En 1979, la ginecóloga Florence Haseltine decidio que quería parir por cesárea. Dirante siglos, la cesárea era una operación que se practicaba cuando la madre estaba casi muerta y, por supuesto, moría después de practicar esta intervención.
Pero en el siglo XX ha habido ciertos descubrimientos importantes en el ámbito médico y la ginecología ha avanzado lo suficiente como para que la cesárea no sea sinónimo de muerte para la madre. Pero, ¿por qué una doctora en obstetricia decidió que le practicaran una cesárea para traer a su bebé al mundo?
Florence Haseltine decía que una mujer no se queda embarazada para dar a luz sino para tener a su bebé. Fue criticada por su decisión, al igual que sucede con muchas mujeres que hoy en día deciden por sí mismas (y no porque el médico se lo aconseje) parir por cesárea. Una cesárea innecesarea.
Pero ella era una mujer formada, que había asistido partos, con los conocimientos y experiencia suficiente para decidir supuestamente con fundamento. Además era feminista, y quería superar todos los obstáculos que su género le había planteado en su carrera. Y reivindicaba su decisión como una forma de feminismo, distinto al que propone que la mujer es poderosa para parir de manera natural sin anestesia.
Para ella, aquello era una gran muestra del derecho de la mujer a decidir. Del derecho a contar con la información suficiente para conocer todas las ocpiones médicas y escoger la más conveniente. Al menos la que ella consideraba la más conveniente en aquel momento, la que a ella le hacía sentir más segura.
Precursora de las cesáreas "a la carta"
A partir de esa fecha en que la doctora Haseltine pidió una cesárea, el número de cesáreas "a la carta" se ha multiplicado, no solo en Estados Unidos sino en buena parte de nuestro mundo civilizado. Tanto se ha popularizado esta intervención para traer a un bebé al mundo que las autoridades médicas mundiales han tenido que advertir sobre sus riesgos.
En 69 países de los 137 de los que se tiene información, los índices de cesárea están aumentando, no solo con el consiguiente riesgo sino también con un coste elevadísimo para estos países de en intervenciones innecesarias.
Hoy en día una decisión como la que tomó la doctora Florence Haseltine seguiría siendo incomprendida, pero también podría ser más fácilmente discutida gracias a los datos y recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que señala con contundencia que la cesárea solo debe realizarse si hay indicación médica.
El riesgo de ingresar en la Unidad de Cuidados Intensivos es diez veces mayor tras una cesárea selectiva planificada que después de un parto vaginal natural. Frente a los alumbramientos naturales, las cesáreas están asociadas a un incremento de la morbilidad y la mortalidad maternas. Su práctica también se ha asociado a más riesgo de requerir una transfusión o de histerectomía. Esto es lo que nos dice la OMS. Esto es lo que dicen los estudios científicos sobre el tema.
Con todo ello, puede que en hoy no exista una doctora con la formación adecuada y actualizada a nuestros días que decidiera dar a luz por cesárea sin ninguna razón médica. Aunque sí muchas personas sin la información completa siguen decidiendo esta forma de parir.
Y yo me pregunto, a esas mujeres, ¿por qué nadie les ofrece esa información? Al fin y al cabo, van a ser atendidas por médicos... ¿A quién conviene que se sigan haciendo cesáreas innecesarias, a pesar de los riesgos que conllevan? ¿No debería suprimirse cualquier incentivo económico para este tipo de intervención?
Un estudio reciente sobre los factores responsables de la creciente incidencia de partos por cesárea nos muestra que hay muchos factores determinantes, pero tienen que ver el aumento de la demanda de las pacientes y el aumento de la prestación por parte de los médicos a los que se les paga por la intervención.
Aquí está uno de los motivos por los que las cesáreas son más frecuentes en los hospitales privados. Lo cual me lleva a pensar... ¿el camino que lleva la Sanidad pública en España, privatizando cada vez más servicios, no seguirá favoreciendo las cesáreas? ¿No debería un sistema ahogado optar por la opción más barata, ya que es la más segura?
Y, por otro lado, ¿puede una mujer decidir una cesárea si el equipo médico no la ve necesaria? ¿Se pueden negar a practicar esta intervención? ¿Han de convencer a la mujer? Muchas dudas se plantean en esta cuestión...
Por cierto, Florence Haseltine sigue activa en el mundo de la investigación y publicación, es autora de diversas obras sobre biología reproductiva, ginecología y salud femenina, fundó su propia asociación de investigación de la enfermedad de las mujeres (Women's Heath Research) y pertenece a prestigiosas sociedades médicas.
Apuesto a que hoy en día, con todos los datos nuevos que se conocen acerca de los riesgos de la intervención, la ginecóloga no optaría por un parto por cesárea a no ser que fuera médicamente necesaria. O eso espero...
Foto | remysharp en Flickr En Bebés y más | Piel con piel madre-bebé, también tras una cesárea, Por fin disminuye el número de cesáreas innecearias