Nos divorciamos: cómo y cuándo se lo decimos a los hijos según su edad
Tomar la decisión de separarse (o divorciarse) no es nada fácil, y la cosa se complica aún más cuando tenemos hijos. Una de las primeras dudas y preocupaciones que surgen en estas situaciones es cómo y cuándo informar a los hijos. Los padres queremos lo mejor para ellos, garantizar su bienestar, así que en caso de divorcio, lo ideal es empezar bien desde el principio, contándoselo de la mejor manera. Hoy repasamos algunos aspectos a tener en cuenta y te contamos cómo hacerlo dependiendo de la edad de los niños.
Preparándonos para hablar con ellos
Afrontar una ruptura es un proceso complejo, así que antes de comunicárselo a nuestros hijos lo primero es asegurarnos de que nosotros tenemos el tema bien elaborado. Esto no quiere decir que haya que tenerlo superado, pero al menos sí haber procesado, meditado y aceptado lo que está sucediendo. Esto hará que a la hora de hablar con ellos transmitamos seguridad y estabilidad, ambos aspectos muy importantes para ayudarles a que gestionen mejor el impacto de la noticia.
Si aún no te sientes capaz, no has terminado de aceptar el cambio que se va a producir o si estás muy afectado/a, espera un tiempo antes de hablar con tu hijo: es preferible invertir un tiempo en “ubicarte tú” que precipitarnos y trasmitirles nuestro malestar.
¿Ya estás listo/a? Lo ideal es mantener una conversación primero nosotros, los padres, para concretar y determinar qué y cómo se lo vamos a decir. De esta forma garantizamos que el contenido será coherente por ambas partes y evitamos posibles confrontaciones ante los peques. Cuanto más cerrado dejemos el tema antes de hablar con ellos, mejor.
Nuestros hijos no pueden ser nuestro paño de lágrimas ni nuestra figura de consuelo, al contrario: somos los padres los que debemos garantizarles la estabilidad emocional a ellos y servirles de guía y de apoyo.
Para elaborar lo que les vamos a decir os puede resultar de ayuda ensayar antes (por ejemplo entre los dos, o en solitario ante el espejo), así podemos escuchar lo que decimos. Y es que a veces pensamos cosas que al escucharlas en voz alta no suenan tan bien como imaginábamos, o no resultan tan esclarecedoras como quisiéramos. Un “truco” para elaborar el contenido es que os hagáis la siguiente pregunta: ¿lo que le estoy diciendo transmite calma, seguridad y les resuelve dudas, o deja entrever emociones negativas (hacia el otro progenitor)?
Aspectos a tener en cuenta
A pesar de que cada caso tiene sus características particulares y teniendo en cuenta que hay situaciones extremas (que no son lo que aquí nos ocupa), existen una serie de aspectos que en general se recomiendan a la hora de abordar esta situación:
- Lo ideal es que ambos progenitores estén presentes: es una conversación en familia en la que mostrar unidad, a pesar de la noticia que vamos a dar, es importante.
- Dejar claro que lo que se está disolviendo es la relación de pareja, la formada por papá y mamá en su rol de adultos dentro de una relación, no nuestro rol de padres, que permanecerá intacto. Es decir, debemos transmitirles que la decisión no afecta al amor que le tenemos a ellos.
- Asimismo, es importantísimo dejarles claro que ellos no son los responsables de la ruptura.
- La información ha de adecuarse a la edad del niño, explicándole sólo aquellas cosas que realmente pueda entender y empleando un lenguaje adaptado a sus capacidades. (Sobre este aspecto concreto encontrarás más información en otro apartado específico.)
- “Contárselo” no es una charla un día. Evidentemente habrá un momento para dar la noticia, pero es posible que con el tiempo les surjan dudas al peque, aparezcan miedos o tenga preguntas: siempre debemos responder a estas cuestiones, con calma y comprensión.
- Es fundamental resolver las principales dudas e incógnitas que suelen manifestar los peques: con quién van a vivir, cómo vamos a funcionar, cuándo van a estar con cada uno de los progenitores...
- Puede resultar positivo transmitirles que la decisión no es fruto de un arrebato, sino que se trata de algo muy meditado y que no tiene vuelta atrás. Con esto evitamos que alberguen esperanzas infundadas o que se aferren a la idea de que se puede deshacer, lo que complicaría su afrontamiento.
- No debemos involucrar a los niños en los detalles de la ruptura: esto pertenece a la esfera de los adultos y no reporta beneficio alguno para los peques, al contrario, lo que podemos conseguir es que se polaricen y rechacen a uno de los dos progenitores.
- En relación con el punto anterior: evitar señalar culpables, responsables... o víctimas. Insisto, eso es un tema de adultos, de pareja.
