Una de las preocupaciones más modernas que tenemos los padres sobre la educación de nuestros hijos, es la calidad de los alimentos que les damos. Es algo relativamente común ya que en otras épocas bastante tenían ya de encontrar algo que comer. La mejora de las condiciones de vida y el desembarco de la industria en el campo, así como la mejora de las técnicas de conservación hizo que mejorase bastante tanto el acceso a los alimentos así como la variedad de estos.
Con el tiempo todo esto ha mejorado y hoy en día a nadie le extraña comerse una ternera Argentina en un restaurante a orillas del Mediterráneo o un plato precocinado que llega desde Vietnam. Pero todo ello trae sus problemas y es que para mantener el estado y el buen aspecto de los alimentos se empezaron a utilizar diferentes compuestos, al igual que para conseguir aumentar la producción de materia prima. No todo resultó ser muy saludable y fueron muchos los que se vieron afectados por estas prácticas. Hoy en día las cosas han cambiado y hay multitud de análisis, pruebas y controles para que los alimentos sean seguros, pero aún así hay quien afirma que siguen existiendo peligros y nosotros como padres nos preguntamos, ¿es sano lo que comen nuestros hijos?
En el caso de mis hijos, durante la lactancia fue mi mujer la que se preocupó de comer sano, algo que no siempre tenemos en cuenta o al menos nosotros no lo teníamos antes de ser padres. Una vez que empezamos a introducir la alimentación complementaria fue cuando yo empecé a preocuparme un poco más sobre qué productos consumíamos en casa, tampoco era algo exagerado, simplemente seguíamos las recomendaciones básicas y un poco de sentido común al intentar mantener una dieta equilibrada.
Fue en mi entorno laboral, donde me dí cuenta que la gente se tomaba su alimentación y la de sus hijos de una forma mucho más intensa. Vi como mucha gente revisaba las etiquetas de composición de los alimentos que compraba, e incluso que habían dejado de consumir ciertos alimentos por contener sustancias que podrían ser nocivas, había aparecido la quimiofobia en nuestro entorno.
Un pequeño experimento
Vamos a hacer un pequeño experimento, si me lo permiten.
¿Comprarían ustedes algo que lleve esta composición?
INGREDIENTES: agua (75%), azúcares (12%) (glucosa (48%), fructosa (40%), sacarosa (2%), maltosa (<1%)), almidón(5%), fibra E460 (3%), aminoácidos (ácido glutámico (19%), Aspártico (16%), Histidina (11%), Leucina (7%), Lisina (5%), Fenilalanina (4%), Arginina (4%), Valina (4%), Alanina (4%), Sserina (4%), Glicina (3%), Treonina (3%), Isoleucina (3%), Prolina (3%), Triptófano (1%), Cistina (1%), Tirosina (1%), Metionina (1%)), ácidos grasos(1%)(palmítico (30%), ácidos grasos OMEGA-6: Linoleico (14%), ácido graso OMEGA-3: Linolénico (8%), oleico (7%), palmitoleico (3%), esteárico (2%), ácido láurico (1%), Ácido mirístico (1%), cáprico (<1%)), resíduo seco (<1%), fitosteroles, E515, ácido oxálico, E300, E306 (Tocoferol), filoquinona, tiamina, COLORANTES (Amarillo-naranja E101 (riboflavina), color amarillo-marrón E160a), SABORES (3-metilbut-1-il etanoato, 2-metilbutilo Etanoato, 2-metil-1-OL, 3-metil-butil-1-OL, 2 - Hidroxi-3-metil-butanoato de metilo, 3-metilbutanal, Etilhexanoato, etil butanoato,, pentil acetato), 1510, agente de maduración natural (GAS etileno).
Pues espero que su respuesta haya sido afirmativa pues se trata de un producto muy nutritivo, que ayuda a tus defensas (en invierno y en cualquier época) y con un gran sabor. Hablamos del plátano, que por cierto es más efectivo previniendo resfriados que esos productos tan famosos cuyo anuncio parece un capítulo de los x-men más que un producto lácteo.
Más miedo da aún la composición de un simple huevo de gallina, esos que tan buenos están fritos y acompañados de un poco de chorizo.
