A principios de abril leí una noticia que he querido compartir con vosotros aunque hayan pasado varios días. Hace referencia a una sentencia de un Tribunal de Familia Australiano que ha debido imponer la vacunación de dos menores de 14 y 12 años. Sus progenitores están separados, y durante los trámites para decidir la custodia sobre los hijos, el padre tuvo que recurrir a la justicia ante la negativa sistemática de la madre a llevarles al médico para que les fueran administradas ciertas vacunas. Podéis imaginados que la madre está en contra de la inmunización, y en su caso particular, ha venido alegando que para sus hijos el riesgo de sufrir daños debido a las vacunas era elevado debido a varias alergias que sufren los niños, y a la convicción de que están relacionadas con el autismo. Aunque durante el proceso, un especialista en inmunología acreditó su buena salud, y la ausencia de alergias.
Parece que mientras la pareja se mantenía estable, el padre apoyaba la decisión de no vacunar, pero pasado el tiempo, ha debido intervenir alegando que sus hijos se estaban perdiendo diferentes actividades escolares y extra curriculares, debido a diferentes procesos infecciosos (con causa atribuida a la no vacunación). Para este hombre de 52 años es muy importante la socialización de sus hijos, hecho que le ha llevado a iniciar el proceso.
Aunque la madre tenía la orden de vacunar a los niños desde hace algún tiempo, ha estado retrasando su ejecución deliberadamente, y a favor ha manifestado que no se le ha permitido presentar pruebas médicas que demostraran que para sus hijos sería negativo recibir la vacunación ordenada. Pero a ella se le recrimina haber superpuesto sus propios intereses a los de sus hijos.
He leído que al padre se le ha concedido la custodia primaria, lo que ha motivado no sólo que los niños estén inmunizados, sino que hayan adoptado una dieta completa, porque también estaban siendo alimentados con una baja en salicilatos y aminas.
Mi intención con esta entrada es introducir un tema que deberemos ampliar próximamente, y que tiene relación con la llamada “custodia sanitaria compartida”. Esto ha motivado a diferentes administraciones autonómicas en España, a intervenir en favor de los padres o las madres que no tienen la custodia de sus hijos, y a los que sólo ven según el régimen de visitas acordado. Esto es porque se han dado casos de progenitores que se enteran de operaciones quirúrgicas o administración de medicación especial, a posteriori, y sin haber podido intervenir en la decisión.
Imagen | Olga Berrios Vía | SMH En Peques y Más | La reaparición de enfermedades que creíamos erradicadas debe poner sobre aviso a especialistas, ciudadanos y administraciones