- No se trata de contarles la cruda realidad, pero tampoco venderles una imagen dulcificada del divorcio, tipo “Todo va a seguir igual” o “A ti no te va a cambiar nada, ya verás”, porque no es real. La verdad es que sí que va a cambiar su vida, y la de todos, y que puede que al principio nos cueste un poco adaptarnos, pero vamos a hacer todo lo posible para que salga bien.
- Con cautela, sin “vender falsas expectativas” como decía antes, podría resultar interesante resaltar las posibles ventajas de la nueva situación.
- Animarles a que expresen sus dudas, miedos, pensamientos al respecto, y ayudarles a que expresen cómo se sienten: deben entender que no pasa nada por sentirse mal o tener emociones negativas como miedo o ira.
- Preguntarles (dependiendo de la edad) qué cosas, hábitos y actividades les gustaría mantener o tener con cada progenitor.
¿Cuándo se lo comunicamos a los hijos?
No existe una pauta estándar ni prescripciones sobre tiempos concretos, ya que esto depende mucho de cada caso. Sin embargo sí que se recomienda, de forma general, hacerlo con suficiente antelación como para que al niño le de tiempo a procesar y asimilar lo que va a suceder/está sucediendo. ¿De cuánto tiempo hablamos? Factores como la edad influyen, ya lo comentaré en el apartado siguiente, pero por lo general hablamos de dos o tres semanas antes de que el progenitor que va a cambiar de domicilio lo haga.
En este plazo de tiempo el niño puede ir asumiendo el impacto de la noticia, podemos resolver sus dudas y acompañarle y guiarle en el proceso, de ahí que sea importante darles un margen entre la recepción de la información y que se haga efectivo el cambio de situación.
Lo que parece claro es que si ya están cambiando cosas en casa y no hablamos con ellos, no les informamos, estamos contribuyendo a que se generen miedos e inseguridades.
Cómo hablar con los hijos sobre el divorcio según su edad
Como decía antes, qué le decimos concretamente y cómo lo hacemos debe ir adaptado a la edad y capacidades del niño.
Niños en edad preescolar (menos de cinco años)
Con niños en este rango de edad la información que transmitamos debe ser sencilla, clara, corta y concreta: con esta edad no tienen capacidad para procesar explicaciones demasiado complejas, extensas o cargadas de detalles. Conviene:
- Informarles de qué progenitor será el que cambie de domicilio
- Dado que no tienen una concepción clara del tiempo, entrar en qué días va a ver a papá o a mamá puede confundirles. Es preferible ser más concretos y explicarles qué cosas va a hacer con cada uno de nosotros, por ejemplo quién le va a acostar, quién le va a bañar, quién le recogerá habitualmente del cole...
- Si es posible, que el niño conozca cuando antes el nuevo domicilio del progenitor que se marcha y transmitirle que esa también es su casa. Para esto último, si va a tener su propio dormitorio, es interesante que él mismo colabore en la decoración, que tenga allí juguetes y que aporte algunas de sus cosas para hacerlo “suyo”.
Niños entre seis y ocho años
Ya tienen capacidad para elaborar ideas y conceptos más complejos, por lo que es habitual que realicen más preguntas sobre cómo va a ser el cambio y cómo les afectará en su día a día.
- Debemos responder a sus preguntas y dejarles claro que la separación no es “por su culpa” (a esta edad es posible que se responsabilicen de ello y conviene dejarles claro este punto).
- Ser más concretos en lo que le contamos: cómo se van a realizar las cosas en fechas importantes como su cumpleaños o la Navidad, con quién va a realizar determinadas actividades, etc.
- Para esto último podemos realizar un calendario en el que iremos anotando qué van a hacer y con quién, para que tengan una referencia.
Niños entre nueve y doce años
- A esta edad tienen capacidad para entender que el divorcio no es por ellos, que no son los “culpables”, pero conviene insistir en ello y dejárselo muy claro.
- También son más capaces de visualizar y entender que el divorcio puede tener aspectos positivos (menos conflictos en casa, por ejemplo): podemos destacarlos cuando hablemos con ellos.
- Es posible que intenten tomar partido por uno de los dos progenitores, para lo cual es conveniente no destacar los errores del otro progenitor ni los aspectos negativos.
Ante el divorcio o la separación es fundamental mantener informados a nuestros hijos para favorecer una adaptación saludable. Es posible que pensemos que quizá son demasiado pequeños para entenderlo y que por ello evitemos hablarles, pero ya hemos visto que desde muy temprana edad es posible, y de hecho recomendable, hablar con ellos. Mantener la calma, disipar sus dudas o temores y aportar información sobre qué cambios se van a producir en sus vidas son las claves para gestionar esta situación. Ánimo.
Fotos: Pexels.com
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