El final del curso escolar está a la vuelta de la esquina, y el mes de junio suele ser un mes de tutorías y reuniones con los profesores de nuestros hijos para hacer balance del año que se acaba. A este respecto, una amiga me comentó el otro día bastante preocupada, que en su colegio le habían dicho que su hijo ha pasado el curso "bastante disperso" y "poco atento a las explicaciones de los profesores".
Además, le han recomendado llevarle a un especialista para valorar un posible TDAH, aunque tampoco han descartado que sea un alumno de capacidades intelectuales. ¿Es posible que se den ambas condiciones?, ¿qué características presentan una y otra? ¡Te lo explicamos con detalle!
¿Qué carácterísticas presentan los alumnos con altas capacidades?
Según la Asociación Española de Pediatría, los niños y adolescentes con altas capacidades son aquellos que muestran una elevada capacidad de rendimiento en las áreas intelectual, creativa y/o artística; poseen capacidad de liderazgo o sobresalen en áreas académicas específicas.
Son niños precoces, con una capacidad de aprendizaje superior a la media, un alto nivel de creatividad, elevado coeficiente intelectual y un amplio y rico vocabulario con respecto al resto de niños de su edad.
Leyendo esta definición y sus características podríamos pensar, erróneamente, que todos los niños con altas capacidades son alumnos brillantes y con notas fabulosas, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, según datos del Ministerio de Educación y Ciencia, el 70 por ciento de los alumnos con mayor capacidad intelectual presenta bajo rendimiento escolar y entre el 30-50 por ciento fracaso escolar.
¿Por qué se confunden las AACC con el TDAH?
Al hilo de lo anterior, desde la Asociación de Altas Capacidades y Talentos nos explican que es común pensar que los niños con altas capacidades son alumnos silenciosos, aplicados, que escriben perfectamente y leen sin parar.
Sin embargo, a menudo la inteligencia desbordante va asociada a inquietud (tanto física como mental), rebeldía y dificultad para aceptar las normas que no son razonadas, de ahí que en ocasiones se confunda con un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
En la Asociación Española de Pediatría podemos leer lo siguiente al respecto:
"La conducta del niño superdotado en clase, donde suelen aburrirse por su alto nivel cognitivo, puede plantear similitud con el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH)"
"Tienen dificultades para restringir su deseo de hablar y pueden molestar a los demás, olvidan las tareas y pierden los trabajos, son desorganizados. Pero a diferencia de los alumnos con TDAH, estos problemas de comportamientos no se manifiestan en todas las situaciones o ambientes"
La psicóloga argentina Paula Irueste, que trabaja con niños con altas capacidades desde hace tiempo, llevó a cabo una investigación entre los años 2010 y 2011 para averiguar cuántos de los alumnos de algunas escuelas de Córdoba (Argentina) catalogados como TDAH eran, en realidad, niños con altas capacidades.
Y llegó a la conclusión de que a menudo los docentes confunden a los alumnos con altas capacidades con los alumnos con déficit de atención, dada su elevada energía, distracción o desinterés por ciertos temas, enfrentamiento con las figuras de autoridad, e incluso fracaso académico.
"Tanto en el ámbito público como en el privado los docentes reconocen la falta de formación en educación especial y en educación específica en TDAH o Altas Capacidades. Resulta imperiosa la necesidad de capacitar a los docentes, de brindarles aportes que puedan ser aplicados en sus aulas con los niños. Un docente con mayor formación brindará un mejor servicio a la sociedad y se sentirá más respaldado en su diario accionar" - destacaba en su tesis, publicada en el año 2012.
Sin embargo, y tal y como hemos visto en varias ocasiones, ambas condiciones tiene diferencias sustanciales que hay que saber reconocer, según nos explican desde la Asociación Española de Pediatría:
¿Puede confluir las altas capacidades el TDAH?
Pero aunque a veces se confundan las altas capacidades con un trastorno de déficit por atención e hiperactividad, también podrían darse casos de niños en los que confluyan ambas condiciones. Hablaríamos entonces de alumnos doblemente excepcionales.
Esta doble situación podría afectar negativamente, y de forma aún más notable, al desarrollo académico del alumno, pues debido a sus dificultades de concentración y atención, le sería más difícil lograr los resultados que cabría esperar dada su alta inteligencia.
Por ello, y tal y como recomiendan los expertos, es fundamental identificar de forma temprana tanto las altas capacidades como el TDAH, para anticipar medidas psicoeducativas y evitar posibles problemas en el ámbito personal, social y académico.
Vía Asociación Altas Capacidades y Talentos, Asociación Española de Pediatría
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