Que a más mujeres les gustan las telenovelas y a más hombres el fútbol parece estar comprobado, y este hecho tiene una base genética. Una base que, nada más nacer, hace que las niñas prefieran mirar los rostros más que los niños.
En el útero materno, en el primer trimestre de gestación de un bebé, se observa que en los niños hay presente más testosterona fetal que en las niñas. Entre los niños que tenían más testosterona fetal, una vez nacidos, miraban menos a los ojos a los demás, según se demostró en un estudio realizado por Simon Baron-Cohen en Cambridge, junto a su discípula Svetlana Lutchmaya.
La investigación consistió en filmar 29 niñas y 41 niños de 12 meses de edad para analizar con qué frecuencia el bebé miraba a su madre a la cara. Las niñas eran las que más miraba las caras de sus madres.
Más adelante, junto con otra discípula, Jennifer Conellan, estudiaron a bebés de edad más temprana, recién nacidos con solo un día de vida. Situaron frente a 102 bebés dos posibles cosas que mirar: su propia cara o un móvil físico-mecánico de aproximadamente el mismo tamaño y la misma forma que una cara.
Incluso en estos bebés recién nacidos se comprobó que las niñas prefirieron las caras y los niños, el móvil.
Esta diferencia sería el inicio para las diferencias entre os cerebros de ambos sexos, que los hombres tengan una mente sistematizadora y las mujeres una mente empatizadora. La relativa preferencia por las caras paulatinamente se iría transformando en una preferencia por las relaciones sociales.
Tal vez algunos papás de niño y niña puedan haber detectado alguna diferencia en este sentido, aunque imagino que a pocos se les habrá ocurrido poner frente a los bebés un objeto al que mirar junto a sus rostros.
Yo desde luego no puedo hablar de diferencias entre mis hijas y sus enormes ojos fijándose en los rostros, ni sé si miran más a las caras que los niños, lo que sé es que a la mayor parece gustarle el fútbol. Lo habrá heredado de mí.
Vía | Genciencia Foto | AdamSelwood en Flickr En Bebés y más | Papás más femeninos: la paternidad reduce la testosterona, El cerebro del bebé