Cómo conseguir que el bebé duerma mejor por las noches, y los padres también
Hay muchas cosas que pueden cambiar con la llegada de un bebé a casa, pero sin duda hay una con la que todos nos identificamos: el sueño. O mejor dicho, la falta de éste. Las desveladas para atender a ese pequeñín pueden llegar a dejarnos exhaustos, por lo que muchos padres buscan la manera de obtener un mejor descanso.
Con motivo del Día Mundial del Sueño, que se celebra el viernes anterior al equinoccio del marzo, hemos preparado una recopilación de nuestros mejores consejos, para conseguir que el bebé duerma mejor por las noches, y los padres también.
El sueño en los primeros años
Antes de proceder con los consejos, es importante compartir un recordatorio importante acerca del sueño: es completamente normal que el patrón de sueño de los bebés sea inconsistente durante los primeros años. Lo más importante que debemos recordar cuando hablamos de sueño infantil, es que éste es evolutivo.
A diferencia de los adultos, que tenemos cinco fases del sueño, los bebés solamente tienen dos. Esto hace que su sueño sea mucho más ligero que el nuestro y tengan múltiples despertares, ya que no distingue el día de la noche.
Mientras que nosotros nos guiamos por los ritmos circadianos, que responden principalmente a la luz y oscuridad, el bebé se despierta porque tiene alguna necesidad biológica: comer, ser tomado en brazos o algún otro cuidado básico de esta etapa.
Una de las dudas más grandes que tienen los padres cuando hay un bebé en casa, es el saber hasta cuándo dormirá una noche completa. Pero por más prisa que tengamos, esto es diferente en cada niño, y además toma tiempo, pues según un estudio a los seis meses un 38% de los bebés no duerme ni seis horas seguidas por la noche. Y algunos de ellos, ni siquiera lo consiguen al año de edad.
Así que nuestro primer consejo es este: paciencia. Sí que llegará un momento en el que tu bebé duerma toda la noche, pero no desesperes. Hay algunas cosas que puedes hacer para ayudarle a tener un mejor sueño y de paso, que tú también descanses un poco más.
Crea una rutina (y respétala)
Los momentos previos al sueño son importantes, ya que al reducir la actividad del día podemos ayudar a que el bebé se prepare para un descanso reparador, imprescindible para su desarrollo. Para esto, proponemos una sencilla rutina de cinco pasos:
- Un baño relajante
- Sesión de masajes y caricias
- Ponerle el pijama
- Darle de cenar
- Mimos, abrazos, ¡y a dormir!
Desde luego, esta rutina es una sugerencia, pero puedes adecuarla a las necesidades de tu bebé. Por ejemplo, si el baño le relaja tanto que se queda dormido y luego no cena, es mejor darle de cenar antes, sino puedes bañarlo primero y luego darle la cena.
Es importante que esta rutina la hagamos todas las noches y le acostemos a la misma hora según su edad, porque aunque no podamos "entrenar" a nuestro bebé para dormir, sí que podemos ayudarle a relajarse y que poco a poco vaya identificando que todos estos pasos son la antesala para su descanso.
La ambientación
Desde luego, por más perfecta que sea nuestra rutina para ir a dormir, ésta no es tan efectiva si no preparamos el ambiente para ello. De nada sirve un baño y un masaje si hay muchos otros estímulos a su alrededor.
Antes de comenzar con la rutina de sueño, habremos de preparar todo en casa para que nuestro bebé se vaya relajando. Atenuar las luces, poner música suave y templar la temperatura de la habitación pueden ayudarle a prepararse para la hora de dormir.
Duerman en la misma habitación
Otra cosa que puede ayudarnos mucho para que todos, padres y bebé, tengamos un mejor descanso, es dormir en la misma habitación. La recomendación de los pediatras es que el bebé duerma así, pero en su propia cuna, o bien, en una cuna de colecho adosada a la cama.
Además de aportarle calma y seguridad al sentirnos cerca, esto nos permitirá estar atentos al bebé y además ayuda a prevenir el síndrome de muerte súbita del lactante.
La Asociación Española de Pediatría recomienda que el bebé duerma en su propia cuna junto a la cama de los padres (no en la misma cama) al menos los primeros seis meses (cuando se reduce notablemente el riesgo de muerte súbita -al 90 por ciento-), y nunca dormir en la misma cama antes de los tres meses.
La Academia Americana de Pediatría lo extiende aún más. Recomienda que no se duerma en la misma superficie con el bebé preferiblemente hasta que cumpla un año, pero al menos durante los primeros seis meses.
Si transcurrido este tiempo optamos por pasar al colecho en la misma cama, éste debe ser practicado siguiendo ciertas normas para que sea seguro:
- Que el bebé tenga más de tres meses de edad.
- Que no sea prematuro ni haya nacido con bajo peso.
- Que los padres no hayan consumido tabaco, alcohol, drogas o fármacos sedantes.
- Que el adulto no se encuentre en situación de cansancio extremo, como el postparto inmediato.
- Que no se utilizan almohadas o cojines que lleguen a la altura del bebé, ni mantas o edredón que al deslizarse puedan llegar a taparlo por completo. Esto también aplica para la cuna del bebé.
- Que el colchón sea firme, evitando las superficies blandas, los colchones de agua, el sofá o los sillones.
- Que si se comparte la cama con otros niños, se coloque un adulto entre el bebé y el niño.
Desde luego, estos consejos no son infalibles y pueden adaptarse a las necesidades de cada bebé y cada familia (excepto las recomendaciones de seguridad, esas hay que seguirlas sí o sí). Tal vez a tu bebé le llene de energía el baño, o quizás la música le estimula en vez de relajarle.
Sigue la rutina que mejor les funcione en casa, y una vez que hayas encontrado la ideal, repítela siempre que sea posible para que tu bebé tenga un mejor descanso, y ustedes también.
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