Babero tras babero, pañuelo tras pañuelo, pero ese hilillo de saliva siempre aparece asomando por la comisura de la boquita, colgando y empapando la ropa del bebé. Alrededor de los dos meses el bebé empieza a babear en exceso y lo mismo sucede cuando empieza la dentición.
El babeo o exceso de saliva es normal en los bebés y se debe fundamentalmente a que los pequeños no saben tragar la saliva a menudo, que entonces le sale de la boca mojando todo lo que tenga alrededor.
Por eso, ponerle un babero y cambiárselo a menudo (además de llevar baberos de recambio si salimos de casa) es la "solución", no para que deje de babear, sino para que el pechito no se le moje.
Esto es especialmente importante cuando hace frío, ya que llevar la ropa mojada y fría en contacto con su cuerpo le va a resultar molesto y corre el riesgo de enfriarse.
También procuraremos que tenga la zona de alrededor de la boca seca para evitar irritación. Y si usa chupete, que este tenga algún sistema (normalmente un par de agujeritos) para dejar pasar la saliva. Que no se produzca irritación suele ser complicado en las épocas de máxima salivación, como en la dentición.
Podemos pensar, ¿por qué se le sale la saliva y no la leche? Esto es así porque en realidad sí sabe tragar pero no lo hace frecuentemente, a no ser que se introduzca el alimento en la boca.
El sistema de deglución es distinto al que utilizan cuando toman la leche: para alimentarse, el esfuerzo con los músculos de la boca para succionar va seguido de la deglución automáticamente. Pero una saliva que se produce en la boca si darse cuenta, permanece en la boca hasta que rebosa.
Y mientras que los recién nacidos apenas producen saliva (por eso no babean tanto) con el paso de los meses la producción aumenta y además empieza la etapa de chupar y morderlo todo, con el consiguiente aumento de saliva que se desborda.
¿Cuándo preocuparme por el babeo?
El babeo en bebés y niños pequeños puede empeorar con los resfriados y alergias, pero si notamos que su producción de saliva es excesiva (sialosis) deberemos consultar al pediatra u odontólogo por si hubiera alguna infección u otra afección que provocara el babeo excesivo.
Si el babeo se alarga en el tiempo, puede ser signo de algún problema del sistema nervioso que dificulte la deglución. Por ello conviene consultar al médico en los casos siguientes:
- Si no se ha diagnosticado la causa del babeo prolongado.
- Si nos preocupa que puedan producirse náuseas o ahogamiento.
- Si el niño tiene fiebre, dificultad respiratoria o mantiene la cabeza en una posición extraña.
En definitiva, el babeo en los bebés es normal porque aún no tragan tan a menudo como cuando crecen. Es simplemente que el reflejo de deglución está bastante inmaduro y no debes preocuparte mas que si se alarga en el tiempo. Sobre todo, procura mantener al bebé seco en la medida de lo posible.
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