En Bebés y más siempre hemos recomendado el uso de fármacos inteligente, siempre después de que el pediatra los haya recomendado. No es lo mismo medicarse un adulto cuando tiene dolor de cabeza o un ligero resfriado que sólo precisa de un calmante para los síntomas, que dar a un bebé medicación como si fuéramos doctores, aunque su mal nos parezca tan simple como una tos.
Esto viene al caso debido a una noticia que hemos leído en Doyma, en el que alertan sobre un estudio publicado en Morbidity and Mortality Weekly Report que dice que en el periodo de un año, entre 2004 y 2005, unos 1.500 niños menores de 2 años fueron atendidos de urgencias por los efectos secundarios provocados por medicaciones contra la tos y el resfriado. Ante estas cifras y la investigación de tres muertes de bebés de 1 a 6 meses de edad relacionadas con el uso de dichos medicamentos, las Autoridades de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) no han podido menos que reiterar que los fármacos y remedios para enfermedades comunes como los resfriados no deben administrarse a los niños, a no ser que sea por prescripción médica.
Las investigaciones realizadas a los bebés fallecidos muestran que los niveles plasmáticos de pseudoefedrina oscilaban entre los 4.700 y 7.100 ng/ml, cuando con una dosis infantil normal, los niveles deberían encontrarse entre los 180 y los 500 ng/ml.
Recordemos hasta qué edad nuestros hijos deberán ser visitados por el pediatra (16 años), y deduce que las dosis y medicamentos no son comunes a las de los adultos. Aún así, es perjudicial automedicarse. Piensa en tu bebé y consulta siempre a su pediatra.