El porteo es una manera maravillosa de llevar a nuestros hijos, y aporta múltiples beneficios, tanto para ellos como para nosotros. Pero el portabebé que usemos debe ser seguro y respetuoso para la fisiología y fisionomía de ambos, garantizando una postura adecuada para el niño y el adulto.
Hoy vamos a repasar los muchos beneficios que tiene el porteo ergonómico, qué posturas son las más indicadas y qué debemos tener en cuenta a la hora de elegir un portabebé o mochila.
Beneficios del porteo ergonómico para el bebé
Le ayuda a calmarse y a sentirse más seguro al estar en contacto directo con el pecho de su madre, su padre o el porteador que le lleve.
Esto contribuye a su correcto desarrollo cerebral, pues el cerebro del bebé se moldea en base a las experiencias vividas en los primeros años de vida. En este sentido, la crianza afectuosa, sentirse atendido, y responder a su necesidad de contacto repercute positivamente..
Los bebés necesitan calor, seguridad, confort, protección y amor. Todo esto lo encuentran cuando son tomados en brazos o porteados, de ahí que la mayoría de los bebés dejen de llorar y se duerman enseguida cuando los colocamos en el portabebé.
Mejora su desarrollo físico puesto que se respeta la postura natural de su espalda (arqueada en forma de 'C') que es la misma que tenía dentro del útero materno. También previene la plagiocefalia, al no estar continuamente tumbado sobre una superficie plana, y se favorece el correcto desarrollo de la cadera, ayudando a prevenir la displasia.
La posición erguida alivia los síntomas de reflujo, los gases y cólicos del lactante.
Beneficios del porteo ergonómico para el porteador
Cuando se portea delante o a la cadera, el porteo facilita la lactancia materna, ya que con un simple gesto el bebé puede tener acceso al pecho de mamá.
Al tiempo que se atiende al bebé, las manos quedan libres para hacer casi cualquier otra tarea, tanto fuera como dentro de casa. Algunos ejemplos son: comprar y cargar las bolsas, trabajar delante del ordenador, atender a otros niños (en caso de tener más hijos), realizar tareas domésticas, comer sin interrupciones, cocinar en frío, bañarnos en la piscina y el mar de forma más segura con nuestro bebé (utilizando portabebés acuáticos)...
Se fortalece el vínculo afectivo con el bebé.
Las necesidades del bebé pueden ser atendidas de manera inmediata, ya que al tenerlo pegado al pecho captaremos rápidamente señales de hambre o malestar, antes incluso de que llegue a llorar.
Portear delante, a la cadera o a la espalda
A la hora de portear a nuestro hijo de manera ergonómica podemos hacerlo de tres formas:
Porteo delantero (siempre mirando hacia nosotros): esta es una de las posiciones preferidas a la hora de portear, especialmente cuando porteamos a recién nacidos y bebés menores de 12 meses.
Porteo a la cadera: se trata de una posición en la que el peso del bebé se reparte de manera asimétrica en el porteador, por lo que su uso no se recomienda de manera prolongada, especialmente si no estamos acostumbrados a portear o porteamos a bebés o niños mayores. Hay portabebés que permiten esta posición desde el nacimiento, aunque otros deben utilizarse únicamente cuando el bebé sujete la cabeza por sí mismo.
Porteo a la espalda: al igual que el porteo delantero, esta posición permite repartir el peso del niño de manera equitativa entre los dos hombros, espalda y cadera. Debemos empezar a portear a la espalda en el momento en que la altura del bebé al llevarle delante obstaculice nuestro campo de visión, aunque también podemos hacerlo antes si así lo deseamos.
Cuál es el portabebé más recomendable
Siempre que sea ergonómico, no existe el portabebé ideal, por lo que a la hora de elegir uno es recomendable acudir a una tienda especializada en porteo donde puedan estudiar nuestras características y necesidades concretas para aconsejarnos el portabebés que mejor se adapte a nosotros y nuestro ritmo de vida.
Además, algunos pueden requerir de una asesoría personalizada para aprender a utilizarlos.
Cómo saber si un portabebé es ergonómico
En lo que debemos fijarnos a la hora de elegir un portabebé ergonómico es que cumpla los siguientes requisitos:
- El niño debe ir siempre mirando hacia el porteador y nunca hacia fuera. En este sentido, si el portabebé o mochila nos ofrece la opción de colocar a nuestro bebé mirando hacia el exterior, no estaremos ante un portabebé ergonómico.
Portear al bebé mirando hacia dentro no solo le permite mantener la postura natural de su espalda en forma de 'C', sino que permite establecer contacto visual entre porteador-bebé (aportándole seguridad) y cobijarse en el pecho del porteador cuando tiene sueño o necesite sentirse seguro.
Las piernas del bebé deben ir colocadas en forma de 'M', es decir, el portabebé tiene que sujetar todo el culete y las piernas hasta la altura de las rodillas, evitando la sujeción desde la ingle, que además de hacerle daño, hace que las piernas queden colgando.
La mochila o portabebé debe ofrecer la posibilidad de sujetar la cabecita del bebé, para que esta no cuelgue si el niño se queda dormido.
A la hora de colocarnos a nuestro hijo en el portabebé, deberemos poder darle un beso simplemente con agachar nuestra cabeza, en el caso de que porteemos delante.
Los portabebés y mochilas ergonómicas deben adaptarse al bebé como si de un guante se tratara, sin contrafuertes, cremalleras, broches o estructuras rígidas que toquen su cuerpo y puedan incomodarle o dificultar su posición natural.
Para el porteador, la mochila o portabebé debe respetar su fisionomía y no llevar broches, soportes o correas que se claven en la espalda, hombros o zona lumbar. Además, podrá ponerse y quitarse el portabebé sin ayuda, así como ajustar los tirantes y correas con independencia de su fisionomía y altura.
Si vamos a portear a un recién nacido o un bebé, podemos optar por camisetas de porteo, portabebés ligeros confeccionados con tejidos suaves y delicados que protejan su piel, o por mochilas ergonómicas, algunas de las cuales se pueden utilizar incluso desde el nacimiento.
Para portear a niños por encima de los dos años debemos fijarnos en la resistencia del portabebé y en que ofrezca un correcto soporte para su fisionomía. Así, por ejemplo, las bandoleras de anillas, los fulares tejidos gruesos, los mei tai o las mochilas ergonómicas de panel amplio y estribos para apoyar los pies, se convierten en grandes alternativas.
Mención aparte merece el porteo en verano o en los meses más calurosos, en los de que deberemos tener una especial precaución y optar por portabebés de fibras naturales que ayuden a transpirar mejor y eviten el exceso de sudoración.
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