Hemos visto anteriormente que el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) presenta una serie de manifestaciones que pueden hacer que el rendimiento académico del niño con TDAH puede estar por debajo de lo esperado para su edad, o incluso que las relaciones sociales se vean también comprometidas por el carácter del pequeño.
Por este motivo, es necesario identificar lo más tempranamente posible los síntomas para que, mediante una intervención en niños y niñas con TDAH lo más específica posible poder favorecer el óptimo desarrollo de todas sus aptitudes.
Antes se suponía que los problemas asociados a la hiperactividad desaparecían durante la adolescencia pero, si bien es cierto que muchos hiperactivos mejoran debido la maduración fisiológica que comporta la adolescencia, muchos de sus problemas, sobre todo cuando no se han tratado, se mantienen durante la juventud y la edad adulta.
Generalmente, el tratamiento farmacológico ha sido el vehículo habitual (llegando en ocasiones a no contemplarse otras posibilidades) para tratar el TDAH. Actualmente se contemplan también otros métodos, como pueden ser los educativos conductuales y los cognitivo -conductuales, para mejorar la atención y ayudar a controlar la excesiva actividad motriz, a mejorar las relaciones sociales y a enfrentarse con posibilidades de éxito a las tareas.
También el refuerzo de las habilidades escolares deficientes y la adecuación de los objetivos a las necesidades y capacidades del niño mejoran su ajuste escolar y colaboran a un mejor rendimiento. No hay que olvidar que el TDAH se trata de un problema complejo para el que se necesitan soluciones inteligentes y enfoques integradores, adaptados a cada niño.
Características del tratamiento
Es muy difícil decir qué tratamiento es el mejor y cuál es el peor para abordar a un niño con TDAH. Puede ser que un niño no responda favorablemente a un tipo de tratamiento mientras que otro le funciona bastante bien, mientras que en otro caso distinto, el tratamiento sea completamente diferente.
Por eso, al iniciar cualquier tipo de intervención, es necesario tener muy en cuenta, sin excluir ninguno, los aspectos comunes que comparten las intervenciones destinadas a tratar los problemas complejos que define este trastorno.
Uno de estos aspectos es el de individualización. Esto significa que no existe un tratamiento universal para el TDAH, ya que las respuestas de los niños al mismo varían mucho de unos casos a otros. La variabilidad de los síntomas, el tipo de problemas asociados que puedan surgir o los diferentes factores familiares en el desarrollo del trastorno hacen que sea necesario un tratamiento individualizado para cada caso en particular.
Por otro lado tenemos la contextualización, ya que cuando se inicie el tratamiento debemos tener en cuenta los aspectos peculiares del contexto donde se llevará a cabo: la forma de reaccionar e interaccionar los padres y demás personas cercanas al pequeño, las exigencias o los recursos de los que se dispongan.
El trabajo interdisciplinar es muy importante, ya que debe existir una acción de tratamiento coordinada entre todos los profesioanles que intervienen en la vida de estos niños. La intervención temprana en niños y niñas con TDAH puede desarrollarse desde distintos enfoques que pueden combinarse en función de las necesidades especiales que presente cada niño concreto.
Tipos de intervención
En niños con TDAH que cursan la etapa de Educación Infantil se trabaja, fundamentalmente, con tratamientos de técnicas de modificación de conducta, las cuales son técnicas especialmente apropiadas para el tratamiento de los niños en Educación Infantil por su adecuación al nivel de desarrollo. Entre las técnicas conductuales más recomendadas para niños con TDAH de esta edad se encuentran la alabanza, el refuerzo positivo, las economías de fichas, la extinción, o el tiempo-fuera.
Además de ayudarles a regular su conducta desde fuera mediante estas técnicas de modificación de conducta, es importante enseñarles también a controlarse por ellos mismos. Por ello, es importante que uno de los objetivos del tratamiento sea el desarrollar habilidades cognitivas de autorregulación.
Otro importante componente de la intervención en niños con TDAH es proporcionar ayuda en el área de las habilidades sociales, determinando las necesidades reales en habilidades sociales de los niños.
En ocasiones también se recurre al tratamiento farmacológico, siendo los psicoestimulantes los fármacos más usados en la actualidad para el tratamiento del TDAH. Los estimulantes potencian la acción de distintos neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina, estimulando zonas el cerebro relacionadas con la atención, la activación y los procesos inhibitorios.
Es muy importante también la intervención dentro del ámbito familiar ya que existen varios factores como el estrés, los conflictos o las prácticas disciplinares inadecuadas que incrementan el riesgo de los niños a padecer problemas de conducta o de aprendizaje y que van a entorpecer el éxito de las intervenciones.
Como veis, no existe un único modelo de intervención en niños y niñas con TDAH, por lo que es necesario llevar a cabo un exhaustivo estudio de cada caso en particular para ver qué tipo de metodología es la más apropiada y lograr así un mayor rendimiento.
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