Hoy se cumplen tres décadas del nacimiento de Louise Brown, la primer bebé concebida por fecundación in vitro, en ese entonces un inédito tratamiento de fertilización asistida en el cual muchas parejas infértiles vieron la posibilidad de hacer realidad su sueño de ser padres.
La niña se convirtió en todo un símbolo, la historia de la medicina reproductiva encuentra en su nacimiento un antes y un después. Sin lugar a dudas, fue un hito en la historia de la humanidad.
La técnica consistió en unir artificialmente un óvulo con un espermatozoide por primera vez fuera del cuerpo humano, esperar a que se formara el embrión dentro de un tubo de ensayo y se dividiera 64 veces para implantarlo luego en el útero de la madre donde fue gestado.
Treinta años después somos testigos de cómo aquella desconocida técnica se ha ido perfeccionando permitiendo dar vida a más de tres millones de niños en todo el mundo.
Se calcula que nacen 200.000 bebés a través de la fecundación in vitro cada año. Desde luego, los avances permiten que el éxito del tratamiento sea cada vez más efectivo, hace tres décadas el porcentaje de embarazos era de entre un 12 y un 15%, mientras que en la actualidad está entre un 40 y un 50%.
Aún queda muchos por perfeccionar, especialmente en relación al proceso de implantación del embrión en el útero y en reducir el número de embriones transferidos para evitar partos prematuros en embarazos múltiples.
Los investigadores están en ello, pero de momento celebremos la vida de todos los niños nacidos gracias a esta técnica en los últimos 30 años.
Vía | Infobae En Bebés y más | Y van tres millones de bebés “in vitro” en el mundo En Bebés y más | La primera "niña probeta" del mundo ha sido madre