La falta de tiempo suele ser nuestra excusa para no dedicar más tiempo a nuestros hijos. Sin embargo, como he querido ilustrar con esta viñeta, el que no tengamos tiempo para los hijos es relativo.
Excluyendo el tiempo del trabajo, durante el que difícilmente podremos estar junto a los hijos (¿por qué tiene que ser siempre así?), al día le quedan muchas horas. Dadas nuestras malas condiciones de conciliación, las madres y padres trabajadores se tienen que organizar para “poder” con todo, trabajo, hijos, casa…
Aunque siempre hay algunos truquillos para que las madres trabajadoras no desfallezcan en el intento. Pero no es fácil, y a ello en muchas ocasiones se suma la culpabilidad de no estar con los hijos.
Y, volviendo a esas horas en las que no estamos en nuestro centro de trabajo, claro está que los adultos tenemos cosas que hacer, pero… ¿por qué no hacerlas junto a nuestros hijos?
Ya Armando nos comentaba hace un tiempo que ir a la peluquería, hacer la compra, recoger la ropa… es una manera más de pasar tiempo de calidad con ellos.
Si por el contrario excluímos de nuestras actividades cotidianas a los pequeños (a las que nos pueden acompañar sin problema) estamos restando momentos en compañía que para ellos son fundamentales.
Claro que en esto, como en todo, hay puntos intermedios y excepciones que considero absolutamente válidas. No quiero decir que estemos todo, todo el tiempo con nuestros hijos (los que ya no son bebés), eso sería bastante poco realista.
Y luego está la cuestión de nuestras prioridades. Porque siempre tenemos tiempo para lo que nos interesa, ya sea ir al gimnasio, acudir a un cursillo o ir a tomar un café con los amigos. Y no digo que esto sea malo, cada cual prioriza en su vida lo que más le interesa, pero entonces no podemos decir que no tenemos tiempo para nuestros hijos.
Y lo grave ya sería decir que no tenemos tiempo para educarlos, como sucede en la viñeta, porque entonces la priorización de otras actividades frente a la compañía de nuestros hijos me parece irresponsable. No sólo nos perdemos verlos crecer, sino que les privamos de unas bases sólidas para su desarrollo afectivo, emocional y social, privándoles de sus figuras de referencia, mamá y papá.
En fin, son casos extremos, y seguro que vosotros cuidáis y educáis a vuestros hijos perfectamente, o al menos ponéis todo el empeño en ello, y eso no quita para que alguna vez hayáis ido a cenar sin ellos.
Pero, como dice el lema de la viñeta:
No tengo tiempo es un eufemismo para decir “Tengo tiempo para lo que me interesa”
Seguro que todos queremos pasar más tiempo con nuestros hijos, sólo hay que buscar un poquito para encontrar ese tiempo que considerábamos inexistente… o que dedicamos a otras cosas.
Imagen | Faro
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