El colecho es una palabra que se oye mucho últimamente que viene a englobar todas aquellas situaciones en que un bebé o niño duerme en el mismo sitio (digamos cama o colchón) que sus padres.
Se trata de una práctica de esas “de toda la vida”, que se sigue practicando en muchas culturas, pero que en occidente ha quedado casi en desuso al disminuir la fecundidad y aumentar los recursos de cada familia.
En otras palabras, en muchas ocasiones se dormía con los niños porque, simplemente, no cabían en otro sitio. Sin embargo ahora sí caben y a pesar de ello muchas familias, incluida la mía, están optando por llevar a cabo esta práctica.
Como llevo ya algo más de tres años haciéndolo me considero capacitado para reflexionar sobre el colecho y dar mi visión. Voy a ello.
La palabra colecho no existe
Es cierto, se trata de un término inventado adaptado del término inglés co-sleeping. En alguna ocasión he recibido este argumento como “ataque” al colecho, es decir, ¿cómo va a ser bueno o normal algo cuya palabra para nombrarlo no existe?
Lo cierto es que la defensa es muy simple. Yo le doy a mis hijos besos en metralleta (seguro que todos sabéis a qué me refiero) y sin embargo esa acción no tiene un verbo que la defina. ¿Eso hace que dar besos de esa manera sea algo malo?
Ya está tardando la RAE en aceptar el término colecho, pues es algo que seguro se hace desde antes de Cristo y se sigue haciendo, como digo, en muchísimas partes del mundo.
El colecho y la muerte súbita
Hay estudios que dicen que el colecho disminuye el riesgo de muerte súbita. La muerte súbita sucede cuando un bebé realiza una apnea (deja de respirar momentáneamente) y por la razón que sea no vuelve a respirar (no “salta” el mecanismo que hace respirar cuando falta oxígeno al cerebro). Cuantas más apneas haga un bebé más probabilidades tendrá teóricamente de padecer la muerte súbita.
Se dice que cuando un bebé duerme junto a un adulto tiende a imitar la respiración que oye y las apneas desaparecen.
Esto se ha comprobado con los niños prematuros cuyos padres hacen el método canguro. Estando en la incubadora el nivel de estrés es mucho mayor que junto al cuerpo de su madre y de igual manera, en la incubadora realizan varias apneas al día mientras que cuando están en contacto piel con piel con su madre (o padre) las apneas desaparecen.
Pero (siempre hay un pero), también hay estudios que dicen que el colecho aumenta el riesgo de muerte súbita. Ya, yo también pienso lo mismo: que se aclaren de una vez. De todas maneras no me afecta demasiado porque como padre hace ya tiempo que dejé de leer todo tipo de estudios relacionados con el colecho (los leo como profesional), porque digan lo que digan, lo seguiré haciendo (y porque sigo pensando que al haber menos apneas, hay menos riesgo de SMSL).
Si lo metes en la cama luego no querrá salir
Estoy de acuerdo. Si dejas que un hijo duerma en tu cama lo más probable es que luego no quiera dormir en la suya, simplemente, porque será un cambio en su vida (y los cambios no sientan bien a nadie) y porque en la otra cama no estarán ni mamá ni papá.
Personalmente no tengo ningún problema en este sentido. Sé que un día ellos mismos se querrán ir de nuestro lado, así que, por mi parte, que se vayan cuando quieran. Aunque confieso que les echaré de menos.
Los niños necesitan su espacio
También estoy de acuerdo. Los niños necesitan tener un lugar donde jugar, un lugar donde dormir y un lugar donde poder acudir a desconectar o a hacer lo que les plazca.
Los niños tienen que tener su habitación y su cama. Los míos la tienen y están es su habitación, la diferencia es que la utilizarán el día que ellos la necesiten realmente, o lo que es lo mismo, el día que quieran irse a ella.
En el mundo hay dos tipos de especies animales, las que nada más nacer se tienen que espabilar por la comida y por sobrevivir (las que nacen ya andando y con una mínima capacidad para huir de los depredadores) y las que al nacer dependen en exclusiva de sus cuidadores para todo (y lloran y se quejan cuando se quedan solos porque su instinto les dice que están en peligro).
Tengo la sensación que los bebés humanos pertenecen a ese segundo grupo que necesita a su cuidador cerquita ya que por la noche, cuando se sienten solos, lloran.
¿Necesitan su propio espacio? Sí, pero no cuando aún son bebés, ni a los dos años, sino cuando ya no sientan peligro alguno y puedan dormir tranquilamente en su cama.
Además, no entiendo la importancia que se le da al dormir solos, si cuando llegamos a adultos y vivimos en pareja dormimos acompañados.
¿Será más dependiente?
Parece ser que existe una regla no escrita que dice que cuantas más horas esté un niño con su madre (o padre) más dependiente será de ella. El colecho, como supone varias horas de la noche en que el niño no aprende a estar solo, porque está acompañado, es visto como un “dependizador”.
Lo cierto es que la observación y los estudios realizados con niños que pasan mucho tiempo con sus padres vienen a demostrar precisamente lo contrario. Aquellos niños que están más tiempo con sus padres son, de media, emocionalmente más estables y tienen más capacidad para jugar y estar solos sin la ayuda de sus padres ya que saben que en el momento en que la necesiten podrán contar con ella.
Lo ideal es que la independencia y la autonomía venga sola, fruto del aprendizaje con los demás y no impuesta, fruto de aprender en soledad.
Hace unos días hablamos de ello en la entrada de Punset y hace un tiempo hablé de la independencia dando ejemplos.
En fin, hay más razones y más puntos a reflexionar sobre el colecho, pero tienen poco fundamento, poco sentido o realmente no he caído en ellos.
Lo importante al fin y al cabo es tener claro que el colecho es una opción válida y que cada pareja tiene que tener el derecho de poder elegir cómo dormir en su casa, que para eso es su familia y su intimidad.
En mi casa colechamos, básicamente, porque nos gusta.
Fotos | Flickr (Karen Sheets), Flickr (karindalziel) En Bebés y más | Entradas del Ser papá, Dormir con los hijos: ¿bueno o malo?, Colecho y muerte súbita según las asociaciones de Pediatría, Dormir con los hijos hasta los 5 años