Se puede decir que el llanto es el primer medio de expresión del bebé, es la manera exclusiva como el niño comunica sus necesidades.
El llanto al contrario de otras expresiones sociales que se dan cuando el bebé tiene más edad (como lo son el balbuceo y la sonrisa) no se acoge con alegría y los adultos tenemos la tendencia a ponerle fin o evitar que se desencadene. Esta propensión según los especialistas es debida a las variaciones de ritmo, la escala de gritos o sollozos del bebé son muy amplios lo cual no es fácil habituarse a ellos.
Las madres reconocemos el llanto del bebé desde muy pocas horas después del nacimiento, y así lo afirma un estudio realizado con 23 madres que sólo transcurridas 48 horas del parto pudieron reconocer el llanto de su recién nacido. Igualmente una mamá o un papá reconoce con destreza que lo origina: hambre, dolor, cólera, incomodidad, frío u otros motivos que no responden a necesidades físicas. El llanto del hambre se caracteriza porque se inicia de manera gradual y se convierte en rítmico. El del dolor comienza de forma repentina y va aumentando en intensidad de forma arrítmica. También los bebés manifiestan un tipo de llanto en forma de sollozo con el cual expresa disgusto.
De allí la importancia de responder al llanto del bebé, de acunarlo, de mimarlo. Un bebé mediante esta forma de comunicarse poco a poco va forjando el vínculo afectivo con sus padres y se sentirá seguro si se atienden tanto sus necesidades físicas como emocionales.
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