Reposo absoluto y reposo relativo en el embarazo: cuándo hacerlo y cómo sobrellevarlo
Creo que una de las frases más preocupantes que puedes escuchar cuando estás embarazada es "tienes que hacer reposo en casa". Es tal la carga psicológica que sientes cuando sabes que cualquier cosa que hagas puede poner en riesgo la vida de tu bebé, que ese cambio de vida que ya sabes que vendrá con la maternidad, te llega de golpe y sopetón. ¿Pero es realmente necesario llevarlo a cabo? ¿es de verdad una medida eficaz para disminuir la tasa de partos prematuros?
¿En qué consiste el reposo relativo y reposo absoluto?
El reposo es una indicación que los médicos hacen a madres gestantes que presenten hematomas intrauterinos, riesgo de parto prematuro (especialmente si se trata de un embarazo múltiple), por causas como placenta previa, cuello uterino corto, insuficiencia cervical, fisura en la bolsa amniótica, preeclampsia o cuando el bebé crece a un ritmo muy lento.
Este puede ser relativo, en el que la madre puede levantarse de la cama y estar un rato sentada, puede caminar (incluido paseos fuera de casa pero muy cortos), pero no puede hacer ningún tipo de esfuerzo físico, como hacer deporte o levantar peso. Se recomienda también tumbarse en la cama a descansar varias veces al día.
El reposo absoluto básicamente consiste en estar en cama todo el día, con la posibilidad de levantarse solo para tomar una pequeña ducha o para ir al baño y poco más. En algunos casos es posible que el reposo se deba realizar en el hospital, dependiendo de la gravedad de la situación y del riesgo que corra el bebé.
¿Es beneficioso hacer reposo en un embarazo de riesgo?
Esta ha sido una práctica que se ha utilizado desde siempre cuando el embarazo se considera de riesgo, debido a la creencia que en ese caso, el esfuerzo físico puede desencadenar un parto prematuro y el reposo puede disminuir la actividad uterina.
A pesar de que se trata de una práctica habitual, existen metaanálisis (un tipo de metología que analiza gran cantidad de estudios de calidad realizados al respecto de un tema), que afirman que el reposo absoluto puede estar asociado a otras complicaciones, como aparición de trombos, atrofia muscular, descompensación cardiovascular, desmineralización ósea, estreñimiento, dolor de cabeza constante, ansiedad e incluso depresión.
Yo lo viví en mi primer embarazo cuando me diagnosticaron placenta previa oclusiva total y prácticamente durante las 32 semanas que duró, viví entre una rutina en la que solo cambiaba la orden del médico de pasar de reposo absoluto a relativo y viceversa. A pesar de lo que dicen esos estudios, debo decir que en mi caso, sí que notaba muchísimo el alivio tanto en la presión que sentía en la parte baja del abdomen como en la intensidad de las contracciones que sentía durante el último mes, cuando hice reposo absoluto. Personalmente creo que generalizar en un tema tan delicado como es el tratamiento a seguir en un embarazo de alto riesgo es un error, ya que cada cuerpo es un mundo y cada embarazo tiene sus propias particularidades. Ante la duda, creo que el descanso de la madre nunca es una opción que deba descartarse de entrada.
¿Como sobrellevar al reposo absoluto durante el embarazo?
El reposo (obviamente más el absoluto), hace mella a nivel tanto físico, ya que no moverte incide directamente en el peso que cogerás durante el embarazo, y sobre todo a nivel psicológico, porque todas estamos acostumbradas a valernos por nosotras mismas, trabajar, hacer la compra, cuidar de nuestros hijos en caso de que ya los tengamos o simplemente tener vida social. Cortar con eso de una forma tan abrupta es duro, (a pesar de que algunas personas con cero empatía te dirán que disfrutes de esas vacaciones), y sobre todo, por sentir sobre tus hombros todo el peso de la responsabilidad que supone no cometer ningún error que pueda poner en riesgo la vida del bebé.
Si el médico te ha indicado que debes hacer reposo, lo primero que debes hacer es mentalizarte que es lo mejor que puedes hacer por tu bienestar y el de tu hijo. Acto seguido, ponte "en modo práctico" y aprovecha ese tiempo para hacer esas cosas que tienes en tu lista de pendientes desde hace mucho, o que no vas a tener tiempo de hacer cuando nazca tu bebé:
Teletrabaja si puedes: en mi caso me ayudó mucho el estar ocupada, y aunque obviamente no rendía igual, sí que pude seguir siendo partícipe del día a día en mi trabajo.
Habla con tu pareja: en este mundo lleno de redes sociales y gente ocupada, a veces olvidamos de lo importante que es el diálogo con la pareja y sobre todo si estamos ante una situación tan estresante como lo es un emberazo de riesgo y la llegada de un bebé.
Pide un masaje a tu pareja: estar tumbada tanto tiempo puede producir retención de líquidos y calambres, así que un masaje tanto en los brazos como en las piernas puede ser muy beneficioso para evitar edemas y mejorar la circulación.
Haz la lista de cosas que va a necesitar tu bebé: créeme, entre la compra del carrito y la cuna ya vas a invertir bastante tiempo viendo opciones y leyendo opiniones.
Diseña la habitación de tu bebé: hay varias apps gratuitas en la que puedes hacer diseños increíbles, así que es una gran opción para invertir el tiempo en algo productivo y además tener claro lo que necesitas antes de lanzarte a comprar.
Estudia: que se te pare la vida de repente no quiere decir que vaya a ser un estado definitivo ni muchísimo menos, así que puedes invertir el tiempo preparándote para seguir con tus proyectos cuando haya nacido tu bebé.
Lee: es un consejo de cajón, pero fue otra de las actividades que más me ayudó.
- Recibe visitas: aunque precisamente en este momento y en medio de una pandemia es un consejo que no se puede llevar a cabo, o al menos de forma presencial, podemos hacer vídeollamadas, ya que mantener el contacto con la gente que queremos es una de las mejores cosas que podemos hacer para mantener el ánimo arriba.
La salud mental de la madre incide directamente en el bienestar del bebé, así que es muy importante contar con el apoyo de la familia y los amigos para llevar de la mejor manera posible esta época que puede ser bastante agotadora. Hay que llenarse de paciencia y de positivismo porque si hay una cosa clara, es que desde ya estás haciendo lo mejor para tu hijo.
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