Decidir sobre la conveniencia o elegir una actividad extraescolar para menores de seis años se trata de una cuestión que los padres se plantean todos los cursos, lleven o no a sus hijos ya a la escuela.
Lo cierto es que los niños no necesitan las actividades extraescolares de manera general, y que, la decisión debería depender de sus deseos aunque, a veces, tambien sea una cuestión que depende más de los horarios laborales de los padres.
Cuando son más mayores y el niño manifiesta interés por algún deporte o actividad cultural, por supuesto, las extraescolares serán útiles, siempre, claro está, que no convirtamos su agenda en algo tan apretado que no les dejemos tiempo libre para pensar, jugar o conocerse a si mismos. Tener tiempo libre es muy educativo y nos permite adentrarnos en nosotros mismos.
Para los niños, su bienestar, su desarrollo físico, cognitivo y emocional hay dos cosas imprescindibles: el estar con sus padres y el poder disfrutar de juego libre. Antes de tomar decisiones sobre extraescolares, tenemos que tener claro que ambas bases las estamos atendiendo suficientemente, y, la verdad, con las largas jornadas escolares y laborales, nunca va a haber bastante juego ni bastante estar con los padres.
¿Cuales son las principales desventajas de las extraescolares para los más pequeños? El dirigismo y las puertas cerradas. Pocas actividades de las que se ofertan se basan en las necesidades reales de los niños: libertad y presencia de sus figuras de apego. Normalmente se impide la presencia de los padres, sea como observadores que puedan confortar a su hijo si los necesita, sea como co-participantes.
Tampoco hay muchas actividades que permitan al niño experimentar libremente, algo indispensable a edades tempranas y sobre todo, si han pasado el día haciendo cosas ya dirigidas en el cole.
¿Hay ventajas? Si, por supuesto. En invierno se hace de noche muy pronto, los padres trabajan, las casas son pequeñas y siempre será mejor hacer una actividad divertida que plantarse delante de la tele. Además, pese a que sean dirigidas, se intenta que las extraescolares para los pequeños sean participativas y dejen su parcela a la libertad, especialmente si elegimos música y movimiento, predeporte o, y eso sería maravilloso, juegos tradicionales o talleres lúdicos.
La primera infancia es un tiempo de juegos y abrazos. Y para eso hace falta tiempo. Jugar con nuestros hijos es la mejor de las extraescolares que podemos programar. Y cuando sean más mayores, recordad que las extraescolares deberían ser libremente elegidas por el niño y siempre tener en cuenta antes de programarlas que los niños necesitan varias horas libres al día, pero, mientras sean pequeños, es mejor plantearse que la prioridad debe ser el juego y no las extraescolares.
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