¿Perdiste algunas amigas cuando te convertiste en madre? No te angusties, no eres la única
Si hay algo que viene a voltear por completo nuestro mundo, es ser madre. Implica muchos cambios en nuestra vida, nuestra rutina y hasta nuestras amistades. Algunas amistades se refuerzan con la maternidad, mientras que otras las perdemos.
Quizás te preguntes: ¿Por qué ocurre esto? ¿El problema soy yo? No te angusties. Por más raro que parezca, esto es bastante común y aunque sin duda es algo que nos puede entristecer, hay aprendizajes que podemos tomar de esta experiencia.
¿Por qué perdemos amistades?
Hay muchas razones y momentos en la vida en los que podemos perder un amigo. Por lo regular esto ocurre cuando tiene lugar algún suceso o cambio grande en nuestra vida: entrar a una escuela nueva, mudarnos a otra ciudad, comenzar en un empleo nuevo o renunciar al que ya tenías.
En todos estos casos, nuestra rutina cambia y por lo tanto también nuestra disponibilidad e intereses. Lo mismo ocurre cuando somos madres. Son cambios que rompen con las actividades ordinarias que solíamos hacer. Conforme vamos creciendo tomamos caminos distintos y esto es parte de la maduración de cada persona.
Es triste perder un amigo, pero alguna vez leí que todas las personas que entran en nuestra vida lo hacen con un propósito. No quiero meterme mucho en pensamientos muy profundos pero creo que hay algo de razón en eso. Hay personas que conocemos porque en ese momento lo necesitábamos. Una vez que han cumplido su propósito, es momento de que cada quien tome su camino. No digo que todas las amistades deban terminar, pero las que lo hacen, no se van sin dejarnos alguna lección.
¿Y qué pasa cuando nos convertimos en madres?
Creo que cualquier mujer con hijos podría estar de acuerdo conmigo cuando digo que la maternidad te cambia la manera de pensar. Lo que antes de parecían cosas muy importantes, ahora han pasado a segundo plano con la llegada de un hijo. También puede pasar al revés, con cosas que antes no te importaban y ahora son esenciales para ti.
Con esto cambian nuestros intereses y también nuestros temas de conversación. Si antes hablábamos principalmente de moda, películas o el tema que nos gustara, ahora también nos interesa hablar de cosas relacionadas con la maternidad, como temas de crianza, lactancia, hitos de nuestros bebés, entre muchas cosas más.
Ojo, que no digo que ya no nos interesen los temas de antes, porque desde luego que ser mamá no nos hace dejar de ser mujeres y seguimos teniendo nuestros gustos e intereses propios. Sin embargo, en el caso de nuestras amigas que aún no son madres, sí que puede verse afectada la relación con la llegada de nuestros hijos.
Hay amistades que se adaptan a nuestro nuevo ritmo de madres y que incluso se vuelven un apoyo valioso, demostrándonos que la amistad entre mujeres sin hijos y mujeres con hijos es algo muy hermoso. Sin embargo, hay otras a las que quizás esos temas no les interesen en lo absoluto y poco a poco tomen su propio camino.
Y aunque nos duela, no debemos sentirnos agobiadas ni guardarles rencor. Nos puede causar tristeza, sí, pero como te comento, toda amistad que termina nos deja una lección. En mi caso, después de perder a varias amigas por haberme convertido en madre, aprendí a valorar aún más a las que siguen a mi lado hasta este día.
También existe la posibilidad de terminar la amistad con otras madres. Recuerdo que cuando mi hija tenía apenas unos meses leí un artículo que escribió una madre, en el que contaba con profundo dolor cómo había terminado la amistad con una amiga de ella que estuvo presente en los momentos más importantes de su vida. ¿La razón? Tenían opiniones opuestas en cuanto a la lactancia.
Al leer ese artículo como madre primeriza y sin amigas que fueran madres, me pareció completamente ridículo el motivo de su distanciamiento. ¿Qué no habría dado yo por tener un grupo de amigas con hijos? Pero ahora que tengo algunos años siendo madre, entiendo que el tener estilos de crianza distintos sí puede convertirse en un problema si no sabemos manejarlo con tolerancia y respeto.
Pero no todo son malas noticias. Conozco por ejemplo, el caso de una amiga bloguera que a pesar de tener una manera de crianza totalmente opuesta a otra amiga mamá, han sabido separar su amistad de su manera de criar y tienen una relación muy linda. Es algo que encuentro admirable y que me gustaría mucho ver en más madres.
Qué puedes hacer si pierdes alguna amiga
No soy consejera, ni psicóloga ni experta. Pero soy mujer y madre, y he pasado por esta situación. Mi primera recomendación sería que, si realmente te interesa y crees que vale la pena, intentes salvar la amistad.
En cambio, si notas que las cosas han cambiado bastante y realmente no tienen prácticamente nada en común, no tiene mucho caso ni sentido forzar las cosas o aferrarse al pasado. Podemos seguir conservando la amistad a distancia o cerrar ese ciclo y decirle adiós. Agradecerle a la persona por todo lo que nos dio, tomar las lecciones que nos deja y seguir adelante.
Recuerda que todos vamos madurando y creciendo como personas, unos antes que otros o de distinta manera. Quien sabe, quizás el día de mañana sus camino vuelvan a cruzarse y renazca la amistad. Y si no, lo mejor que podemos hacer es recordarles con cariño.
¿Perdiste alguna amiga cuando te convertiste en madre?
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