Entendiendo el patrón de sueño del bebé y cómo evoluciona en el primer año

Entendiendo el patrón de sueño del bebé y cómo evoluciona en el primer año
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El sueño de los seres humanos es objeto de grandes investigaciones. Lo que sucede desde que cerramos los ojos por la noche hasta que los abrimos a la mañana siguiente es un enigma que poco a poco vamos descubriendo.

Sin duda, una de las mayores preocupaciones de quienes son padres es el sueño del bebé durante el primer año de vida, en el que se calcula que los padres pierden unas 700 horas de sueño. Normal que preocupe.

Al dormir, todos atravesamos diferentes fases de sueño, pero las fases de sueño de un bebé no son las mismas que las de un adulto. Es muy interesante que los padres conozcan cómo funciona el sueño en los bebés para comprender mejor su patrón de sueño, el por qué de los despertares nocturnos y por qué es desacertado el entrenamiento del sueño.

Las fases de sueño en el bebé

Un adulto pasa por cinco fases de sueño, cuatro subfases de sueño No REM (movimiento ocular no rápido) divididas en sueño ligero y sueño profundo, y una fase REM (movimiento ocular rápido), un tipo de sueño muy ligero.

En cambio, el patrón de sueño del bebé es muy diferente al de un adulto. Un bebé recién nacido sólo tiene dos de las cinco fases. Ellas son: sueño profundo y fase REM.

El por qué es muy simple. Un recién nacido necesita despertarse varias veces para alimentarse. Si tuviera cinco fases necesitaría mucho más tiempo para dormir y no podría alimentarse tantas veces como tiene que hacerlo.

Pasan más tiempo en sueño REM, menos profundo y más receptivo a los cambios del entorno. Luego entra en una fase de sueño profundo (no REM) del que pueden salir fácilmente despertándose. Y así toda la noche alternan ambas fases.

El patrón de sueño del bebé es muy diferente al de un adulto. Un bebé recién nacido sólo tiene dos de las cinco fases

Tal vez ahí esté la clave de muchos malentendidos. Es absolutamente natural y normal que un bebé se despierte por la noche. Lo hace para que “alguien”, por lo general su madre, satisfaga su necesidad de comer. Por eso los bebés se despiertan llorando. Es su forma de llamar a mamá para que le de de comer o simplemente para que lo cobije en sus brazos, que al igual que comer, es una necesidad básica del recién nacido.

Creo que comprender esto es básico para entender por qué no es sano intentar modificar el patrón de sueño de los niños. Porque va en contra de su propia naturaleza. También se entiende por qué quienes defienden el colecho (dormir con el bebé) sostienen que es más natural que cualquier otra forma de hacer dormir al bebé.

Porque en cuanto se despierta con hambre tiene cerca a su madre para alimentarse (hay veces que el bebé mama y ni él ni la madre se enteran) y porque además se despierta menos por la noche, pues al tenerla cerca no siente la necesidad de llorar para buscar su calor. Habréis notado que a veces el bebé se despierta llorando, mama cinco segundos y se queda dormido. No buscaba alimento, sino el contacto con su madre.

El patrón de sueño infantil en el primer año del bebé

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El sueño aparece en la etapa prenatal. A partir del sexto mes de embarazo el bebé ya experimenta una fase de sueño activo REM (Rapid Eye Movement – movimiento ocular rápido) dentro del vientre materno, donde duerme la mayor parte del tiempo.

Cuando nacen duermen la mayor parte del día, entre 18 horas y 20 horas, sin diferenciar el día de la noche. Los períodos de sueño se van acortando a medida que pasan los primeros meses y el bebé va necesitando conocer más los estímulos que provienen de su entorno.

Pasados los tres meses, entre el cuarto y aproximadamente el octavo mes, se produce un período muy especial. El bebé adquiere el resto de las fases de sueño. Pero como todo, lleva su tiempo aprender a “usarlas”. Comienza un período de adaptación en el cual el niño va practicando cómo dormir, por decirlo de alguna manera.

Ya reconoce la diferencia entre el día y la noche. Duerme más horas por la noche y durante el día seguramente haga una o dos siestas, los más dormilones tal vez tres. Habrá noches que se despierte muchas veces, otras menos y tal vez alguna, alrededor del medio año, las menos, duerma de un tirón.

Pero en esta etapa el sueño del bebé se vuelve muy inestable, con despertares muy frecuentes, incluso más que cuando era un bebé recién nacido. Y esto sucede porque sus fases de sueño están cambiando.

Alrededor del año, el niño comienza a tener microdespertares, es decir pequeños lapsos de despertar que son una respuesta innata del ser humano a estar en constante alerta. Si a los microdespertares le sumamos los miedos nocturnos, las pesadillas y demás hitos nocturnos que suceden en la infancia, son alrededor de tres o cuatro años en los cuales los constantes despertares por la noche son absolutamente normales.

Como padres, nos queda acompañarlos y confortarlos en sus interrumpidas noches.

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