Stop Kristeller: cuestión de gravedad" en El Parto es Nuestro
Imagen | Dosmasdos
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