Si comparáramos las calles de nuestras ciudades de hace unas décadas, cuando nosotros éramos niños, a las de ahora, creo que enseguida notaríamos la ausencia de niños en la actualidad. Antes, jugábamos en la calle, y lo hacíamos moviéndonos y no pegados a las pantallas.
El estilo de vida sedentario de los niños (y los adultos) hoy en día hace que las tasas de obesidad aumenten alarmantemente, y por ello se buscan distintas soluciones. El Ministerio de Sanidad va a proponer al de Educación que se implante una hora diaria de ejercicio físico y deporte en los colegios españoles.
Pero es que, si seguimos mirando por esa ventanita al pasado, además veríamos que esos niños de hace 20 o 30 años almorzábamos o merendábamos bocadillos y pocos eran los que comían bollos o rosquillas industriales y zumos de bote.
Con esto quiero decir, que me parece estupendo que se quiera aumentar las horas de educación física en la escuela (aunque no vendrían mal tampoco recordar y rescatar otras materias), pero que el problema es mucho más amplio y que la actividad física no es suficiente si a ella no se suma una adecuada alimentación: es cuestión de equilibrio.
El anuncio de esta intención lo hizo la ministra de Sanidad durante la clausura de la VI Convención NAOS que se ha celebrado en la sede del Ministerio, tras recordar las dramáticas cifras de obesidad infantil en España: hasta un 45% de los niños de seis a nueve años sufre exceso de peso.
En la actualidad, dependiendo del nivel y el centro, el ejercicio físico suele ser de entre dos y tres horas semanales. No se sabe cómo, pero la idea es aumentar ese número de horal al menos a cinco a la semana.
Lo ideal, además, sería que los fines de semana los niños siguieran haciendo ejercicio, en familia, y que nuestras ciudades estuvieran preparadas para ello. Para ello, son los padres los primeros que debemos estar concienciados de la importancia de la actividad física.
Del mismo modo que somos los que deberíamos preguntarnos hasta qué punto comen saludablemente o si pasan demasiadas horas delante de las pantallas, si les ofrecemos alternativas...
No en vano la familia con sus hábitos alimenticios y físicos tiene mucho que decir a la hora de prevenir la obesidad, algo a lo que también puede contribuir el ámbito sanitario o el comunitario, junto a la escuela, según ha quedado demostrado en distintos estudios.
Junto a esta medida, la ministra también ha avanzado de que están trabajando en una nueva regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigidas a niños y jóvenes, a través de la renovación del código PAOS, que se ampliará hasta los 16 años y contemplará también restricciones para Internet.
Y es que los medios a los que estamos expuestos en la actualidad son mucho más potentes y variados, y existen opciones de ocio o de alimentación que paradójicamente en nuestro tiempo de crisis, tienen éxito aun siendo más caros que otras opciones más baratas y saludables.
El caso es que no creo que una hora al día de educación física en los colegios sea suficiente para atajar el problema de la obesidad, pero puede contribuir a una mayor concienciación y a crear buenos hábitos. Por suerte, ya os anunciamos cómo en los mismos colegios ha dejado de venderse bollería industrial y refrescos.
Vía | La Verdad Foto | Www.CourtneyCarmody.com/ en Flickr-CC En Bebés y más | El impacto de la obesidad infantil, peor de lo que se pensaba, Obesidad infantil: claves para prevenirla, Diez beneficios de la actividad física infantil