Hablábamos ayer de lo dañino que puede ser el chantaje hacia los niños y, siguiendo con nuestro objetivo de convertirnos de verdad en buenos padres, quiero hoy mencionar que debemos evitar la censura y la humillación cuando queramos motivar a los niños o señalarles comportamientos que deberían mejorar.
Os recomiendo repasar los temas que hemos ido abordando a lo largo de nuestro Curso de Maternidad y Paternidad pues en muchos de ellos precisamente os ofrecemos estrategias para ser buenos padres.
Los buenos padres no censuran
Una cosa es señalarle a tu hijo las cosas en las que puede mejorar, ayudándole a conseguirlo, y otra muy distinta decirle que es un torpe, un inútil o que nunca va a poder valerse sin tu ayuda.
Censurar no es una buena manera de animarlo, lo que hace es hundirlo en la miseria y dañar su autoestima. Las críticas, con los niños, siempre hieren, sobre todo si van acompañadas de frases destructivas o comparaciones odiosas.
Los buenos padres no humillan
Muy doloroso también es cuando los padres hacen esos comentarios en público, hacia otras personas, sean adultos o amigos de sus hijos. Los aislan, hacen que los demás los vean empequeñecidos y se sientan humillados.
A veces los padres, quizá con buena intención, quizá irreflexibamente, comentan los errores de sus hijos con otras personas, hablando como si el niño no estuviera presente. Cuentan sus intimidades, sus miedos, las peleas familiares y eso les hace sentir como si sus sentimientos no importaran y terminan, incluso, creyendo que no merecen respeto por parte de sus padres, y, por tanto, de nadie. Es fundamental trabajar nuestra empatía para ayudar a que nuestros hijos desarrollen una correcta autoestima.
Algunos ejemplos de frases que no hay que decir son: aprende de tu hermano, lo digo yo y punto o me vas a volver loco.
Antes de hacer eso, mordéos la lengua. Herir no es amar, ni sirve para darles ánimos, sino para hacer que sientan que los despreciáis y ni tan siquiera los queréis como para no contárselo a cualquiera.
Si queréis desahogaros por preocupaciones por vuestros hijos, elegir muy bien con quien lo hacéis y las palabras que usáis, y reflexionad si es vuestra actitud o falta de confianza lo que precisamente hace que vuestros hijos cometan errores. Y sobre todo usad una comunicación positiva para comunicaros con vuestros hijos , pues ese es el camino para ser buenos padres y no el de la humillación o la censura.
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