Dice la OMS que atendiendo a los estudios y al tipo de atención al parto que las mujeres deben recibir, la tasa de cesáreas debería ser del 10%, a lo sumo el 15%. Esto quiere decir que solo una de cada diez mujeres debería salir del hospital explicando que le han practicado una cesárea, mientras las nueve restantes deberían decir que han tenido un parto vaginal.
Y sin embargo son muy pocos los hospitales que consiguen esas cifras, y en consecuencia muy pocos los países que se acercan. En España tenemos el caso de Euskadi, una comunidad autónoma que ronda el 15% de cesáreas. Como contrapartida, hay países como República Dominicana, con un 56% de cesáreas, o ciudades como esta de la que os hablo hoy, en Argentina, que tiene el dudoso honor de contar con una tasa de cesáreas del 70%.
Villa María, en la provincia de Córdoba
La ciudad en cuestión es Villa María, situada en el centro de la provincia de Córdoba, en Argentina, donde tal y como leemos en El Diario del Centro del País, las tasas de cesárea alcanzan niveles insultantes.
El propio Secretario de Salud de la ciudad, Humberto Jure, explica que la situación ha llegado a un punto fuera de lo común:
La cesárea es una práctica que habría que tratar de erradicar. Debemos ir poniendo arriba de la mesa por qué ocurre que embarazos que podrían terminar en parto normal terminan en cesárea. Sólo el 30% de los partos se da de manera normal, cuando debería ser al revés. Incluso un 30% de cesáreas ya sería mucho.
Unas cifras deplorables y denunciables
Según el mismo diario, cerca de la mitad de mujeres de Villa María no tiene obra social, y de ellas el 20% llega al parto sin haber hecho ningún tipo de control, teniendo un mayor riesgo de sufrir complicaciones. Sin embargo, esto no explicaría (para nada) una tasa de cesáreas tan elevada.
Según las cifras, solo 3 de cada 10 mujeres que acuden a un hospital a dar a luz consiguen tener un parto vaginal. De esto se deduce que 6 de cada 10 mujeres se llevan una cesárea que en realidad no necesitan.
Una atención así puede considerarse deplorable (en realidad aquí caben todos los adjetivos negativos posibles) y debería ser denunciada, porque se está abusando de una intervención quirúrgica mayor que sólo debería hacerse en los casos en que fuera realmente necesario.
Cuando en uno o varios hospitales hay más cesáreas que partos normales lo que se demuestra es que la calidad de la atención está muy lejos de llegar al mínimo exigible, y lo lógico sería comunicar a la población que no es seguro dar a luz en dichos centros, para que decidan si deben buscar otros centros en los que tener a sus bebés, o como mínimo para que puedan realizar las quejas y reclamaciones pertinentes.
Riesgos de la cesárea
Una cesárea es un asunto muy serio, porque tiene más complicaciones para la mujer y para el bebé que un parto normal. Los riesgos más habituales relacionados con esta intervención son:
- Infección de la vejiga o el útero, ya que se trata de una intervención quirúrgica con herida y rotura del útero, que deben cicatrizar.
- Lesión de las vías urinarias.
- Lesión al bebé (ya hemos visto aquí alguna herida hecha durante cesárea).
- Mayor riesgo de placenta previa en futuros embarazos.
- Mayor riesgo de placenta adherida en futuros embarazos (la placenta tiene problemas para separarse después del siguiente parto).
- Mayor riesgo de ruptura uterina.
- Mayor riesgo de hemorragia como consecuencia de las tres situaciones anteriores.
- Hemorragia por sangrado en la zona de la intervención.
- Que se produzcan coágulos de sangre que lleguen a las venas pélvicas o de las piernas.
- Infección de la herida.
En el resto de Argentina también saltan las alarmas
El caso de Villa María es flagrante, pero no es único. En el resto del país existe ya una "epidemia" de cesáreas, tal y como relató en junio Clarín al alertar de que ya se hacía cesárea en más del 30% de los partos, una cifra que va en aumento y que ya triplica lo recomendado por la OMS.
Esperemos que estas noticias hagan reflexionar a los profesionales de la salud de Argentina, así como a los de Villa María, y sobre todo que despierte la conciencia de los padres y madres, que tienen todo el derecho de exigir una atención sanitaria de calidad, y no una en la que se ponga deliberadamente en riesgo a la mujer y al bebé.
Fotos | iStock
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