El 17 de noviembre celebramos el Día Mundial del Prematuro, una fecha creada para conmemorar la fuerza y la vitalidad de estos pequeños héroes, que por diferentes motivos llegan al mundo demasiado pronto. En la actualidad, uno de cada diez niños nace prematuro, aunque los avances médicos están logrando que cada vez más bebés salgan adelante con las menores secuelas posibles.
Conocer de cerca la historia de un bebé prematuro es conocer una historia de lucha, de angustia pero también de grandes alegrías por los pequeños avances y, sobre todo de admiración. Hoy os traemos la historia de Andrés, un bebé que vino al mundo con una misión muy especial...
Nació con 29 semanas de gestación tras un duro golpe de la vida
Al pequeño Andrés aún le quedaban 11 semanas para venir al mundo, pero su llegada apresurada y antes de tiempo tenía un firme propósito: hacer sonreír de nuevo a su mamá.
Y es que la vida de su madre había dado un giro radical en tan sólo un mes, pasando de la absoluta felicidad por su primer embarazo, a la tristeza más profunda provocada por la repentina muerte de su marido. Cris, que contaba por entonces con 24 años, no pudo soportar tanta pena y el estrés de lo ocurrido desencadenó el parto prematuro de su bebé.
Andrés vino al mundo con tan sólo 29 semanas de gestación y 1,370 gramos de peso. Le ingresaron inmediatamente en la UCI neonatal, donde pasó 23 días luchando como un auténtico guerrero y ocho días más en cuidados medios.
La estancia hospitalaria: "Nos pasábamos todo el tiempo que podíamos haciendo piel con piel"
Andrés nació hace doce años en un hospital de Madrid, y aunque su madre nos cuenta que el trato humano que tanto su bebé como ella recibieron fue impecable, por aquel entonces Cris debió acatar unos "horarios de visita" para estar con su hijo prematuro y una lactancia pautada cada tres horas cuando ingresó en cuidados medios.
"En el hospital me dijeron que mi leche era oro líquido para mi bebé prematuro así que al principio me la extraía en la sala de lactancia habilitada para las mamás que estábamos en la UCI. Cuando mi hijo ya pudo mamar, me lo ponía al pecho cada tres horas, que era lo que me dejaban, y allí lo complementaban con un suplemento de leche artificial para prematuros", nos explica.
Por la noche, Cris no podía acceder a la UCI para estar con su bebé, pero a cambio no se separaba ni un minuto de él en todo el día. Los neonatólogos le explicaron que estaban empezando a implantar un método llamado "canguro", que estaba dando excelentes resultados en prematuros, así que esta mamá y su bebé fueron de los primeros en probar los beneficios del piel con piel.
"Desde el cuarto o quinto día que pudo salir de la incubadora, mi bebé y yo nos pasábamos todas las horas que podíamos haciendo piel con piel; hasta que al llegar la noche, la UCI cerraba y yo me tenía que marchar a casa", recuerda con un nudo en la garganta.
El día del alta: "No sentí miedo, sino una gran felicidad"
Tras 31 largos días de estancia hospitalaria, Andrés fue dado de alta. Sin duda se trató de un tiempo récord, teniendo en cuenta las semanas de gestación que tenía cuando nació y la edad corregida con la que abandonó el hospital: 33 semanas.
"El día en que me lo llevé a casa fui tremendamente feliz. No tenía miedo, porque necesitaba estar con mi hijo; mi cuerpo le llamaba a gritos. A partir de ese día podíamos empezar a disfrutar juntos y sin horarios, por fin"
"Recuerdo que nuestro neonátologo se emocionó cuando se despidió de nosotros. Cogió a mi hijo en brazos y le dijo: Andrés, qué valiente y qué grande eres. Ahora vete a casita con mamá y se feliz toda la vida. Nos acordaremos de ti siempre"
Cris recuerda aquella etapa de su vida con una mezcla de emoción y tristeza. Tanto ella como su pequeño Andrés fueron grandes luchadores y ambos lograron salir adelante apoyándose el uno en el otro. "Tengo claro que mi hijo vino al mundo para salvarme la vida. No se que hubiese sido de mí si él no hubiera nacido cuando lo hizo", recuerda Cris emocionada.
"Son más fuertes de lo que podemos llegar a imaginar"
En el Día Internacional del Prematuro, Cris siempre tiene palabras de ánimo hacia todas las familias que están viviendo actualmente esta situación.
"Sólo puedo mandar ánimos a las familias que tienen actualmente un bebé prematuro ingresado. Pasito a pasito se van ganando batallas. ¡Confiad en vuestros bebés, haced mucho piel con piel y habladles todo el tiempo!", recomienda.
Han pasado doce años de aquella vivencia y hoy Andrés es un niño precioso, sano, inteligente y lleno de bondad. Cris, se ha convertido en mamá de dos peques más y es también asesora de lactancia, por lo que conoce sobradamente los beneficios del piel con piel y la lactancia materna, especialmente de los prematuros.
Hoy, madre e hijo forman parte de una preciosa y feliz familia numerosa, dándonos a todos una lección de superación y lucha, y demostrándonos que la vida es para pelearla, para disfrutarla y para vivirla.
¡Ánimo a todos los bebés prematuros y a sus papás! ¡Sois grandes luchadores!
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