Cuando de pequeña vi Dumbo, recuerdo la tristeza que sentí ver al pequeño elefantito llorando mientras su mamá lo mecía con su trompa a través de las rejas de una celda; y ni contar la muerte de la madre de Bambi asesinada a manos de un cazador.
En aquella época los psicólogos no ponían el grito al cielo como cuando muere el padre de Bimba en el Rey León. No subestimaban tanto la capacidad de los niños ante la adversidad.
A mis seis años Tarzán era simplemente el hombre mono, no el símbolo del colonialismo.
Bueno, y a que viene todo esto…
Lo digo porque he leído un artículo el cual analiza y lleva a la conclusión de que los protagonistas de las películas de Disney provienen de familias no tradicionales. Esta vez no hay nada malo en ello, no tiene un “efecto devastador” en la psique infantil. A mi me ha llamado la atención porque nunca antes lo había pensado.
Aquí una muestra de ello:
Aladdin: huérfano y nómada; comete pequeños crímenes para obtener alimento y abrigo. Annie: huérfana adoptada por un padre rico. Los Aristogatos: (Marie, Berlioz y Toulouse) tres gatitos criados por una madre soltera. Bambi: huérfano. La Bella y la Bestia: (Belle): huérfana de madre, criada por su padre. Cenicienta: de madre muerta, criada por la madrastra abusiva y el padre ausente. Dumbo: levantado por una madre presionada. Hércules: hijo de dioses, adoptado por los seres humanos Lilo y Stich: huérfanos, criados por la hermana mayor. Nemo: huérfano de madre, criado por el padre sobreprotector. Pinocho: juguete de madera adoptado por Gepetto La bella durmiente: sus padres transfirieron la custodia a 3 hadas. Blanca Nieves: madre muerta, criada por la madrastra abusiva y el padre ausente.
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