Lactancia materna después de una cesárea (mi experiencia)

Cuando me quedé embarazada tenía claro que quería dar el pecho a mi bebé... además de darle el que considero como el mejor alimento para ella, quería experimentar esas maravillosas sensaciones de las que me hablaban amigas que son madres y que han amamantado a sus hijos.

Sin embargo en el tercer trimestre de embarazo me diagnosticaron placenta previa oclusiva total, problema que casi con seguridad impediría que tuviese un parto normal y nos obligase a recurrir a una cesárea programada. Además de la tristeza que me produjo la noticia (me hubiese gustado que fuese vaginal), infundó temores con respecto a mis planes de dar pecho: muchas personas empezaron a decirme que tras una cesárea la leche tarda más en subir o que posiblemente no lograría tener LME. Hoy puedo decir que todas esas personas se equivocaban (¡y bastante!).

En efecto la placenta no se movió y tuve que dar a luz a través de cesárea. Tras el nacimiento me separaron de mi hija prácticamente de inmediato (aquí debo decir que se debería revisar ese protocolo, porque se pierden horas preciosas entre madre e hijo y puede tener consecuencias en la instauración de la lactancia), y estuve más o menos unas 3 horas en reanimación.

Trascurrido ese tiempo me trasladaron a la habitación y me llevaron a mi bebé. Además me informaron que le habían dado un biberón y me recomendaron que en caso de querer amamantarle, empezara cuanto antes. Me la puse y empezó a succionar de inmediato... no sabía si saldría algo, pero sentí emoción por verla por fin unida a mi de esa manera.

Mi sorpresa llegó al poco tiempo, ya que el calostro apareció triunfal, a pesar de que hacía apenas unas horas había salido del quirófano. En efecto, el tipo de parto nada tiene que ver con la producción de leche: en cuanto el cuerpo identifica que la placenta ya no está, el mecanismo de generación empieza a funcionar 'a toda máquina'.

Uno de los tantos comentarios desalentadores que recibí cuando comentaba que mi parto no sería natural y que iba a dar el pecho es que iba a producir poca leche. Llegados a este punto ya había desmontado el mito de que esta tardaría en aparecer, así que solo me quedaba ese.

El cambio en el calostro ocurrió de forma natural. Al principio se trataba de un líquido casi transparente y acuoso y al segundo día parecían 'natillas'... además de ese cambio, la cantidad se multiplicó de forma importante, aunque debo decir que fui muy persistente poniéndome a mi hija cada poco tiempo al pecho.

La subida de la leche se produjo al cuarto día. Los pechos se pusieron muy duros y debo decir que tuve algunas sensaciones molestas, pero con la ayuda del personal del hospital en donde dí a luz, logré que antes de salir del hospital mi bebé se alimentara exclusivamente de leche materna.

Debo decir que ella nació muy baja de peso porque la cesárea se realizó por urgencias en la semana 36. Como es normal, durante los primeros días perdió un poco de peso, pero al cabo de una semana ya había sobrepasado con creces su peso inicial. Desde ese momento y hasta ahora no he tenido ningún problema en ese aspecto, así que puedo afirmar que la lactancia materna exclusiva después de una cesárea es posible, tanto como si de un parto normal se tratase.

Si quieres, puedes

Os recomiendo que os informéis, que leáis mucho sobre el tema, que habléis con otras madres que hayan dado el pecho y sobre todo, que os marquéis una meta con respecto a cómo queréis alimentar a vuestro hijo. De esa manera estatéis preparadas (por lo menos en cuanto a la teoría), para afrontar cualquier problema que se os pueda presentar.

Desde aquí os animo a todas aquellas embarazadas a que hagáis oidos sordos a quienes pretenden desanimaros en el tema de la lactancia (seguramente la gente lo hace sin querer, un ejemplo puede ser porque hay muchas abuelas que no lo han vivido en carne propia). Ni la cesárea, ni un parto prematuro ni que te separen de tu bebé es un condicionante para tener una lactancia exitosa.

Foto | iStock

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