INGREDIENTES : AQUA ( 75,8 %) , aminoácidos ( 12,6 %) ( ácido glutámico(14%), ácido aspártico (11%), valina (9%), arginina (8%), leucina (8%), lisina (7%), serina (7%), fenilalanina (6%), alanina (5%), Isoleucina (5%), prolina (4%), tirosina (3%), treonina (3%), Glicina (3%), histidina (2%), metionina (3%), cistina (2%), Triptófano (1%)); ÁCIDOS GRASOS (9,9%) ( octadecenoico ( 45%), ácido Hexadecanoico (32%), octadecanoico (12%), Eicosatetraenoico (3%), ácido eicosanoico (2%), ácido docosanoico (1%), ácido tetracosanoico (1%), ácido octanoico (<1%), Decanoico (<1%), dodecanoico (<1%), ácido tetradecanoico (<1%), ácido pentadecanoico (<1%), ácido heptadecanoico (<1%), ácido Tetradecenoico(<1%), ácido hexadecenoico (<1%), ácido Eicosenoico (<1%), ácido docosenoico (<1%), ácido graso omega-6: octadecadienoico ( 12%), ácido graso OMEGA- 3: ácido Octadecatrienoico (<1%), ácido eicosapentaenoico ( EPA ) ( < 1 %) , ácido graso OMEGA- 3: ácido DOCOSAHEXAENOICO (DHA) (<1%)); Azúcares ( 0,8%): (glucosa (30% ) , sacarosa (15%), fructosa (15%), Lactosa (15%), maltosa (15%), galactosa (15%)); COLORANTES ( E160c , E160 ), E306, E101; SABORES ( fenilacetaldehído , dodeca-2-ENAL , hepta-2-enal , hexadecanal , octadecanal , pentan-2-ONA , Butan-2-ONA , acetaldehído, formaldehído, acetona ); SHELL (E170) , TAMBIÉN CONTIENE BENCENO Y Derivados del Benceno, ésteres, Furanos, compuestos que contienen azufre y terpenos.
Supongo que si tuviéramos que etiquetar cada huevo con todo lo que contiene, una docena de ellos ocuparía lo mismo que un pack de latas de refresco, o quizás tendríamos que venderlos con una lupa para poder ver sus ingredientes (ahora que lo pienso, ¿eso ya sucede no?)
Vistos así, quizás no comprásemos tan a la ligera estos productos, lo que sería un tremendo error pues son alimentos básicos en una dieta equilibrada. Pero cuando nos hablan en términos químicos parece que todo es menos confiable y extraño, menos "casero". Y nuestro cerebro, que para eso poco ha evolucionado desde que le dábamos al entrecot de mamut, asocia lo desconocido a lo peligroso y así se cura en salud.
Hay que tener claro una cosa y es que los controles sanitarios a los que son sometidos los productos alimenticios hoy en día nos están permitiendo alargar nuestra existencia, unido por supuesto, a otros factores.
¿A dónde quiero llegar?
En estos días, bueno, quien dice días podría decir años, estamos viendo una confrontación entre dos bandos, por llamarlo de alguna forma. Por un lado tenemos a una nueva tendencia, la llamada "ecológica" o la formada por aquellos productos etiquetados por la ya archifamosa sílaba "BIO" y por otro siguen estando las grandes multinacionales con sus productos de toda la vida, con sus conservantes, colorantes y potenciadores del sabor.
¿Y quiénes son los buenos? Pues desde mi humilde opinión ninguno. Ni unos son tan malos como les pintan, ni los otros tienen tantas virtudes como anuncian o al menos tantas como para poder justificar sus desorbitados precios. Ni nos van a envenenar, al menos en la mayoría de los casos, ni nos van a hacer vivir 200 años. Y es lo que tiene vivir, que mata (aunque parezca una tontería decirlo) y de momento para eso no tenemos arreglo (eso si, parches tenemos unos cuantos).
Pero aquí os que cuentan son nuestros hijos y su alimentación. Tras este aperitivo y en próximas entradas, voy a intentar traer un poco de luz sobre varios aspectos relacionados con la alimentación de nuestros hijos.
Foto | Gramody en Flickr Vía | James's reading list