Inmersos en este verano que ya hemos "sufrido" como caluroso, hay algunas cuestiones que viene bien recordar porque con tanto tiempo de ocio y al aire libre, con un sol que incide fuertemente en el hemisferio norte, tenemos que proteger de los efectos nocivos del sol a los niños en verano.
Veamos cómo y cuánto los niños pueden exponerse al sol con seguridad, qué hay sobre los bebés, hablaremos de cremas solares, de barreras físicas... y en definitiva todo lo que hay que saber para que los pequeños estén seguros y a salvo de las quemaduras.
Aplicación de las cremas solares
Si vamos a estar al aire libre durante las horas centrales del día es necesario aplicar la crema solar en la piel de los niños para evitar las quemaduras. Recordemos que los rayos ultravioletas que alcanzan la piel pueden provocar el bronceado, pero también quemaduras solares y otras lesiones cutáneas que a largo plazo pueden ser muy peligrosas para la salud.
Si vamos a la playa o a la piscina, hemos de tener en cuenta que los protectores solares no son resistentes al agua, por lo que habremos de reponerlos a menudo. Si estamos "en seco" pero pasamos varias horas expuestos al sol también es necesario volver a aplicar el fotoprotector.
De todas formas, la aplicación de las cremas solares en buena medida depende de las diferencias en la piel del niño. Cuanto más clara tenga el niño la piel, menos melanina tendrá para absorber rayos UV y protegerse contra los efectos nocivos del sol. Por el contrario, cuanto más oscura sea la piel, más melanina tendrá para protegerse.
Mis dos hijas tienen pieles muy diferentes, por eso existen ciertas diferencias en cuanto al modo de aplicarles la crema: siempre igual al principio (antes de la exposición al sol), pero después la reponemos en la mayor, de piel mucho más clara (como la mía, por lo cual también yo tengo que reponer la protección). De cualquier modo, tampoco pasamos nunca tanto tiempo al sol como para tener que volver a aplicar demasiadas veces la crema.
Tengamos en cuenta por lo tanto que exponerse al sol sin protección es más peligroso para aquellos niños con lunares en la piel (o cuyos padres son proclives a desarrollar lunares), piel y pelo muy claros y antecedentes familiares de cáncer de piel, incluyendo el melanoma. En estos casos deberemos ser especialmente cuidadosos con la protección solar de los niños.
Otro factor a tener en cuenta es la incidencia del sol: a primeras horas de la mañana, como a las últimas de la tarde, ese sol que no quema y que no incide en perpendicular es beneficioso para la piel.
Respecto a los bebés, la primera recomendación es no dejarlos al sol, ya que su delicada piel no tolera el sol directo y el calor sería excesivo. Pero si van a estar expuestos al sol, no olvidemos la protección solar. El fotoprotector más adecuado para los bebés ha de ser de protección alta y reponerse varias veces.
Las barreras físicas como gorras, sombrillas… también son fundamentales para pasear con el bebé al aire libre, y evitamos el riesgo de alergias en el bebé, más alto por la sensibilidad de su piel. Lo cual nos da paso al siguiente punto: protegerse del sol sin cremas, de manera natural, también es importante.
Protección natural (y sensata) del sol
Cuando llega el verano, muchos hogares con niños y bolsos se llenan de las cremas fotoprotectoras. Pero no solo debemos recurrir a ellas como medida para protegernos del sol. ¿No existen sombras en nuestras calles, en nuestros parques, en nuestras playas? ¿No podemos ir con gorras y sombrillas?
Las barreras físicas son especialmente importantes en los bebés como hemos visto, pero también para los niños y los mayores. Acostumbrarse a ir por la sombra o escoger lugares sombreados para almorzar, jugar... no está de más.
Ojo, que hablamos de actuar con sensatez y no huir del sol como si fuéramos vampiros. Recordamos que es conveniente encontrar el equilibrio entre vitamina D y protectores, ya que todos necesitamos exponernos al sol porque es nuestra principal fuente de vitamina D, la cual nos ayuda a absorber calcio para tener los huesos fuertes y sanos.
Además, recordemos que tanto una ropa transpirable, fresca, como la correcta hidratación nos van a servir para evitar un golpe de calor.
Otra cuestión de sentido común es evitar ir a la playa o de excursión en las horas centrales del día o que los niños hagan ejercicio físico cuando haga más calor. Si salimos con ellos, tendremos que buscar la sombra y lugares frescos y ventilados para descansar, tomar la merienda... Si decidimos quedarnos en casa, no nos quemaremos pero hay que buscar mantenerla lo más fresquita posible, y os recordamos diez ideas para que los niños no se aburran en casa.
En definitiva, proteger a los niños del sol en verano es cuestión de hábitos saludables, de constancia y de sensatez. Además, estaremos enseñando a nuestros hijos a disfrutar del sol de forma segura. Por suerte, cada vez estamos más concienciados de la importancia de este tema, ojalá veamos en el futuro cómo estos niños ya adultos tienen menos problemas y enfermedades de la piel.
Fotos | ^@^ina (Irina Patrascu) y Tim & Selena Middleton en Flickr-CC En Bebés y más | Protección solar durante el embarazo, lactancia e infancia: mejor sin PABA, Protegerles del sol en la infancia reduce el riesgo de cáncer de piel en el futuro, Tipos de fotoprotectores