En Disney deben estar que trinan. Hace unos días se declaró Disneyland como el origen del brote de sarampión de California, que afecta ya a más de 100 personas (121 para ser exactos), y estos días acaba de hacerse público que la escuela infantil de PIXAR, empresa propiedad de Disney, tiene las tasas de vacunación más bajas de Silicon Valley.
Como imagino que sabréis, Silicon Valley es la cuna del futuro. El lugar donde residen y trabajan las mentes más inteligentes y/o creativas del momento, relacionadas sobre todo con el mundo de la informática y las comunicaciones. Allí está Apple, IBM, Intel, Google, Facebook, eBay, Twitter, Yahoo y un largo etcétera. Pues bien, en Wired se han dedicado a investigar los porcentajes de vacunación de las escuelas infantiles de dichas empresas y los resultados han sido un poco sorprendentes.
En muchas no se consigue el porcentaje de vacunación mínimo
Supongo que conoceréis qué es la inmunidad de grupo (aquí lo explicamos hace unos días). Es la protección que aparece de la población cuando un porcentaje elevado de sujetos están vacunados contra un virus determinado. Es decir, para que una población esté protegida de un virus y sea prácticamente imposible que se produzca un brote no hace falta que todos, que el 100% de las personas, estén vacunados. Basta con llegar a un porcentaje determinado para que el brote sea prácticamente imposible (si la mayoría están vacunados, aunque una persona se contagie, las probabilidades de que se produzcan más contagios son mínimas).
En el caso del sarampión, el porcentaje de vacunación necesario para que se produzca la inmunidad de grupo es del 92%. Pues bien, seis de las 12 escuelas infantiles analizadas están por debajo y en tres casos ni siquiera llegan al 70%, como veis en la siguiente imagen.
En lo que refiere a vacunación total, a niños con las vacunas al día, PIXAR se lleva al premio a las tasas de vacunación más bajas, quedándose en un mísero 43%. Cisco, Google e IBM no pueden tampoco decir que lo tengan todo muy controlado.
Ojo, los datos podrían estar desactualizados
Al parecer, una vez se ha contactado con algunas de las empresas (PIXAR, al parecer, no responde), se ha constatado que los datos podrían no ser reales. Los niños no se vacunan allí, sino en los centros de salud, así que los padres son los que tienen la obligación de, una vez vacunados, entregar en las escuelas infantiles una copia actualizada del carnet de vacunas para que los datos sean recientes. Como esto a veces se tarda en hacer un tiempo, es posible que los datos, en realidad, sean algo mejores.
De todas maneras, esta falta de actualización debería afectar por igual (más o menos) a todas las empresas, y algunas de ellas tienen porcentajes de vacunación muy altos en comparación a otras.
Las personas con niveles socioeconómicos elevados tienden a vacunar menos
Estos días, como consecuencia del brote de California, se está estudiando mucho el movimiento antivacunas, en gran parte, para tratar de entenderlo. Una de las características que parece hallarse es que suelen ser padres con un nivel socioeconómico relativamente elevado, o superior a la media.
Si lo pensamos un poco, tiene sentido, pues son personas con un mejor acceso a los sistemas de salud, quizás más alejados de la enfermedad que las personas de otros estratos sociales (a peores condiciones de vivienda, educación y peores hábitos, peor salud) que, en consecuencia, le pierden un poco el miedo a las enfermedades y se ven lo suficientemente saludables y valientes como para atreverse a hacerlo de otra manera. Además, como trabajadores de grandes multinacionales, son probablemente conocedores de cómo se comporta una gran empresa, incluso las que trabajan en el mundo de la salud, como las farmacéuticas, que a veces son auténticos monstruos.
Obviamente, no estoy diciendo que las vacunas sean malas porque las fabrican empresas que a veces se comportan de manera poco ética. Solo digo que, cuando conoces mejor ese mundo, puedes llegar a pensar que hay un interés oculto en inocular algo que en realidad no hace nada, a pesar de que las vacunas son en realidad bastante económicas en comparación al gasto que cada persona llega a hacer en una farmacia a lo largo de la vida y a pesar de que ya se ha demostrado que las vacunas infantiles no hacen más que salvar vidas.
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