Me ha llamado la atención la ocurrencia de comparar el parto con una comida como el puchero. Así, de repente, puede sonar un poco burdo, pero situándola en un contexto, la metáfora es ciertamente acertada.
La frase la ha pronunciado Trini Ramos. Es matrona del Hospital Materno de Málaga, tiene 22 años de experiencia y cada día trae al mundo entre tres y cuatro bebés, así que conoce muy bien la situación de los partos en la actualidad.
Es defensora de los partos más naturales y de dar a cada mujer el tiempo que necesita para parir. Por eso ha dicho “los partos necesitan su tiempo, como un buen puchero, porque si no luego sale aguado”.
Es cierto que la mecanización de los partos ha provocado un aceleramiento antinatural de los nacimientos. No hay camas disponibles en el hospital, pues hay que acelerar las cosas para desocuparlas pronto; si no dilatas rápido, a cesárea; oxictocina para acelerar la dilatación; rompimiento artificial de bolsa y demás maniobras que no permiten que “el puchero” se cocine en su punto.
Personalmente me ha encantado la comparación, porque también me gusta la cocina.
Como un plato de comida hecho con amor y dedicación, el parto es un proceso en el cual el tiempo es muy importante. Como sucede con el tiempo de cocción de los ingredientes, cada mujer tiene su propio ritmo para dar a luz, algunas pueden demorar dos horas mientras que otras un día entero. Porque no es lo mismo asar una hamburguesa vuelta y vuelta que preparar un buen puchero casero.
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